Capítulo 137: Lo bueno dentro de lo malo

545 16 27
                                    

  ¡Bonita madrugada! Ya saben, yo y mi mal hábito de actualizar en la madrugada. Pero ya deben de estar acostumbradas C: Y dejando eso a un lado, espero que disfruten del capítulo. Ha sido corto, pero se divertirán al ver cómo uno a uno van cayendo en la simpatía de Byron XD ¡Nos leemos hasta la próxima! 

*-*-*-*-*

Esa resultaba ser la quinta joyería que visitaron en menos de media hora. Indudablemente alguien se sentía lo suficientemente culpable para no gustarle lo que llegaba hasta sus manos que prefería seguir buscando y hallar algo que le convenciera.

Esos tres viejos amigos suyos solamente suspiraban al verlo curiosear el contenido que había tras las vitrinas mientras una amable trabajadora le mostraba algunas piezas.

—Es lindo que se esfuerce tanto, pero tiene un gusto espantoso para la joyería y accesorios. No va a gustarle a Kiyoe —con la confianza que Zabeck le tenía a Taiga, era preferible que le odiara.

—La intención es lo que cuenta, Hadrien. Y él se está esforzando mucho por encontrar algo que le guste a su novia.

—Cabe mencionar que se le olvidó su cumpleaños y ahora está desesperado por corregir el fallo, porque teme que lo golpee. Y eso no sería grave si no se conocieran de años atrás —expresó Marko, cruzado de brazos.

—¿Qué les parece esto? —Kagami había llevado hasta esos chicos lo que sin duda era una gargantilla.

—Siendo sinceros, tienes muy mal gusto. Algo como eso me deprimiría si me lo obsequiaran —el alemán y sus altas exigencias que cabreaban a ese prodigioso saltador.

—¡Maldito!

—No se peleen, otra vez. No quiero que me vuelva a vetar de otra tienda...—pedía el italiano a ese par que ya estaban que echaban chispas.

—¿Y si le regalas este bonito dije?

Lo que Leo tenía en las manos era una verdadera exquisitez. Nada como un dije de zafiro rosa con un impecable corte en gota con un tramado precioso hecho de oro puro; eso aunado a su delgada cadena, le daba el toque final.

—Olvidaba el buen gusto que tienes para estas cosas, Leo —felicitaba Hadrien.

—Es perfecto. El rosado es el color favorito de Kiyoe —por lo visto esos chicos sabían más que el mismo novio de la pelinegra.

—Creo que ya has encontrado tu salvación —notificaba el alemán.

—De ninguna manera puedo pagar algo como esto...—nada como ver la nota del precio para que desistas de comprar algo bonito—. Es casi el doble de lo que puedo gastar.

—¿Tan poco vale tu amor por Kiyoe? —le molestaba Hadrien.

—Te ayudaremos a pagar el resto, así que deja de poner esa cara de angustias, Taiga —Turletti no podía dejar a su buen amigo en apuros.

—¿Y con esto será suficiente? ¿Y si compramos un pastel y así? —el danés consideraba que un cumpleaños requería algo más que un regalo.

—Supongo que estaría bien un pastel —sonrió tenuemente Kagami.

—Entonces tenemos que darnos prisa y no perder más tiempo, Bakagami —el alemán ya estaba marcando y aguardaba a que le respondieran—. Tenemos una emergencia, Axelle. Creo que podríamos pedirle un favor y animar esto un poco, ¿qué te parece?

—Estoy segura de que aceptará —mencionó muy segura—. Necesitaré que se encarguen de los instrumentos y esos detalles. Yo me ocupo del pastel y los detalles insignificantes.

—Cuento contigo, Axelle —colgó. Dirigió su atención hacia sus amigos—. Marko y Leo, vayan a buscar donde puedan rentarles instrumentos; requeriremos una guitarra, un bajo, una batería y un piano electrónico.

P.D. I Love UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora