Capítulo 1:II

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Llegué a casa luego de salir del hospital. Mi tobillo se había torcido y ahora estaba muy linda con el pie inmovilizado. Gracias a Dios podía caminar.

No quería que André se molestara más conmigo.

Me sorprendió no ver a mi padre en casa, pero supuse que habría salido para algo.

Decidí ir al baño y quitarme toda la ropa mojada. No sé cómo rayos me bañé, pero lo hice aún con el pie inmovilizado.

Me lavé el cabello en el lavabo del área de lavado porque siempre me había dado frío hacerlo en la ducha.

Una vez lista, me hice un chocolate caliente y me tomé unos analgésicos.

Me acurruqué en el sofá y encendí la televisión.

******

Me desperté y estaba en mi habitación, lo más probable es que mi padre me haya subido.

Estaba muy cansada y sentía mucho frío.

Toqué mi cuello y solté un improperio.

Tenía fiebre.

-Hola... ¿cómo te fue con la pequeña? - preguntó mi padre entrando a la habitación.

-Me fue bien- contesté con voz raspoza y la nariz congestionada.

-¿Por qué te mojaste?- acercó su mano a mi frente y dudó. Acerqué mi frente a su mano y él negó-. Tienes fiebre- lo vi caminar hasta el baño de mi habitación y regresar segundos después con un termómetro en su mano-. Debiste esperar a que pasara el torrencial en la casa de André- negué con la cabeza.

-André se enfadó conmigo y me echó de su casa sin importarle que estuviera lloviendo- vi como su rostro pasaba de la preocupación a la furia.

-Ese hijo de...- respiró profundamente-. ¿Por qué?

-No quise tener sexo con él y le dije que su toque me enferma- me abracé a mi misma-. Cuando él me tocaba, recordé un fragmento de lo que pasó con Paulo... - gracias a Dios ese hombre estaba en la cárcel.

-No pasa día que no me arrepienta por presentarte a Paulo. Ese tipo nunca me dio buena impresión y que siempre se metiera contigo para molestarte, no me reveló sus verdaderas intenciones. - negué. Él ni yo, imaginamos jamás que él estuviera tan mal.

-Quiero tratar de olvidar y voy a ir a terapia- él sonrió.

Colocó el termómetro bajo mi brazo y esperamos.

-Es lo mejor- se puso de pie-. Preparé un rico caldo de pollo y para que no tengas que bajar, cenaremos aquí- asentí.

Me quedé sola unos minutos y entonces recordé a mi ángel.

No podía olvidar esos ojos que ahora que me ponía a analizar parecían una combinación de color miel y verde.

También su sonrisa tan linda.

-¿Y esa sonrisa?- preguntó mi padre regresando a la habitación. Con nuestra comida-. ¡No! ¿qué rayos te pasó en el pie?

Me reí un poco por su cara.

-Yo paré un taxi y un hombre me empujó y lo robó, perdí el equilibrio, pisé mal y...- suspiré.

Mi padre me miró atentamente.

-¿Y qué? - preguntó curioso mientras tomábamos el caldo.

-Él me sostuvo y te juro que no me sentí más segura antes de estar entre sus brazos. Ni siquiera con André- lo miré a los ojos y los de él estaban cristalizados. Sonreía-. Me sentí tan tranquila y en paz... - negué con la cabeza.

Serie Inocente #3: Inocencia Oculta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora