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Lucy no tenía elección, si quería tomar esa misión ella tenía que enseñarle a Natsu cómo bailar.
— De acuerdo Natsu, dame tus manos —el tono dulce de voz que la rubia había empleado para pedirle a su compañero de equipo sus manos fue tan tranquilo que el pelirosa no dudó ni un segundo en hacerlo.
Después de explicarle lo básico Lucy colocó música en una lacrima y empezaron a bailar, Natsu no apartaba la mirada del suelo tratando de no pisar a su pareja de baile, sin embargo, eso no evitó que lo hiciera en varias ocasiones. Algunos miembros salieron curiosos por el ruido entre ellos Erza quien al ver la escena decidió tomar el asunto en sus propias manos.
— ¡Natsu, tu postura está totalmente equivocada! ¡Tienes que estar derecho! Ahora dame tus manos y te mostraré cómo se hace, no me llaman el demonio de la danza sin ninguna razón —la maga de re-equipamiento a diferencia de Lucy había usado un tono de voz severo.
Así es como Natsu terminó bailando con Erza, que en ese momento realmente parecía un demonio haciendo girar a Natsu quién empezó a sentir náuseas. Cada vez más personas salían para ver que estaba pasando en la entrada del gremio.
Pronto se formaron parejas como Wendy y Romeo, Charles y Happy, Gray y Juvia, Gajeel y Levy, Hisume y Kyoko. Otros, sin embargo, tenían planes distintos, Juniper por ejemplo, se divertía dando vueltas alrededor de Caleb y Magnus al ritmo de la música, claro que ellos aprovechaban cuando esta se acercaba lo suficiente para bailar con ella lanzándole una mirada victoriosa al contrario antes de soltarla y dejarla seguir con los giros; Macao y Wakaba discutían por quien bailaría primero con Mirajane mientras ella conversaba con Galatea y Clasmantina sin tomar en cuenta a los hombres.
Todos estaban con una pareja y ella estaba de pie sola o eso sentía hasta que alguien se colocó a su lado, miró a su lado y no pudo evitar exclamar de sorpresa cuando se dio cuenta de que se trataba del nieto del maestro.
Laxus se había mantenido lejos observando a la maga celestial por un tiempo, era una nueva miembro en el gremio y quería ver de qué estaba hecha, sin embargo, él simplemente no podía apartar la vista. Aquella rubia lo había cautivado.
Laxus se aclaró la garganta y le tendió la mano derecha mientras mantenía la izquierda tras su espalda.
— Señorita, ¿me permite esta pieza? —preguntó con una sonrisa.
Lucy se sorprendió, por decir lo menos. Ver a Laxus, voluntariamente, en la misma zona que el resto de los miembros del gremio fue una sorpresa por su cuenta, pero que le pidiera que bailara con ella fue lo que más le sorprendió.
Todavía ligeramente sorprendida, ella puso su mano sobre la del rubio. Él cerró la mano alrededor de la suya y comenzó a guiarla hacia la improvisada pista de baile donde todos bailaban.
