Capitulo 8.

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-¡Llegué!

Deje las llaves en la mesa y camine adentro dejando un rastro de gotas de agua que caían de mi ropa y zapatos mojados por la lluvia.  Al parecer mi padre y mi Nana aún no habían llegado, la casa tenía un silencio sepulcral.

-Señorita... el señor Mcbrien y la señora Wills no llegarán, llamaron hace un rato, se han ido a New York a firmar un contrato.-Isabela llego hablando a mi lado quitándose el mandil y sacudiendo un poco su blusa.

-Ire a mi habitación.-solo le sonreí y camine escaleras arriba sin tomar el tema.

No era raro que mi padre y mi Nana salieran sin decirme o que se fueran de viaje a cualquier parte del mundo de un día a otro. Estaba extrañamente acostumbrada a su ausencia.

Tan pronto subí me adentré al baño para tomar una ducha que planeaba hacer durar, este día había sido bastante cansado. Después de algunas canciones y mucho jabón salí de la tina y me coloqué mi bata. Tome mi teléfono dispuesta a llamarle a Stephanie y contarle todo. No podía contenerlo más.

-¡___tn Amelie Mcbrien Wills! ¿Por qué no te habías comunicado conmigo? Te fuiste de la universidad antes de tiempo y estuve buscándote como loca.

-Lo siento.-reí.-me dolía mucho la cabeza y quería descansar.

-¿En donde te metiste toda la tarde chica?

-No me lo creerás, pero estuve con Mario...

-¿Mario Bautista? Lo vi esta mañana, sabía qué de algún lugar lo conocía.-Chasqueo los dedos.-Está ardiente ahora amiga.-reí. Steph hablaba realmente rápido y sin pelos en la lengua. La amo.

-Steph.-la interrumpí.-mantente fría. Es Mario.

-Bien bien, lo siento.

-Tengo que colgar, estaba por dormirme... solo quería llamarte.-bostecé.-Nos vemos mañana, te quiero.

-También te quiero, descansa.

Colgué y deje mi teléfono en mi buró, pero tan pronto lo puse ahí volvió a sonar, esta vez era un mensaje. Lo tome entre mis manos y abrí la bandeja de entrada.

Mario.
Deberías cerrar tu ventana, cualquier chico podría verte mientras duermes o mientras te vistes.
9:20 p.m.
Por cierto, qué linda bata.
9:20 p.m.

Mire hacia la ventana inmediatamente y tenía razón, está estaba abierta de par en par dejando a la vista toda mi habitación. Jamás había contemplado lo grande que era y toda la visión que tenía. Me levante de la cama rápidamente y camine hasta ella. Casi había olvidado qué era mi vecino y qué su recámara quedaba justo frente a la mía.

Tú.
Con "cualquier chico" ¿Terefieres a ti? Pervertido.
9:21 p.m.

Mire bien por mi ventana que daba justo a la ventana de la habitación de Mario y reí al verlo parado ahí, de la misma forma que yo mirando a su teléfono. Me miró fugazmente y sonrió volviendo la vista a su teléfono.

Mario.
Te he visto por esta ventana sin que tú lo notes más veces de la que te imaginas.
9:23 p.m.

Mi corazón se aceleró al leer su mensaje, levante la mirada, el ya me miraba mientras sonreía levemente. Le devolví el gesto y comencé a teclear.

Tú.
Okey, eso da un poco de miedo Bautista...
9:23 p.m.

Mario.
Te eché de menos
9:23 p.m.

Tú.
Descansa
9:24 p.m

Mire por la ventana una última vez más y le sonreí para luego cerrar la cortina. Me recargué en ella sonriendo estúpidamente, pero tan pronto me percaté de mi ridícula acción la borré de mi rostro. ¿Que muerda me pasaba?.

Caminé hasta mi cama, me acomodé en ella y cerré los ojos para dormir, cosa que fue inútil por un par de horas. Era tan extraño, hace unas horas Mario estaba totalmente fuera de mi vida y ahora acabábamos de tomarnos un café en el sitio de la niñez. Me sentía extrañamente bien, con paz, cómo hace tiempo no sentía. Quizá tener a Mario de nuevo en mi vida iba a ser bueno.

Why him?-Mario Bautista.Where stories live. Discover now