Capítulo 37: A fin de cuentas, siempre consigo lo que me propongo.

2.2K 125 33
                                    

Chris, que había venido una vez más por que se había olvidado del móvil, me subió al piso de arriba donde me dejó sobre la silla de ruedas. Por suerte ya podía moverme en ella por mi mismo, lo que hizo de esa situación algo mucho menos más agobiante. Llevé las manos a las ruedas y recorrí toda la planta, habitación por habitación en busca de Benji. Desde que me dejó con la miel en los labios en el piso de abajo no le había ni escuchado y era raro. Me quedaba tan solo una habitación por revisar cuando le escuché carraspear, lo que me indicó que estaba allí. Me acerqué despacio a la puerta, ya que tras el carraspeo le escuché decir un par de palabras, las cuales no pude descifrar. Abrí un poco la puerta y miré por ella, observando como Benji estaba de rodillas frente a la cama con los codos apoyados en esta. 

-Señor. Te pido ayuda con Samuel por que creo que cada día va un poco a peor y él no se lo merece. Al fin y al cabo es buena persona, yo lo sé. Por favor, Dios, ayúdame con él para que vuelva del mal camino.. Y no dejes que Peter siga sus pasos, no soportaría ver a mi hermano en un estado tan demacrado como lo está ahora él.- Rezó Benji. Me di la vuelta en la silla para no molestarle y sin querer, el pequeño soporte que tiene para colocar los pies chocó contra la puerta, provocando que dejara de rezar. Me desplacé lo más rápido posible hasta mi habitación donde me puse a actuar como si yo no hubiera salido de allí en ningún momento.

-¿Cómo has subido hasta aquí?.- Preguntó Benji desde la puerta, que estaba a mis espaldas. Me giré hacia él y le miré mientras me encogía de hombros, soltando una pequeña risa.

-Chris vino a por su móvil y le dije que me subiera que abajo me aburría un poco. Aquí al menos tengo la consola.- Avancé hacia él y le miré, algo curioso.- ¿Estás bien?.- Pregunté, clavando mi mirada en la suya para que no me mintiera. Tras unos segundos de espera, pensé que iba a contestar pero no lo hizo ; se encogió de hombros y caminó hacia la escalera.

-Sí.- Respondió una vez bajó el primer escalón.

-¡Espera! ¿Me podrías llevar al piso de abajo? Allí me siento más libre..- Grité, haciéndole devolverse hacia mi habitación bastante serio. Era obvio que le pasaba algo, pero no entendía el qué podría ser. ¿Sería por lo de la taza? Me conocía de sobra como para saber lo impulsivo que soy, aunque claro, en su presencia yo no solía ser así.

Me agarré con fuerza a sus hombros, dejándome llevar completamente a gusto. Pronto en ocasiones así, podría besarle con todas las ganas que tenía y llevaba tanto tiempo reservando.

-Gracias.- Murmuré una vez me dejó sobre la silla de ruedas en el piso de abajo, esperando con ansia que me dijera algo relacionado con el ''anuncio'' de antes, pero no. Subió hasta la cocina y cogió un vaso de agua, se lo bebió y salió al jardín, sentándose en una de las tumbonas que allí había.

Segundos después el timbre sonó y sin saber muy bien por qué, me hizo ilusión ir a abrir. Me desplacé hasta allí lo más rápido que la silla de ruedas podía rodar gracias al impulso de mis brazos y la abrí, encontrándome con Adam apoyado sobre la puerta.

-¿Y los niños?.- Pregunté con cara de asco al verle tan solo a él.

-Han ido por el jardín, ya directos a jugar..- Respondió con una voz bastante firme, adentrándose en la casa.

-Ah, bueno.. mejor, que disfruten de lo poco que les queda juntos.- Respondí con una voz algo maléfica y cerré la puerta, girándome hacia él. Le tenía de espaldas a mi, podría atropellarle con la silla pero no serviría de mucho.. ¡Además! Quería ver la cara que se le quedaba al ver que Benji le dejaba por mi. ¿Cómo llevaría el sentirse inferior? Por que si no, yo haría que se sintiera así.

-¿Qué?.- Preguntó confuso, girándose bastante bruscamente hacia mi, mirándome a los ojos. 

-Nada, que te queda poco por aquí chaval..- Le guiñé el ojo y le di impulso a las ruedas hacia delante, llevándome a mi mismo hasta el jardín a donde el castaño saludaba a sus hermanos.

El AmishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora