03: Anhelo tenerte conmigo, siempre.

205 35 19
                                    

03: Anhelo tenerte conmigo, siempre.

—No te vayas —dice casi suplicante.

Vaciló unos segundos, pero repentinamente soltó la mano del rubio.

—Lo siento, pero debo irme.

—Sólo... espera. Quédate un poco más.

—No. En verdad no quiero —dice Taka acabando con su paciencia, perdiendo el control—. Además, no eres nadie como para decirme esto. Dime, ¿quién se supone que eres?

Comenzaba a molestarse, a veces podía ser descortés y fácilmente llegar a irritarse a causa de todo lo sucedido, pero sobre todo detestaba que alguien ajeno quisiera decidir por él.

—Porque soy yo, y no deseo que te vayas. Anhelo tenerte conmigo, siempre —susurra acercándose al oído del azabache.

Esas palabras lo dejaron helado, atónito. Al igual que aquella voz, como si saliera de lo más profundo de su ser, como si ése que amaba se encontrara en el interior del rubio, gritando con todas sus fuerzas intentando salir.

Imposible.

Negó, una y otra vez. No podía ser, de ninguna manera.

¿Por qué tenía ese peculiar pensamiento?

—¿Eh? —junta sus cejas y lo observa—. No sé quién eres, no lo sé. ¡Sólo déjame en paz, maldito seas!

Vuelve a abrir la puerta con desesperación y se dispone a salir de allí, de una vez por todas.

Ahora sí, pudo sentir pequeñas gotas deslizarse por sobre sus mejillas, una tras otra, sin querer dejar de caer, hace tiempo no se desahogaba por completo, tenía la increíble necesidad de hacerlo, y por suerte vivía a apenas unas calles de la casa de Tomoya.

Ni bien llegó al departamento, los lamentos volvieron a hacer su aparición, atacando al azabache sin defensa alguna, dejándose caer.

—Nunca podría olvidarte, ni siquiera reemplazarte, Toru —solloza, y cierra sus ojos, dejando caer las lágrimas.

Tal vez, vivir sin la culpa le costaría más de lo que creía, y eso que según su psicóloga había hecho un gran avance, aún así él no lo encontraba.

¿Dónde estaba la cura?

La había buscado en la muerte, pero logró darse cuenta que aquella no era la solución.

Sorbe su nariz, y limpia las gotas que continúan resbalándose por su rostro.

Ahora lo entendía, su única cura se había ido hace tiempo, eso significaba que debía aprender a manejar el dolor, continuar como siempre, algún día encontraría la salida. O eso era lo que se decía siempre, intentando darse una llama de esperanza.

Se recuesta en la cama, se cubre con las frazadas quedando luego de días llenos de insomnio, completamente dormido.

Always You ─ Toruka [En edición]Where stories live. Discover now