Capítulo 2: Adentrándome en la cultura Amish.

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Día siguiente.

6.30 AM.

-¡Samuel!.- Gritó una voz que provenía de un cuerpo que me zarandeaba poco a poco. Abrí los ojos enfadado y me encontré a mi padre completamente vestido, sonriéndome al ver que me despertaba.

-¿Qué? ¿No ves que estoy durmiendo o..?.- Pregunté de mala manera, revolviéndome en la cama, dándole la espalda.

-Tienes que despertarte, en breve llegará Benjamín para enseñarte a trabajar.- Respondió destapándome.

-Que no, que yo paso de perder el tiempo con ese friki.- Respondí volviendo a taparme, agarrando con fuerza las mantas.

-Samuel, respeta a los demás, por favor.- Habló esta vez un poco más serio, haciendo que me revolviera en la cama para quedarme frente a él, mirándole furioso.

-¿Qué hora es?.- Pregunté alzando una ceja.

-Las seis y media.- Respondió caminando hacia la puerta.- Si te quieres duchar, el baño está en esta puerta de aquí.

-Sí, sí.- Respondí sonriendo malvadamente y en cuanto salió por la puerta, volví a cerrar los ojos, tapándome mejor con las sábanas. Minutos después escuché abrirse la puerta de golpe y a mi padre retirando de nuevo las sábanas.

-¡Samuel!.- Exclamó.

-Qué coño quieres, ¿no entiendes que no. voy. a. trabajar?.- Dije con bastante chulería, cruzándome de brazos tras sentarme en la cama.

-Debes de ir, seguro que te gustará.- Respondió cruzándose de brazos también, mirándome serio.

-¿Me enseñarás a manejar los caballos esos para poder volver a la maldita ciudad? ¿o me acercarás a algún lugar en el que pueda recogerme un taxi?.- Pregunté ladeando brevemente la cabeza.

-¿Te quieres ir? Si no has probado nada de esta vida.- Respondió mirándome con una pizca de decepción en su mirada.

-Al menos a buscar un cargador, no quiero aislarme de todos y acabar muerto de aburrimiento como todos aquí.- Respondí levantándome de la cama.

-Está bien..- Soltó un pequeño suspiro y salió de la habitación. Me levanté del armario y caminé pesadamente hasta la cómoda, rascándome los huevos con una mano mientras la otra la estiraba hacia arriba,soltando un gran bostezo. Abrí el primer cajón y cogí una sudadera, una camiseta amarilla y las eché sobre la cama. Abrí todos los cajones hasta encontrar el que contenía los pantalones y cogí unos pitillo azul oscuro casi negros que me gustaban mucho y estaban algo rotos por las rodillas ; los eché sobre la cama y cogí unos calcetines. Me acerqué hasta la cama y me puse la ropa según su orden, cogiendo unas vans negras que había bajo la cama y poniéndomelas. Me puse la capucha de la sudadera negra que había cogido y bajé al piso de abajo, encontrándome con mi padre sentado en la mesa, mirando al frente bastante serio. Justo en el sitio de su lado había una taza de leche, una cuchara y cereales. Caminé hasta allí y sin decir ni palabra, eché los cereales sobre la leche, dejando que fuera absorvida por estos poco a poco.- Hijo..- Murmuró mi padre mirándome, entrelazando sus manos.

-¿Qué?.- Contesté con mi habitual tono de borde, sin mirarle si quiera.

-Tengo que contarte la verdad sobre una cosa.- Respondió tras soltar un pequeño suspiro.

-Desembucha.- Respondí tras rodar los ojos, cogiendo unos cuantos cereales con la cuchara, llevándome a la boca después.

-Yo nunca te abandoné..- Respondió, haciendo que le mirara completamente serio. Torcí mi expresión dejando la cuchara sobre la taza de leche.

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