Bad Change

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Las personas visten de negro y murmuran cosas en lo que esperan que la familia de la difunta de la orden de llevar el cuerpo de lo que fue una buena madre a su merecido descanso en una última morada: el cementerio. No hay niños presentes excepto Kim Wonsik. El niño mira detenidamente la tumba de su progenitora, eso comienza a preocupar a su abuelo, quien lo sostenía de la mano para brindarle un poco de cariño mientras siguen sentados en las sillas que proporciona el velatorio. Ninguna lágrima cae de los ojos castaños del pequeño, el estado de su abuelo es otra historia. El hombre mayor derrama las dichosas gotas saladas por los dos, es consciente de que su nieto ya lo ha hecho lo suficiente.

Las tías de Wonsik no se despegan ningún momento del ataúd de su querida hermana menor, ellas no contienen su lastimero llanto. Son pocas las personas en el lugar, el rito se lleva a cabo en un ambiente privado. Algunas mujeres que mantenían un lazo cercano con su madre fueron por un rato y se marcharon luego para proporcionarle intimidad a la familia.

La mente del niño se encuentra en blanco y por ratos se mancha de negro, a veces de color gris, el cual le recuerda el instante en que la encontró inserte, fría y sola, completamente abandonada; convertida en un alma a la deriva. Lejos de él, dejando un rastro de un sinfín de promesas incumplidas con su partida.

A Wonsik no le importó que Krystal lo jaloneara cuando lo encontró abrazando a la mujer a la cual había matado con su presencia, al igual que a su matrimonio y la familia de la misma. Tampoco le importó aferrarse a ella en el momento que los trabajadores de la funeraria igual intentaron apartarlo del cadáver ya que su insistencia por no soltar el cuerpo sin vida de su madre le dificultaba la tarea a los 3 hombres algo robustos. El pequeño se negaba con todas sus fuerzas, no dejaría que se la llevarán. Aquel pobre ángel había sufrido y sido abandonado a su suerte, lejos de cualquier ser misericordioso que pudiera brindarle cobijo ante tal tempestad horrible manifestada en forma de enfermedad mortal que acabó con ella y de paso, con el corazón de todas las personas que la amaron en vida. El cuál, no era el caso de su padre.

Una sonora bofetada logró sacarlo de su shock, la gran mano que le propinó el brutal golpe lo cogió del hombro y mandó directo al piso, el señor Kim no tuvo piedad con su hijo único. Krystal se mantuvo al margen frente a la escena que se desarrolló delante de sus ojos, los presentes restantes ni siquiera se inmutaron y se encargaron de lo suyo siendo vigilados por el ahora viudo señor Kim, quien miraba con desaprobación a su hijo levantarse e intentar contener las lágrimas.

Wonsik no emitió palabra alguna mientras observaba como, sin ningún tipo de delicadeza, transportaban el cuerpo inerte de su madre fuera de su vida.

La mujer teñida de rubio intentó acercarse a él para consolarlo, Wonsik de inmediato rechazó el desagradable contacto de la delicada mano para nada cálida con un gesto violento de su parte y corrió al único refugio que creía seguro en la casa. Azotó la puerta de su habitación con todas sus fuerzas, bloqueando el paso a cualquiera que intentara entrar con él y fingir comprender el dolor que sentía ante el reciente suceso.

Y se permitió estallar en la soledad de su habitación.

Y también dejó que un pequeño pero malvado sentimiento naciera en su corazón.

El resto del día el pequeño Kim se aisló del mundo y encerró en su burbuja de recuerdos, todas las memorias girando en torno a la mujer más importante para él. Se dejó arrastrar por la melancolía y llorar todo lo que pudo hasta quedarse vacío. Sufrió todo lo que un hijo afronta al perder el primer amor de todos los niños: el de su madre.

El inesperado callar de los murmullos de las personas del velatorio saca a Wonsik de sus recuerdos, quien curioso mira a los causantes del silencio. Dos hombres altos, uno vestido de forma inadecuada para el funeral, y otro, idéntico a su madre, se acercan al ataúd; el primero se detiene al percatarse de su presencia, posa los ojos sobre él y no los aparta, Wonsik casi está seguro que el hombre que aparenta unos 30 años no es coreano. Su abuelo suspira al ver al hombre y susurra algo que apenas Wonsik puede entender como un "Ojalá ellos no coincidan pronto", el pequeño iba a preguntarle a su abuelo a que se refería cuando escuchó a una de sus tías hablar.

- Bad Liar - WONTAEKWhere stories live. Discover now