Capítulo 58. Estabas celosa.

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Maratón 3/3

Habían pasado tres días y ella seguía dormida. Rubén estaba un poco más tranquilo. El doctor nos dijo que no era nada grave y que posiblemente en unos días más ella despertaría. Fuimos a verla a diario. 

-Sabes que tengo que volver para la semana que viene. - Le dije a Rubén.

-Lo sé... tus clases de dibujo.

-Sí, ha vuelto la profesora de su embarazo, y no puedo faltar

-Si la pequeña no despierta tendrás que volver sola.

-¿Qué? eso no lo habíamos hablado. - Contesté.

-_____... es mi hermana.

Yo no quería tener que volver sola. Llevaba un par de semanas sin ir a clases, la profesora estaba embarazada, y al parecer aún no tenían ninguna sustituta, pero volvía la semana siguiente. Yo no quería perderme ni una clase, es bastante difícil entrar en esa escuela como para faltar. Pero... tenía que estar con Rubén. 

-Iré a vestirme y volvemos al hospital. - Le dije.

-Vale.

Me levanté y saqué ropa de la maleta. Me vestí allí sin más, unos jeans, unas botas marrones y un jersey del mismo color que las botas. Me recogí el pelo en lo alto de mi cabeza.

-Ya estoy. - Dije al acabar.

-Vale, vamos.

Me tomó de la mano y salimos de la casa. El hospital estaba cerca de la casa, no teníamos que caminar mucho. Los últimos días estábamos bastante distantes, aunque era comprensible. Yo no me alejaba de él tan solo para ir al baño y para ducharme.

*****

Estaba sentada mirando por la enorme ventana del hospital. Fuera estaba todo oscuro, se veían tan solo las luces de las casas. Volver a un hospital me traía recuerdos. Pensé en mi noche de borrachera, o en mis días de depresión.

-_____, iré al baño. - Rubén se levantó y se dirigió al baño.

Me acerqué a la cama de la pequeña Claudia. 

-Tienes que despertarte. - Le dije mientras le acariciaba el pelo. - Tienes que hacerlo por tu hermano. Todos lo están pasando muy mal.

Y juro que lo que pasó a continuación me dejó marcada por el resto de mi vida. No se si fue por mis palabras, o simplemente fue una coincidencia, pero, esos ojos marrones verdosos, que tanto se parecían a los de Rubén, me miraban fijamente.

-¿_____? - Preguntó la pequeña con voz ronca.

-¡Claudia! - Sonreí al verla.

La abracé con cuidado, ya que ella apenas tenía fuerzas para hablar. 

Rubén apareció por la puerta mientras se rascaba la nuca. Nos miró y sus ojos se iluminaron. Se acercó rápidamente, tanto que no me dio tiempo ni a verle. Abrazó a Claudia mientras ella soltaba pequeños gruñidos, aún estaba débil.

-¿Qué? ¿Cómo-cómo ha pasado esto? - Preguntó él.

-No lo sé, se despertó y punto. 

-¿Se despertó y punto? llevamos viniendo al hospital casi una semana.

-Lo sé. Supongo que le caigo mejor que tú. - Le guiñé un ojo en forma de burla.

-Será eso... - Contestó sonríendo.

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Where stories live. Discover now