54

215 18 5
                                    

Becca

—¡Hey! Becca ya decidió el nombre –anunció Elena apenas vio a Jared y Dylan llegar hacia la sala.

—No es tan malo... –dije, mientras puse mi mano en mi abultado y gigantesco estómago.

—Cualquier nombre le asentaría perfectamente... –me dijo Jared, mirándome fijamente con una de sus sonrisas peculiares.

—He estado pensándolo y... Anesa fue lo que escogí –sonreí de lado.

—¿Anesa? –dijo Dylan algo extrañado.

—Nombre único, le va bien a nuestra familia –reí.

—Aún no puedo asimilarlo, sigo pensando que es un niño –dije, sentada en el mueble mientras todos emitieron una pequeña sonrisa.

—Pronto la verás –me dijo Alexa.

—Dejemos que Becca descansé, iré a preparar sus frutas, acompañame Dylan –dijo Elena de inmediato, llevándoselo de la muñeca.

—Que bueno que no preguntaste antes, siempre deseé acompañarte a preparar fruta, Elena –dijo Dylan sarcástico.

—Deja de quejarte, harás algo mas productivo en esta casa –adquirió Alexa, haciéndome gracia.

Mi barriga me pesaba mas de lo normal y mis caderas empezaban a dolerme, llegar a los ocho meses estaba siendo un proceso muy largo, mi salud había mejorado un tanto luego de que al menos las frutas podían permanecer en mi débil estómago, sin embargo, eso solo era el cuarenta por ciento de lo que me faltaba para poder dar a luz.

Nunca me había sentido tan asustada y feliz al mismo tiempo, una parte de mi sabia que posiblemente no pueda sobrevivir pero la otra solo deseaba con ansias poder ver su pequeña carita, al menos siendo mi último recuerdo de mi vida.

—¿Tienes frío? –me preguntó Jared, sorprendiendome, ya que no muchas veces, desde mi embarazo, me ha cuestionado.

—Ya tengo una manta, el frío se me pasara en un rato –respondí, tapando mis piernas un poco mas, notando mis manos huesudas y pálidas.

Verme al espejo ha sido una de las tantas batallas que he enfrentado, ver como cada mes me destruía y acortaba mi tiempo de vida, fue un golpe bajo, mis ojeras por no poder dormir bien cada noche se volvieron parte de mí y de lo que veía a diario en el espejo, mi rostro mas delgado que nunca, lo único pesado y formado en mí, era mi gran estómago, de quien vivía enamorada de esa personita que aunque sus patadas me dañaran un poco, era feliz mientras supiera que al menos ella esta bien.

—Pedirte perdón cada día, se me esta haciendo costumbre –me dijo él, poniéndose de cuclillas frente a mí.

—Ya no tienes porque hacerlo –le respondí, mientras él tomaba mi mano, repasando con sus dedos aquel anillo de bodas —Matrimonio, los primeros años son los mas duros.

Sonrió de lado.

—Asimilar esta situación me ha sido difícil, no soportó pensar que puedas irte –me dijo con su voz frágil.

—Y te prometo que no será así.

—¿Te parece seguir viviendo aquí? Luego de que Anesa nazca... Creo haber disfrutado lo suficiente de lo que fui –anunció, dejándome perpleja.
—No voy a dejar que renuncies a lo que más amas y te costó conseguir... No lo...

—Tú y Anesa, son lo que más amo en esta vida y no voy renunciar a lo que más me costo conseguir –me dijo, mirándome, colocando su mano en mi abultada barriga, consiguiendo que mi pequeña pateará levemente. 

Sonreí.

—Ella también te ama... Tanto como yo te amo a ti.

—No dejes que tu corazón se detenga, Becca –me imploró, acariciando su mejilla.

Él se levantado para darme uno de sus tantos besos que me daban calidez y que era lo que mas necesitaba este débil y demacrado cuerpo, que aunque me viera desarreglada, él aún así me amaba, no dudaría que mi linda pateadora tendría un padre espectacular, ese que yo y Jared no pudimos tener pero que nuestro pequeño amor lo tendrá.

—¿Sabes donde se encuentra Will? –pregunto Jared hacia Elena quien venía hacia la sala.

—Se fue a conseguir más suero para Becca, y Tania fue a comprar alguna que otras frutas.

—¿Comí demasiado, no es así? –pregunte.

—Y debes comer más, si quieres estar fuerte para la bebé. –me dijo Alexa quién detrás de ella venía Dylan.

—Aquí tienes un poco –anunció Dylan, dejando el plato en la mesa de centro.

—¿Qué ocurre? –pregunto de inmediato Elena, que al ver que intentaban pararme, corrió hasta mi junto con Alexa, ayudándome.

—Me esta doliendo mucho mi cintura, Will me dijo que caminara un poco –les dije mientras me ayudaban a ponerme de pie.

—Becca, estas sudando un poco –me dijo Alexa.

—Será mejor que te sientes, Becca –me advirtió Dylan.

—Esta bien... Pero... ¡oh! –jadee.

Quería dar un paso hacia atrás para volver a mi lugar anterior, sin embargo, en ese mismo momento, volvió a darme otra patada, y otra mas que para mi no eran como cualquier otras, me dolían demasiado y este ya no paraba, sintiendo como de mí de repente sangre de un intenso color rojo empezó a salir.

—¡Becca! –grito Jared, al ver que mi cuerpo casi cae al piso, esta vez no pude contener mi propio peso.

Solté un grito medio segundo después, en realidad, ni siquiera podía compararlo con un grito, era un alarido de dolor que me helaba la sangre en las venas.

—¡Llama a Will, ahora! –escuche gritar a Jared hacia Elena, mientras este me sostenía en sus brazos.

Mi cuerpo me estaba controlando, me estremecía al sentir de nuevo aquel liquido junto con un dolor infernal en mis caderas, en menos de un segundo ya estaba siendo presa del dolor, no era consciente de lo que pasaba a mi alrededor, y mi vista se hacia clara y nublada a cada instante, pues ya estaba perdiendo la conciencia.

El pánico me estaba dominando, ¿Como podía asegurarme que el bebé saldría bien sin cumplir los meses necesarios? Mis esperanzas estaban siendo nulas, aun mas sabiendo que ni siquiera yo estaba lista, solo esperaba que mis últimas fuerzas guardadas para mi pequeña fueran lo suficientemente grandes para entregarle la vida, mi último suspiro será para ella, mi último latir será para ella, pero mientras tanto, tratare de luchar para que mis promesas de seguir viviendo sigan intactas.

No Way » Jared LetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora