---Tal parece que no.
¡Soy yo! ¡Aquí estoy!

Me moví de mi lugar y gatee por la cama hasta llegar a él.

---No, Sofía.
Hizo un ademán, como tratando de alejarse.

---No haré nada, lo prometo.
Se quedó quieto mirándome desconfiando.

---¿Dorian yo te gusto?
Lo miré fijamente a los ojos pero él quitó la mirada de mi y se aclaró la garganta.

---¿Por qué me preguntas eso?
Suspire fustrada.

---No me respondas con otra pregunta.
Reclame molesta, levantandome de la cama.

---Sí, sí me gustas.

Por un par de segundos me sentí la mujer más feliz de este mundo.

---Pero sentir eso por ti, me enferma.
Tenía que cagarla.

Hice una mueca ante aquél último comentario suyo y me dirigi a la puerta sin decirle nada.

---¡Espera Sofía!
Levantó un poco la voz y me detuve en seco, me giré para escucharlo.

---¿Sí?
Pregunté.

---Ethan es un buen chico, trata de no hacerle daño o meterlo en problemas.

Inhale profundo.

---Adiós.
Y yo que por un momento pensé que..

No Sofía, eso solo pasa en las novelas románticas me decía a mismo mientras me dirigía a mi habitación.

************************************

Entré muy cautelosamente al instituto evitando ser vista por mi verdugo, y si, Collins me tenía psicosiada.

Saqué unos libros de mi casillero pero alguien cerró la puerta de golpe, haciéndome asustar.

---Hola preciosa.
Era Lucía

---Eres una tonta, me has dado un susto de muerte.

Lucía me miró sorprendida.

---¿Tu asustada? eso es algo nuevo.

Luego te cuento, dije caminando en dirección a mi aula.

---¡Bye!
La escuché gritarme.

Entré al salón y ahí estaba él, Ethan el chico que me estaba haciendo bullying.

Que irónica que era la vida, yo que siempre le hice bullying a varios de los chicos que estudiaban aquí y ahora me tocaba a mi, quién lo diría.

Me senté en mi silla, meditando el cambio tan repentino que había tenido mi vida últimamente.

---Hola Sanders.
Ethan me susurraba al oído, ahora hasta se había sentado atrás mío, solo para torturarme.

---Déjame en paz ¿Quieres?
Bufé por lo bajo.

Las clases transcurrieron  normalmente, aunque a ratos sentía que Ethan tiraba de mi cabello, pero no le presté atención.

A la hora de almuerzo me junte con Lucía y la puse al día con mis problemas, ella también me contó los suyos.

Afortunadamente parecia que Collins había desaparecido ya que no lo vi en el receso, ni tampoco en el resto de clases.

A la salida tomé el autobús escolar para dirigirme a casa. Almorzamos amenamente, ya no me importaba que Dorian me ignorará.

Andrés había anunciado que el día de mañana se iría a Londres, era una pena saber que no volvería a ver a ese dios griego, aunque él había comentado que nos visitaría próximamente.

La hija de mi sirvientaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu