Capitulo 10. La fiesta de Villalobos 2/3.

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Llegue a casa tirándome como una vaca en mi cama. No había visto a Mario en todo el día desde la mañana, solo supe de él cuando estaba en química a la última hora y Jerry (un chico chismoso de la clase) se acercó contándonos qué se había saltado la clase con Megan.

Y ahí se iba una razón más por la cual no podía gustarle, el tenía algo con Megan, o al menos eso parecía... Esta noche sería la fiesta de Villalobos a la que se supone iría con él, así que decidí mandarle un mensaje.

Tú.
Chico desaparecido ¿estás ahí?
3:45 p.m.

Envié el mensaje y camine hasta mi armario para elegir lo que me pondría esta noche. No sabía si usar vestido y lucir muy atrevida, o unos jeans y lucir aburrida y virgen. Chasqueé la lengua mirando toda mi ropa. Siempre era un dilema encontrar la ropa adecuada.

Mi teléfono sonó y corrí hasta la cama en busca de el.

Mario.
Señorita Villalobos, aquí estoy.
3:47 p.m.

Rodee los ojos y respondí.

Tú.
Muy gracioso...
3.37 p.m.
Solo quería recordarte nuestra cita de esta noche.
3:37 p.m.

Mario.
Así que es una cita eh?
3:37 p.m.

No respondí ya que me puse como un puto tomate.

Mario.
Jajajaja, nos vemos entonces en nuestra cita de esta noche Mcbrien
3:38 p.m.

Sonreí al mirar el mensaje y deje el teléfono sobre la cama. Camine hasta el baño para darme una larga y húmeda ducha. Justo lo que necesitaba.

(...)

Salí de ducharme y ahora quedaba más poco tiempo del que creía, no podía decidir qué ponerme aún. Pase mis manos por mi cabello húmedo aún y suspire. Esto estaba siendo realmente estresante.

Abrí mi armario y saqué un vestido guinda que había comprado hace tiempo y jamás me puse. Era cubierto de enfrente y en la espalda tenía una abertura en v que dejaba ver gran parte de la espalda, era pegado y llegaba justo arriba de la rodilla.

Me mire al espejo y modele un poco para el. Comencé a maquillarme y a peinarme mientras escuchaba algunas canciones, cuando termine mire mi reloj y ya eran las 8:37 p.m.

No sabía a qué hora llegaría Mario por mi así que me rocíe perfume y baje rápidamente las escaleras para esperarlo en la sala.

Cuando iba en el segundo escalón la puerta principal se abrió y mi Nana entró por ella. Le sonreí tan pronto la vi y baje las escaleras rápido.

-Mi niña, te ves preciosa... a dónde irás?.-se acercó a mí y me abrazo.

-Hay una fiesta de la universidad, e iré con Mario

-Oh, me da gusto qué ese muchacho y tú estén bien de nuevo.-Sonreí.

-¿Donde está papá?-busque detrás de ella pero no estaba.

-El no vino y yo de echo... tengo que irme ya, solo venía por otra maleta.-rasco su cabeza.-los trámites serán lentos y hay otras dos empresas que quieren firmar. Así que nos quedaremos un tiempo más en New York.

Suspiré.

-Bien, no se preocupen (igual no lo hacían).-hable en seco.

-¿Estarás bien?

-Ya estoy acostumbrada a esto.-respondí y camine hasta la sala sentándome en el sofá. Es increíble que nunca estén en casa, había perdido a mi Mama, mi Padre no me dirige la palabra y ahora parecía que también a mi Nana. Me sentía completamente sola.

Tocaron la puerta y me levante rápidamente eliminando todo ese sentimiento de tristeza que acababa de sentir hace unos segundos. Me paré justo frente a ella y acomode mi vestido y mi cabello. Tome aire y abrí.

Jamás voy a olvidar lo guapo que lucía esa noche. Casi puedo jurar que babee al verlo. Tenía puesta una camisa negra abotonada hasta arriba, unos jeans del mismo color y unos vans grisds. Estaba recargado en el marco de la puerta, mientras jugaba con sus anillos.

Su mirada se conecto con la mía y luego bajó escaneando mi cuerpo por completo con una sonrisa chueca en su rostro que me puso totalmente sonrojada.

-Te vez... preciosa Mcbrien.

-Tú igual Bautista.-sonreí.

-¿Nos vamos?

Estiro su mano y la tome rápidamente, caminamos hasta su auto, él abrió mi puerta y luego subió emprendiendo camino hacia la fiesta de Villalobos.

Mientras conducía no pude evitar mirarlo. Su perfil era perfecto, estaba masticando chicle, su hoyuelo se perforaba en su mejilla a cada mastique. De vez en cuando relamía sus labios, su codo izquierdo salía por la ventana y con la mano derecha sostenía el volante. Sus anillos y su pulsera sonaban cada que lo giraba. Su cabello estaba tan perfectamente peinado hacia arriba qué era increíble. ¿Como es que siempre estaba tan bien? Bastaba qué pasará su mano por el para dejarlo perfecto.

-¿Qué tanto me miras Mcbrien?

Mi corazón se aceleró al escuchar su voz ronca. Voltee hacia el frente nerviosa y carraspee mi garganta.

-No te estaba mirando.

Soltó una ligera risa que en lugar de molestarme, lo hizo lucir más sexy. Dios no entendía qué estaba pasándome, jamás había visto a Mario de esta forma. Siempre había sido el bobo Bautista qué me hacía enojar y con el qué reía como una retrasada. Y ahora parecía que estaba prestando tanta atención a sus detalles. El resto del camino fue rápido, todo el tiempo trate de no mirarlo demasiado.

Llegamos y Mario estaciono el auto frente a la casa de Villalobos. Había una cantidad enorme de gente ahí, algunos estaban en el frente bebiendo. Las luces de colores y el sonido de la música salían por las ventanas y puertas. La casa era realmente grande, más de lo que me imaginaba. Me sentí casi diminuta al estar ahí.

Mario bajo de el auto y lo rodeó para abrirme, tomo mi mano y juntos comenzamos a caminar hasta adentro. Las miradas no tardaron en posarse en nosotros, las chicas rápidamente comenzaron a susurrar entre ellas y a comerse con la mirada a Mario, algo que extrañamente me molesto e instintivamente enrolle mi brazo con el suyo haciéndolo reír.

La música comenzó a retumbar en mis oídos tan pronto estuvimos adentro. Estaba repleto de gente ahí. Todos se veían bastante divertidos.

-¿Qué haces con mi chica Mario?

Mire a mi derecha y lo que vi no me gustó, Mario giro también y soltó una risa cínica rodeando su brazo por mi cintura.

Y ahí supe qué sería una noche larga.

Why him?-Mario Bautista.Where stories live. Discover now