Después de un tiempo, ya podías mantenerte de pie y eso era gracias a Dylan y Freya, quienes siempre insistían en tu recuperación. Aunque tú les decías que podías sola, ambos parecían tus sombras, sin dejarte casi respirar.
Hacía días no veías a Eren ni al Capitán Levi, de hecho había muchos comentarios en la legión acerca de un Juicio por lo sucedido en Trost. Le habías preguntando a tu hermano, quien también se ausentó un día, pero no quiso decirte nada.
Te encontrabas en los establos, cepillando a tu caballo y al de tu hermano, realmente adorabas hacerlo. No podías descansar hasta que estuviera reluciente sus cabelleras de los equinos. Pasaron las horas y aún seguías con ellos, dándoles de comer, limpiándoles e incluso les hablabas tus problemas.
- Vas a hartarlos con tus tonterías - giraste tu vista ya que reconociste esa voz y lo viste parado en la puerta del establo. El Capitán Levi - Quita esa jodida cara y levántate, vendrás conmigo - Tus piernas temblaron, mirabas a los caballos esperando a que te salvaran, pero nada de eso pasó. Caminaste hacía el Capitán quien esperaba por ti.
- E...en qu..e pued..o ayudar...le - tus labios temblaban y te costaba mantenerte de pie. Pero antes de poder decirle otra palabra te sujetó de la cintura y te besó con vehemencia. Dejando fluir su saliva a tu boca, enredando su lengua con la tuya, succionando tus labios con fuerza.
Te estabas quedando sin aliento por aquel beso brusco. Posaste tus manos sobre su pecho e intentaste alejarlo, pero era imposible, tu fuerza no se comparaba en nada con la de él.
Sus manos comenzaron a subir y bajar por tu espalda, enterrando un poco las yemas de los dedos en tu espina dorsal. Las sensaciones eléctricas que comenzabas a sentir, te estaban llenado.
El capitán se separó igual de brusco de aquel beso, dejándote con la saliva escurriendo de tu boca. Estabas aturdida y a la vez confundida. Levi miró fuera del establo varias veces y después te tomó de la mano, para luego jalarte y caminar con él. Iban tan sigilosamente, que no habías prestado atención de que estaba frente a la oficina del Capitán.
-Entra - te dijo seco, en el mismo modo que da sus ordenes. Le obedeciste y él entró después de ti, cerrando la puerta detrás - Siéntate en la cama - Estabas nerviosa, estar sola con el Capitán en su habitación, sabías que nada iba bien.
Él se acercó a ti y comenzó a desvestirse lentamente, sin siquiera apartar la mirada sobre ti. Estabas atrapada con esos movimientos sensuales que el Capitán hacía frente a tus ojos. Primero la chaqueta, luego los arneses, después desabrochó su camisa y la aventó lejos de él.
- C..capitán, q..que h..ace? - No podías creer que la situación se estaba repitiendo nuevamente y no es que no quisieras, pero no era lo correcto. Te levantaste bruscamente ante su sorpresa y lo empujaste hacía atrás - Qué le pasa??? - Le gritaste - No está bien tomar a las personas de esa manera, sabe? - frunció el ceño y de nuevo se acercó a ti.
- Tu cuerpo no piensa lo mismo - Te tomó de la mano, la cual temblaba con fuerza - Estás deseosa y aunque lo niegues, lo quieres - Besó tu cuello con fuerza y tomó tu cintura, atrayéndote más hacía él - Tu cuerpo me implora tomarlo, me lo pide a gritos - Estabas cayendo en su juego y de pronto, la imagen de Dylan golpeando al Capitán llegó a tu mente.
-NOOO!!!- lo empujaste de nuevo y acomodaste tu ropa - NO VUELVA A ACERCARSE A MI!!! - Le gritaste y saliste de su habitación corriendo, a donde fuera sólo corriste.
Llegaste de nuevo a los establos y antes de entrar con tu caballo, escuchaste unas voces, darías la vuelta pero te quedaste congelada al escucharles hablar.
- Levi por fin me dio un anillo - Te acercaste a la puerta y miraste hacía dentro del establo, observando a Petra y Auruo que hablaban - Creo que ya está considerando que nos casemos - ella sonreía alegremente y se ruborizaba mientras observaba el anillo en su mano.
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Te necesito conmigo (LevixReader - Levixtu)
FanfictionAl ingresar a la milicia tu sed de venganza a los titanes crecía, eras solitaria, pero tienes un corazón libre y puro, aunque bañado de tristeza y decepción. Siempre creíste que la fuerza e inteligencia serían tus mayores armas contra esas bestias...