No contesté, pero el tomar mi maleta y seguirla dijo mi respuesta por si sola. Ella subió y yo me encontraba batallando con mi equipaje en el primer escalón. El chico llamado Joel se levantó, quitándose un auricular del oído
Se acercó a donde estábamos nosotras y cuando llegó a mi lado, no me miró, simplemente tomó la maleta quitándomela de las manos y señaló las escaleras-. Sube.

Obedecí sin decir nada, simplemente subí ignorando que me había ayudado para facilitarlo todo. La planta alta era preciosa... había una gran ventana que tenía una vista increíble hacia la ciudad con almohadas como asiento. Sería un lugar perfecto para leer en las noches con una luz tenue. A mi derecha, Jess estaba de pie esperándome.

-Gracias -le dije a Joel cuando me entregó la maleta-. ¿Dónde es? -pregunté ya dirigiéndome a Jess.
- Es esa -respondió señalando justo la puerta que estaba al lado de esa ventana- la puerta de enfrente es la habitación de Joel y la de al lado es la mía.
-Ya... hmm, ¿ya puedo instalarme, no? -murmuré, acariciando mi ante brazo... encogiéndome de hombros.
- Uh… sí -respondió ella mientras se hacía a un lado-. Si nos necesitas nosotros… -asentí y comencé a caminar. Las paredes eran beige, con una cama matrimonial en el centro. Tenía mi propio baño y un gran closet... el cual era mucho más amplio que mi propia habitación en mi casa antigua. Coloqué la maleta en la cama y comencé a sacar mi ropa, doblándola lista para acomodarla. Son personas agradables... que podría llegar a apreciar después. Saqué mi cuadro en el cual salía sonriendo de oreja a oreja junto con mi padre, cuando fuimos a cumplir mi sueño... cuando visitamos Londres. Lo extrañaba muchísimo. Me senté en la cama y clavé mi mirada en el suelo, perdiéndome por unos momentos. Cuando me di cuenta, había un niño en la puerta de mi habitación tocando con fuerza en el marco, cuando lo miré él sonrió-. La señora Lesley dice que vengas a cenar con nosotros. Suspiré y me levanté caminando detrás de él. Scott tenía piel blanca, con ese cabello cobrizo. Bajó casi corriendo las escaleras y el olor a pizza hizo que mi estómago comenzara a rugir. Todos estaban reunidos en el comedor... y yo no recuerdo cuando fue el último día que comí con mi familia. Jess a lado de mí, Joel y Scott al frente y Christian tanto como mamá en cada una de las esquinas. A penas me senté, sonreí tratando de ocultar mi incomodidad. Joel era totalmente diferente, creo que él se parecía a su madre puesto que era el único con el cabello oscuro y los ojos de un color Café. Era mucho más alto que mi madre y que yo. También parecía ser un tanto más callado, como si no le gustara que nosotros estuviéramos aquí. Me di cuenta de que lo estaba mirando demasiado cuando él me miró también. Justo cuando extendí mi brazo para tomar un triángulo de pizza, él lo hizo al igual. Al mismo tiempo retiramos nuestro brazo, pero con su cabeza asintió permitiéndome tomar una rebanada a mi primero. Tímida la tomé y la coloqué en mi plato. Dirigí mi mirada hacia mamá y ella me sonreía, sabía que se encontraba feliz.

-Lesley -habló Scott-. ¿Porque ______ no habla? -formé una línea recta en mis labios y di una mordida a mi pizza, fingiendo que no había escuchado tal cosa.
- Lo mismo digo de Joel -respondió mamá contraatacando, la amaba.
-En lo personal yo estoy feliz porque tendré una hermana -interrumpió Jess dando un sorbo a su vaso que contenía Coca-Cola. Sonreí y la miré, pero seguía sin decir nada. Presentía que no me llevaría del todo bien con Joel, no sé realmente porque.
- Es bonita, mis amigos me van a envidiar -medio sonreí al ver a Scott y él se encogió de hombros.

-Sigo aquí... -levanté un poco mi mano para hacerme notar y Christian rio-. Solamente necesito un poco de confianza, es todo. Esto es nuevo para mí.
- Para todos -murmuró Joel.
-¿Ya le mostraron la casa a ______? -preguntó Christian de repente, al parecer tratando de romper la tensión que había ocasionado Joel. No me soporta... lo sé, puedo notarlo.
- ¡Yo, yo quiero mostrársela! -murmuró Scott emocionado.
- Joel, ¿podrías? -preguntó Christian mirándolo. Incluso yo sentía  una patada en el estómago solo de saber que me dejarían a solas con él.
- Pero Scott se ofreció.
- Hijo...
- Bien -murmuró mientras tomaba su pizza y le daba otra mordida.

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