PROHIBIDO tener citas

¿Suena convincente?

(Por: Abi)

—Eres un idiota, de primera categoría. ¿Cómo diablos se te ocurrió eso?

—Tú me diste la idea.

La sonrisa de Axel fue divertida, y estuve segura de que Franco jamás lo había sugerido.

—Estás loco, ¿me oyes? L—O—C—O.

—Gracias.

—Abi, díselo tú, no me está escuchando.

—Creo que ya sabe que está loco, e intenta disfrutar sus últimos momentos antes de que lo encierren en un manicomio.

Franco pasó la mirada de Axel a mí y soltó un gruñido frustrado.

—No me gusta cuando se unen contra mí. Yo estaba aquí primero.

—¿Celoso? —Lo pinché.

Franco me sacó la lengua.

—Me voy de aquí antes de que me contagien su locura.

Axel, que estaba apoyado en la palma de su mano, casi se cae de la mesa.

—¿Te vas?

—Me voy, y no puedes detenerme.

Hizo todo un espectáculo de guardar sus cosas y salir, mientras yo intentaba disculparme entre risas. Axel, en cambio, seguía congelado en la mesa.

—¿Estás bien? —Pregunté cuando Franco cerró la puerta a pesar de mis disculpas.

—Yo...no pensé que fuera a irse. Pero está bien...está bien...solo tengo que...

—Si quieres me voy, ¿te sientes bien?

—No, o sea, no te vayas, tengo que hablar contigo.

Eso de "tengo que hablar contigo" no sonaba positivo. Eché una mirada a la puerta calculando si podría llegar a huir.

—Ni lo sueñes —se adelantó Axel.

—No he dicho nada.

—Ven, salgamos al patio antes de que calcules que puedes huir por la ventana de la cocina.

—Me estás asustando en serio —dije tras dudar un segundo y seguirlo.

Era un patio bastante pequeño, lo que hacía resaltar la única cosa bonita en él: un rosal lleno de las rosas más rojas que recordaba haber visto.

—Es muy lindo.

Axel sonrió y lo rodeó con cuidado.

—Mi mamá cultivaba este rosal. Ella me dijo una vez que cuando fuera importante para mí conseguir una rosa, podía cortar una. Recuerdo haberle dicho que nunca lo haría, ¿sabes?

—Eso es muy lindo.

No sabía qué más decir. ¿"Lamento que tu mamá muriera"? ¿"Qué bueno que al menos este rosal sigue vivo"?

Los dioses claramente no son fanáticos de combinar habilidades intelectuales con habilidades sociales.

Cuando salí de mi aturdimiento, Axel había tomado un par de tijeras y estaba podando algunas ramitas. Sus dedos acariciaron una rosa que ya había florecido.

—De todos modos, sé que mamá aprobaría que tengas una.

—¿Qué...?

Antes de que pudiera terminar la pregunta, Axel había cortado la rosa. Intenté decir algo pero todo lo que me salió fue una especie de chillido en el fondo de mi garganta, así que cerré la boca antes de que pudiera ser malinterpretado.