Capítulo 1: Un mensaje de muerte

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Ese día era un viernes como cualquier otro, lo único diferente es que era un viernes trece. Tuve un mal presagio en el momento que me acerqué a mi ventana para ver la lluvia y esta se estrelló con mi reflejo. Realmente no me sorprendió, pues no soy un escéptico sobre ese tipo de cosas, pero mi madre me decía, que cuando ocurrieran cosas así tuviera mucho cuidado.
Ignoré tal cosa y me acerqué a la ventana de mi habitación de todos modos, la lluvia seguía cayendo a una velocidad constante haciendo que todas las personas pasaran lo más rápido posible para evitar mojarse. Es un tanto curioso, porque cuando somos niños amamos la lluvia y solemos jugar en los charcos o ese era mi caso.
Acerqué mi silla para ver el espectáculo, recargue mi café a un lado y saque mi cajetilla de cigarros.


-Huele muy bien, nada como el olor a lluvia por la tarde. Es muy placentero. -puse un cigarrillo en mi boca y saqué mi celular para poner una buena canción, la única que se me ocurrió fue la de high hopes de kodaline. Me recargué en la silla y comencé a buscar mi encendedor.


-Maldita sea, lo olvidé en mi cuarto. - Dije un poco cabreado
Alguien toco la puerta y cuando me di la vuelta para levantarme e ir a abrir, él estaba detrás de mi riéndose, tenía mi encendedor en la mano.
Sabes la gente les teme a muchas cosas, como a monstruos debajo de la cama, engordar, terminar con su pareja, sacar malas notas o reprobar, no tener dinero para comprar alcohol, que te dejen plantado, etc. Algunos otros le temen al diablo; a su nombre, a mirarlo o escucharlo; pero yo no, estaba enfrente de él y no sentía nada más que alegría al saber que no tenía que levantarme e ir por mi encendedor, pues él lo tenía en sus manos.


-Hola Lucy- Dije sonriente.


- Vaya, pero si tus modales no han cambiado, miran que recibir así aun invitado.


-olvidas que tu fuiste el que me enseñó a no tener respeto a nadie más que a mi familia y a personas de las cuales pueda obtener algo.

-Y aprendiste demasiado bien muchacho. - dijo sonriente


Me puse de pie y desapareció la silla. -pero si tanto insistes. - Hice una reverencia algo exagerada, y dije con sarcasmo y tono. -Disculpé su majestad sir Lucifer rey de las tinieblas.


-Basta, me alagas- la sonrisa no se borraba de su rostro y la voz daba a entender que lo disfrutaba.


-De eso se trata. - Me senté en las orillas de la ventana ahora sin darle la espalda.


- ¡Oh! Disculpa mis modales. - se acercó a mí y encendió mi cigarrillo. -Listo.


Inhalé profundamente del cigarro y lo solté mientras decía. -Sí, muchas gracias.


-Sabes pensé que tal vez visitarías a tu familia, por eso te iba a visitar mañana.


-Tu bien sabes que solo visito a mi familia cada quince días, iré la siguiente semana.


-Tranquilo a veces olvido ciertas cosas.


Mi familia, solo los visitaba dos veces al mes y algunas veces más por si había algún cumpleaños o fecha importante. Realmente siempre volvían a mi mente, era algo que me daba felicidad y tristeza, mis padres un físico -matemático bien preparado, técnico, pues no hizo una profesión, pero el tiempo y todo hizo saber manejar su dinero sabiamente, mi madre una ama de casa de casa dedicada a su familia y humilde con la gente. Mis hermanos Stuart y Eduardo ya se encontraban casados y habían adquirido buenos empleos; sus familias eran alegres y por último mi hermanita Lisa, qué aún seguía estudiando en la primaria si mal no recuerdo o tal vez la secundaria pues, no suelo ser observador de los años. Realmente quería regresar el tiempo y que todo fuera como hace trece años, cuando todos estudiaban, vivíamos en la casa de nuestros padres felices y sin preocupaciones, cuando lo único que nos mantenía alejados eran las puertas y las paredes de los cuartos. Como olvidar la comida de mamá, creo que es lo que más extrañaba hasta que volvía a la casa y miraba a Lisa con la cual jugaba.


- ¿Estas bien? -De seguro lo decía por mi actitud pensativa.


-Sí, solo que en los días de lluvia sufro de mucha melancolía de todo. - No me di cuenta de que mi cigarro ya se había acabado desde hace tiempo, así que cogí de la cajetilla otro y lo pueden mi boca, con señas de las manos le dije al diablo que me diera mi encendedor, pero esté se limitó a sonreír.


-Recuerda quien soy, no solo soy tu invitado. -Click, chasqueo sus dedos y el cigarro se encendió. Después de eso me arrojo el encendedor.


- ¿Te apetece un trago amigo Jake?

Solté a reír un poco. -Pero espera, ¿Cómo me llamaste? y si me encantaría.


-Amigo Jake. - Una expresión curiosa viniendo de sus labios.


- ¿Por qué?, ¿Desde cuándo somos amigos?


- ¿Qué eso no es lo que ocurre con todas las personas que formas un lazo? -Dijo clavando su mirada para esperar una respuesta


-Sí, así es. Solo que esa expresión me confundió. Es algo novedoso para mí.


-Bueno te explicaré todo mientras tomamos un trago. -Se frotó la barbilla y sonrió. Luego chasqueo sus dedos, como consecuencia aparecieron dos copas y una botella de vino con la etiqueta algo gastada. - Perdón, pero es de mis cosechas ni más recientes, pero ni tan antiguas. Creo que es de mil setecientos o mil ochocientos, no estoy seguro.


-Bueno y que esperamos, ábrela.


-Por mi amigo Jake. -Dijo mientras sacaba el corcho.
Me iba a levantar para ir a que llenara mi copa, pero.


- ¿Qué haces? -Me interrumpió.


-Me levanto para ir por el vino.


-Va, nada de eso yo soy tu invitado después de todo, permíteme. - Sonrió se acercó a donde estaba y lleno mi copa de vino. - Al final espero el mismo trato de ti cuando seas mi invitado en el infierno.


-Yo igual.

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Esperó el inicio los haya hecho querer acompañar a Jake durante el viaje, en el cual nos mostrara quien es y sus aventuras. Si les gusta voten y comenten (ya se un comentario bueno o una crítica) estaré al pendiente porque después de todo escribo para ustedes. Además, sus votos y comentarios me motivan a seguir la novela con ánimo, también me gustaría que la compartieran y se suscribieran para que reciban notificaciones de nuevos capítulos. y los Jaketores que votan y comentan son chidos.

Les deseo una buena lectura y continúen la historia apenas empieza, felicidades acaban de emprender el viaje.

Att.

Julio Moreno

Mi Alma Por EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora