Capítulo 10:I

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Estaba bailando con Eric mientras Mauro bailaba con su madre.

Él se veía felíz y eso me tenía muy contenta.

Quien no estaba muy felíz era Eric.

—¿Es felíz en su matrimonio tu amiga?-- preguntó Eric mientras bailábamos.

Quería parecer desinteresado, pero fallaba.

—¿De dónde la conoces?-- pregunté curiosa y él me miró triste.

—Ella... Ella era mi novia—abrí los ojos como platos.

—¿Novia?- pregunté otra vez. Estaba sorprendida. Ella nunca me lo mencionó, pero tampoco se habían visto.

—Sí, éramos felices y nos queríamos, pero en ese tiempo la fiesta y las mujeres eran mucha tentación, una tentación en la que caí, ella me descubrió y al enterarse, intentó darme una oportunidad, pero mis celos la agobiaron porque me di cuenta de que no era el único que la veía. Me daba miedo que me dejara por otro- lo vi a los ojos y vi la tristeza y nostalgia. El anhelo.

Observé a mi amiga y la vi sonriendo mientras actualizaba el estado de su Whatsapp y hacía un recorrido con su móvil. Estaba grabando y tenía a su pequeña en brazos. Llegó el momento en el que me enfocó y yo saludé.

—Sí, ellos son felices. Antuan la adora- el bufó.

—Es un celoso controlador- se quejó-. Yo también lo fui, cosa que ella no toleró- sonrió.

—Tienen una hija, son una familia- le recordé, pero él no apartaba la mirada de ella.

--Yo lo sé y es buena cosa que a mi me encanten los bebés- no.

No,no,no.

Eso sí que no. Eric tenía en la cara esa determinación y tenía miedo de que todo esto terminara mal y con lo celoso que es Antuan más.

— Ella es felíz, tú felicidad debería ser la de quien amas— él negó con la cabeza.

—Grenda va a regresar conmigo—declaró.

Volví a ver a mi amiga y ella estaba bailando con mi mi hija y la suya.

Sonreí ante ese gesto de ella y miré fijamente a Eric después de escuchar su declaración —. Por favor no digas locuras— pedí deteniéndome.

—No es una locura, ella está felíz con su esposo y él la adora, ya pasó tu tiempo— le recordé.

—Yo la amo— negué con la cabeza y sonreí con tristeza al ver quien llegaba a la recepción en ese momento.

Antuan.

—Pero ella no a ti— ambos observamos cuando el esposo de mi amiga se acercó y la abrazó por detrás. La sonrisa y felicidad en su rostro eran genuinas, cosa que nadie podía negar.

En ese momento, Eric dejó de bailar y me tomó de la mano. Mauro se acercó a nosotros cuando su primo le hizo una seña con su cabeza y Eric se alejó después de eso.

Su mueca de enfado era obvia y sé que no sólo yo y Mauro lo notamos, sino que todos los invitados.

Negué con la cabeza y me abracé a mí ahora esposo.

—¿Cómo lo está pasando, Sra. Barbosa?— preguntó.

—Muy bien, gracias por todo— besé sus labios levemente—. Me sorprende, aunque no sé si tu madre esté muy contenta con todo esto. Ella quería organizarla— él se encogió de hombros.

— Ella sabe que conmigo las cosas no funcionan a su manera, pero no te preocupes... ya se le pasará— sonreí.

Hablando con mi ahora suegra, me comentó que muchas de sus amigas y conocidos se iban a sentir excluidos al no ser invitados a la boda de su hijo.

Mauro me guió por toda la pista, bailando una canción de su cantante favorito. Luis Miguel. No sé tú.

Mientras bailamos me canta quedo en el oído y no puedo evitar suspirar de lo enamorada que estoy.

No había sido tan feliz como lo soy ahora. Rodeada de la gente que amo y me ama. De mi familia y con una fuerza y felicidad interior que es lo que me ha ayudado a ser mejor cada día.

Sonreí. Todo era perfecto.

🎆🎆🎆🎆🎆

Por fin lo había terminado... otro retrato de ella, de mi amada.

No me gustaba estar lejos de ella, odiaba estar lejos de ella y odiaba más saber que a quien tanto luché por eliminar de mi camimo, aún seguía con vida.

Su hija.

Una hija que debería ser nuestra. O mejor no. No toleraría que alguien me robara su atención.

Amelia es mía como yo también lo soy de ella.

Acaricié su rostro plasmado en el papel. Ella era tan hermosa. Tan perfecta. Mi pequeña.

Sonreí. Ya faltaba poco para salir de aquí e ir por mi mujer. Mi Amelia.

—Oye enfermo... — los ignoré. Me llamaban así desde que entré y se enteraron de la razón. Había pasado por mucho desde que me trajeron aquí, pero nada de eso me importaba. Sólo me importaba ella. Mi Amelia.

—Amelia, Amelia— repetí su nombre una y otra vez.

—Te estoy hablando... — me empujaron del hombro, pero seguí mirando al amor de mi vida—. Ya te toca...— escuché el susurro de la ropa abandonar su cuerpo y luché para mantener las lágrimas en su lugar. Respiré profundamente y apreté mis manos en puños, luego de dejar el dibujo debajo de mi almohada—Ya sabes cuál es el procedimiento, Paulo. De rodillas— ordenó Marcus.

—Pronto estaremos juntos, Amelia— susurré.

Esto no duraría mucho.

Pronto estaría fuera y recuperaría lo que me pertenecía, a mi pequeña, mi Amelia.

🎆🎆🎆🎆🎆🎆

Estoy muy felíz de estar de regreso y a la vez muy triste al ver que no hay la misma cantidad de lectores que antes, pero todo sea por proteger la historia. Gracias por seguirme, por comentarme. Es lo que me da fuerzas.

Ya esto se está acabando y estoy pensando en subir pronto Serie Real: Efraín.

Gracias por su apoyo. Besos😘😘😘


Serie Inocente #3: Inocencia Oculta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora