Capítulo 8

1.2K 109 44
                                    

Entré a bañarme y estaba todo en coreano, ¿cómo iba a saber cuál era el champú?

—¡Ay! Esto sí que no lo imaginé.

Abrí ambos botes, me eché un poco en la mano y luego de comprobar su textura deduje cuál era el champú y cuál el acondicionador.

Lave rápido el champú de mi cabello, me puse el acondicionador, me hice un rodete y mientras lo dejaba actuar por unos minutos, enjaboné mi cuerpo.

Solté mi rodete y terminé de ducharme. Cerré el agua, me envolví en una toalla, salí de la bañera y abrí la puerta del baño, ya que me estaba sofocando ahí dentro.

Realmente nunca desenredo mi cabello con el peine, ya que tengo rulos y eso los desarma. Yo siempre me lo desenredo bajo el agua con mis dedos y, para ser honesta, queda bastante bien.

Salí para tomar algo de agua ya que el calor del baño fue demasiado, necesitaba algo fresco.

Fui a la cocina tomé un vaso, me serví un poco de agua y llegó Shin.

—¡Emma! —gritó, seguramente pensaba que seguía en el baño.

Sin decir nada, miré como se dirigía al baño.

—¿Em? —murmuró confundido.

—¿Sí? —respondí detrás de él.

Sus ojos se abrieron y llevó su mano libre al pecho.

—너는 공포에 나를 죽이고 싶어* —gritó

Sin poder evitarlo comencé a reírme como una foca. Luego recordé que estaba en toalla.

—Emma —me llamó furioso.

—¿Sí? —hablé tierna.

—Toma esto y ve a cambiarte. ¡Ahora! —Aunque pensé que me iba a tirar la bolsa por la cabeza me la dio en la mano con tranquilidad.

Ingresé al baño, saqué la ropa de la bolsa y metí la ropa sucia del día anterior. Me cambié y me sorprendí del gran gusto de Shin, aunque claramente era un estilo asiático.

Era una camisa larga con unos jeans algo rasgados y unos zapatos de tacón. Salí apresurada y él ya estaba con su traje de chico importante.

—Es hora de ir a trabajar —habló mientras luchaba con su corbata.

—Te ayudaría —reí—, pero no sé cómo poner esas cosas.

Él sonrió y negó con la cabeza.

Me senté en la cocina a esperar que terminase para ya salir.

—¿Las llaves del auto? —preguntó mientras se acercaba.

—Las tengo. —Las sacudí en mi mano.

—Genial, entonces vamos.

Salimos apresurados, ya que obviamente era tarde. Subimos al auto y prendí el estéreo.

—¿Qué es eso? —preguntó, refiriéndose a la música.

—Es radio Disney. La canción se llama Devuélveme el corazón, es de Sebastián Yatra.

—Ni idea, pero, si te gusta está bien —sonrió y avanzamos.

En este momento tengo ganas de abrazarlo hasta que explote o de morderlo.


Esto fue lo que dijo Shin:

*Neoneun gongpo-e naleul jug-igo sip-eo: quieres matarme del susto

El es mi coreano | DISPONIBLE EN AMAZON |Where stories live. Discover now