14

1.5K 213 3
                                    

«Eres rara por lo que haces, por que sonríes aún cuando no hay motivos, por que te pierdes, por que te pierdes dentro de tus pensamientos, eres rara por que eres profunda y hablas demasiado contigo misma, hasta que te encuentras un poco más fuerte.»

...

La vida me ha enseñado a no esperar nada de nadie, que deseo sorpresas y que las sorpresas no siempre son buenas, pero tienen un propósito, que tengo que ser valientes y que no importan las circunstancias, que es más valiente el que llora y se levanta, que él que cae y se hunde, que nunca terminamos de conocer a un persona y que a veces es más amigo un desconocido, que tengo que aprender a ser egoísta y amarme a mí mismo antes que a nadie, a perdonar para ser perdonados, pero también alejarme de lo que me contamina, a reírme a carcajadas de lo malo, y no solo a soñar, sino hacer realidad mis sueños.

Ese era mi pensar mucho antes.

¿Qué sucedió? ¿Dónde quedó todo esas agallas que tenía?

Esos pensamientos ya no pasan por mi cabeza, y tampoco hago un esfuerzo por cumplir todo lo que dije anteriormente, ahora tengo antónimos, espero alguien que no me ama, no quiero sorpresas, ya no soy valiente, caí y me hundí en la depresión, no soy egoísta y no me valoro como debo hacerlo, y ¿mis sueños? ahora mismo no sé a dónde se fueron.

Sinceramente ya no puedo más, más de medio año a pasado y hasta ahora espero que un cambio ocurra milagrosamente, por qué simplemente yo no puedo hacer nada por mi vida ahora mismo, necesito conversar mis penas y a quién más necesito ahora se encuentra muy lejos de mi, quizás al otro lado planeta. Nadie sabe lo que aveces cargo encima, un peso muy grande que al pasar de los días se aumenta acabando con mi propio autoestima, vuelvo a caer y no puedo, aunque quiero seguir. Nadie sabe que cuando de repente exploto es porque he estado acumulando mierda sin parar desde hace mucho tiempo. Nadie sabe nada de mi, hasta que se lo cuente, no soy importante y nunca lo fui para nadie, no soy especial y nunca fui una chica con las cualidades perfectas que necesita todo hombre, pero... ¿Eso importa?

―¡Chicos, el almuerzo está listo! ―grité fuertemente para me escuchasen.

Volteé rápidamente para devolverme hacía la cocina, platos y tenedores es lo que se encontraba en aquella mesa gigante, un desayuno simple, pero hasta lo más sencillo puede llegar a ser difícil, preparar nueve almuerzos no era nada fácil, pero ¿La intención es la que cuenta no? Miré el reloj de pared, «12:01pm»

Era tarde, pero en un ¿Sábado?

Normalmente todos los días, suelen venir, sí, pareciera que no tienen casa e incluso uno de ellos se ha quedado a dormir en el transcurso de esta semana, y los fines de semana ni hablar, incluso Soo-Hyeon, madre de Jin, ha tenido que llegar a tales horas de la madrugada, por motivos de trabajo, sin mencionar que tendrá un viaje a Hawaii para inspeccionar la enorme empresa, o eso es lo que nos dijo ella ayer por la mañana. 

―¡Oh, señorita! ―el primero en bajar fue el adorable Jimin, sus ojos estaban hinchados y en su cara había pequeñas gotas líquidas, sus cabellos estaban de puntas hacía atrás dejando al descubierto su frente, sus pequeñas manos tomaron el filo de aquella madera pulida y tomó asiento quedando frente de donde yo me encontraba, se oyeron pasos acercarse hacía nosotros por lo que supuse que lo demás estaban por venir.

―Woo~.―se escucharon fuertes aplausos que me desconcertaron por completo, sonreí al ver a cinco chicos mirándome sorprendidos. ―Tú de verdad estás lista para casarte.

―Sí, y si no es conmigo tu futuro empeorará. ―bromeó Taehyung, todos los presentes tomaron asiento donde les placiera la gana, por lo que dispuse a darle a cada uno su porción de almuerzo.

(1) Hasta Aquí © | Jung Hoseok ➵En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora