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El trayecto desde aquél punto, en las afueras de Fort Lauderdale, hasta donde los restos del Baptidzo se encontraban no fue tan difícil como Dylan u Owen hubieran esperado. Aurora aceptó abrir otro portal que pudiera llevarlos en un parpadeo, y el viaje resultó de lo más sencillo.

—¡Sigo odiando esto! —bramó Owen, al momento de reaparecer a través de los actos de su hermana.

—Típico —farfulló ella.

Dylan todavía no sabía cómo reaccionar ante aquellas noticias. Era lo más extraño del mundo, sí, pero tampoco era tan difícil de diferir. Había crecido a lo largo de su vida sólo con su hermano Bradley, su madre y los millones de dólares que tenía; más tarde, después de haber llegado al Triángulo, descubrió que aquella mujer que tanto lo había cuidado en realidad sólo era una impostora y que su padre había sido, en algún momento, parte de la Isla. Sabía que si él llegaba a cometer los mismos errores que Owen, entonces Bradley se convertiría en Bill. Cosa que ya no ocurrió. Su verdadera madre se trataba de una mujer que, en tiempos de antaño, lideró la Isla con sabiduría y conocimiento. Ahora, aquella misma persona quería asesinarlo, en venganza de lo que había sucedido muchos años atrás. Era algo chistoso. Pandora lo odiaba por ser el "secuestrador" de sus hijos... o sea, de él y su hermano. Qué ilógico.

Si todo resultaba como Owen lo había dicho, entonces... tomado en cuenta que él junto con Bill y Aurora eran hermanos, lo mismo sucedía con sus contrapartes del presente. ¿Y si el Triángulo había creado a una Aurora de su tiempo, como reflejo de la misma? Ya había hecho tal cosa con James y Dianne. ¿Y si Dylan tenía una hermana mayor, por así decirlo, en alguna parte de la existencia?

¿Cómo podía ser eso posible?

Owen y Bill habían sido sacados de la línea temporal. De cualquier línea temporal. Eso significaba que... ¿sucedía lo mismo con Aurora? El Triángulo había borrado el tiempo y línea dimensional de aquél par, incluyendo  toda la historia de la humanidad que transcurrió en esos años, sus guerras, sus avances tecnológicos, absolutamente todo. Owen y Dylan eran tan iguales como diferentes. Y por supuesto, la madre de Dylan. ¿Eso quería decir que... existía otra Aurora? Quizás en su dimensión, perdida, de algún modo. ¿Tendría que encontrarla? ¿Debería hacerlo? Como líder de la Isla, el muchacho tenía muchas responsabilidades. Guiarla, protegerla, instruir a los que llegaran a ella; también podía aventurarse a través de las dimensiones para buscar  a más personas que sintieran, dentro de ellos, que la Isla era lo que en verdad necesitaban en sus vidas. Un esperanza más allá del mundo que podían conocer. Sin embargo, Dylan también disponía los privilegios de viajar por los tiempos y dimensiones. Un poder único. Algo que era tan grande que un solo hombre no podría manejarlo. Por eso Bill, quizás, había querido destruir la Isla. Sus celos y rencor lo habían llevado a eso; ¿qué tenía que ver aquello con aquél momento?

Bueno, si Dylan disponía de todo ello, entonces también podría averiguar más sobre su pasado, y sobre lo que vendría después. Aún tenía la inquietud de saber qué sucedería con James.

No le aterraba el hecho de que James pudiera ser el siguiente líder de la Isla. Había visto su coraje, su amor hacia los demás, su sabiduría e inteligencia; tarde o temprano, Dylan tendría que dejar su puesto a su predecesor, ¿no era así? Pero... según tenía entendido, el puesto debía ser ocupado por su hijo o hija. Dylan ni siquiera tenía aquellos planes en mente.

Entonces fue cuando llegó la pregunta. ¿Cuál sería el propósito de James? ¿Por qué razón el Triángulo lo había traído de regreso? O mejor dicho, ¿por qué lo había creado a él? James había perdido la vida en la Isla, algunas semanas atrás, gracias a Ben y a sus poderes malignos. Pero según tenía entendido, otro James había despertado, en Fort Lauderdale. Un James renovado, fuerte, entendido, con sus propias memorias.

Paralelo [Pasajeros #4]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora