37° Bajo cualquier circunstancia

Start from the beginning
                                    

Nuestras miradas se encuentran y permanecemos estáticos varios segundos. Sé que él está evitando el tema y yo no sé ni cómo abordarlo; No obstante, ambos sabemos cuál es el elefante de la sala y no podemos ignorarlo.

—Me ocultaste no solo el tema de mi madre, sino que hay una posibilidad de que Henry sea mi padre.

—No es tu padre. —Tenía su respuesta preparada y la suelta sin más.

—¿Cómo lo sabes?

—Lo sé, por eso no le di importancia. No eres mi hermana, tu madre no le hubiera negado la paternidad a mi padre tantos años.

—¡Tú qué sabes, no la conocías! —le grito, odio que saque conclusiones, que crea saber algo sobre mi madre cuando en realidad no sabe nada.

Mis manos tiemblan y el resto de mi cuerpo empieza a temblar también. Ya no me animo a mirarlo. El recuerdo de todas las cosas que hicimos sin saber que era prohibido me atacan en este momento, burlándose de todo lo que creía real.

Matías me observa con compasión y hace el ademán de abrazarme. Faltando solo un escaso centímetro para que su pecho se encuentre con el mío, pongo las manos, apartándolo.

—¡Mierda no me digas que vas a estar con esto! —grita en respuesta a mi rechazo. Nervioso se pasa las manos por su corto cabello, buscando de dónde agarrarlo.

—Necesitamos poner esto en orden. No podemos seguir como si nada hasta no saber con certeza que no somos hermanos. Voy a pedirle a Henry una prueba de ADN.

—¡No! ¡No necesitamos nada! Las cosas no tienen por qué cambiar. Perdóname por no decirte lo de tu madre. Mi padre me hizo jurar que no lo hiciera y yo tampoco quería contarte algo que solo iba a lastimarte. Olvidémonos de todo este asunto. Por favor. —Intenta un nuevo acercamiento, esta vez para tomar mis manos; yo no puedo sentir el roce de su piel sin pensar que es incorrecto.

—Necesitamos estar seguros. —Me abrazo a mí misma resguardándome de cualquier intento de contacto físico por su parte. Él se balancea de izquierda a derecha, no sabe cómo acomodar sus manos ni de qué forma acercárseme.

—Un papel no va a cambiar las cosas entre nosotros.

—Sabes que sí, por eso no quieres saber el resultado. Si es positivo nuestra relación no puede ser la misma.

—No quiero que tú lo sepas, porque si es positivo vas a estar con estas pajas mentales.

—¡No son pajas mentales Matías! —Cuando se pone tan terco me recuerda lo mucho que me desesperaba cuando lo conocí. Todavía se niega a poner los pies en la realidad. Ya sea por miedo o inmadurez, hasta en un momento como éste prefiere ver las cosas a su manera, creando una fantasía que él mismo se cree.

—Claro que lo son. Supongamos que sí somos medios hermanos, ¿cuál sería el problema? —me desafía con su pregunta.

—Es estúpido que tenga que explicarte el problema.

—No, no lo es. ¿Qué te preocupa? ¿que tengamos hijos deformes? ¿o lo que la gente vaya a decir? Eso se soluciona no teniendo hijos y no diciéndoselo a nadie. El hecho que vengamos del esperma del mismo sujeto no va a cambiar la forma en que me siento por ti y créeme que no te quiero como a una hermanita. El único problema aquí es que tú no sientes por mí lo que yo siento por ti.

—No es eso Matías, ¡yo también te amo! —¡Lo dije!, no puedo creer que por fin lo haya dicho y en el peor momento posible. Es algo que simplemente me nació sin pensarlo.

—Me amas, pero no en cualquier circunstancia. Y para mí no es suficiente. —Con un gesto de profunda decepción me da la espada y baja por las escaleras.

Por tu amor al ArteWhere stories live. Discover now