Abrí mis ojos lentamente sintiendo una punzada en mi cabeza, luche por mantenerlos así, mis párpados pesaban como si algo estuviera deteniéndolos. Trate de tomar aire pero mis pulmones no respondieron lo suficiente haciéndome sentir desesperada.
Cuando por fin tuve una visión de mi alrededor entre en pánico. Habían muchas agujas en mi cuerpo y un "peep" repentino comenzaba a irritarme. No tarde mucho en darme cuenta que estaba en el hospital, examine mi cuerpo, estaba echo un desastare, tenía moretones en las piernas y pequeñas cortadas.
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-¡Señorita Mcbrien! qué gusto que despertó.-mire a la puerta y un doctor alto de cabello canoso y linda sonrisa se acercaba a mi.-Tengo qué revisarla.
Asentí lentamente aún confundida.
-Tengo demasiada sed.-me miró.
-Si, eso es normal.-río y me entregó un vaso con agua.-estuvo 1 semana y 3 días en coma.-¿En coma?-Enseguida vuelvo, iré a avisarle a sus amigos que despertó, su novio ha estado muy preocupado...-río.-es un gran chico, no se ha movido de aquí.
Mi corazón se aceleró, ¿Novio?. Sonreí débilmente y asentí. Una semana en coma, vaya, eso es bastante tiempo, es extraño como no sentí el tiempo, no encontraba la noción de cómo había ocurrido todo y aún me sentía adormilada.
-¡Joven deténgase! ¡Seguridad!.-mire rápidamente hacia las grandes ventanas que dejaban ver el pasillo. Pude ver a dos enfermeras correr como locas y luego lo vi a el. Su figura se escurrió entre los vidrios. Podía ver su copete rebotar al ritmo que corría. No pude evitar sonreír, Mario estaba loco.
Entro rápidamente a la habitación y se detuvo en seco al verme, me analizo como si dudara que yo fuera real. Mi corazón se estrujo, se veía mal. Bajo sus ojos habían unas grandes ojeras, su cabello estaba algo despeinado y sus labios sangraban levemente como si hubiera estado mordiéndolos.
Camino hasta mi rápido y se abalanzó en la camilla tomando mis labios sin avisar. No me aparté, en mi estomago revoloteaban las mariposas, ni siquiera la falta de oxígeno me parecía tan abrumadora como para arruinar el momento. Se alejó un poco de mi y lo abracé, escondió su rostro en mi cabello y comenzó a sollozar, no tenía suficientes fuerzas para abrazsrlofuerte y hacerle saber que todo estaba bien.
-Te amo __tn, perdóname, no recuerdo qué ocurrió esa noche yo....- comenzó a hablar. Su voz estaba entrecortada. Jamás había visto a Mario llorar de esta forma y ciertamente, me sentía mal de ser yo la razón.
Pero no entendía por qué estaba pidiéndome perdón, no lograba recordar nada después de llegar al bar. Todo esto estaba siendo terriblemente confuso y aterrador.
-Está bien, está bien.-susurré en su oído. Solo quería que se calmara.
Se separó un poco de mi y pude ver sus ojos llenos de lágrimas y su nariz algo roja. Le sonreí y el me devolvió la sonrisa al instante. Pase mi mano por su cabello peinándolo, cerro sus ojos al sentir mi tacto y deposite un beso en su mejilla. Mi Mario.
