Parte 6

30 15 6
                                    

Llego por fin a mi hogar, y no espero un recibimiento grato, después de pasarme ignorando las llamadas de mi marido. Después de dejar mi bolso sobre la mesa y mi pistola en la caja de seguridad, me pongo en la búsqueda de Bruce y lo encuentro en la cocina preparando la cena. 

–Hola. 

No me contesta y sé que está furioso, lo noto por la tensión que se produce en su espalda y cuando lentamente deja la fuente de la carne en la mesada y voltea hacia mí lo confirmo con su mirada. 

–Pensé que no ibas a venir. 

–Lo siento Bruce, en serio lo hago, estaba en medio de una locura, hoy ha sido un día de mierda, no eh parado ni un segundo estoy agotada física y mentalmente. 

Y algo debe haber visto en mí, porque sin más demora se acerca y me abraza. Y me doy cuenta en ese momento que es lo que más necesitaba, refugiarme en sus brazos que me permitiera un momento para ser débil y tirar lejos a la mujer fuerte e independiente que soy y darme la oportunidad de resquebrajarme un momento. 

–Cariño, ¿Qué paso hoy? ¿Quién era al que mataron? – me pregunta suavemente y con cautela. 

–Era un informante, un investigador privado que trabajaba para nosotros de forma independiente, nos estaba ayudando con un caso, y ahora está muerto, y no solo eso, la hermana y su sobrina que denunciaron su desaparición las mataron enfrente nuestro y no pudimos hacer nada– la más pura de las amarguras tiñe mi vos. 

–¿Como que delante tuyo? 

–Si, estaba muy unido a su sobrina y le dejo pruebas de su investigación, en una caja fuerte fuimos a su casa con Feller para ver que podíamos averiguar... cuando lo conseguimos y salimos de la casa nos atacaron, nosotros pudimos resguardarnos, pero ellas no, madre e hijas murieron por múltiples impactos de balas. 

–Oh Karen lo siento tanto. 

Me alejo un paso de él y el entiende y me suelta, me dirijo a servirme una copa de vino hoy la necesito más que nunca. 

–Si yo también lo siento, le falle a esa chica, le falle a su madre le prometí protección, y cinco segundos después terminan muertas, así que no puedo evitar sentirme una fracasada. 

–Hey cariño, esto no es tu culpa, no tiene nada que ver contigo. 

–Y ahí te vuelves a equivocar, esto si es mi culpa. 

–El que mato a Gutiérrez, el investigador, me dejó una nota para mí–mi mirada queda fija en sus ojos, hasta que comprende lo que no me animo a decir o por lo menos hasta que tome fuerzas. 

–¿Qué decía esa nota? 

Veo que su mirada va a cambiando de dulce a furioso. 

–Básicamente que si no dejaba la investigación...– trago el nudo que me forma en la garganta–el próximo eras tú. 

Sé que sus engranajes van a todo lo que dan pensando en mis palabras, pero no puedo evitar preguntarme como va a reaccionar cuando le diga que lo estoy protegiendo. 

–Bruce, hay más y necesito mejor, dicho te ruego que aceptes la custodia que te puse. 

–No definitivamente no, no tengo miedo y eso lo sabes perfectamente soy capaz de protegerme a mí mismo. 

Y solo porque es el me permito explotar. 

–Escúchame bien porque no lo voy a repetir, tengo la autoridad en esto si, no te lo estoy consultando, la decisión ya está tomada tendrás custodia las 24 hs. del día es tu vida y la mía la que están en juego porque si te pasara algo como podría seguir, como rayos esperas que siga, esto no es una cuestión de si creo que eres o no capaz de cuidarte solo, porque estos tipos te van a matar y no van a siquiera dudar de lo que tienen que hacer quedo claro. 

–¿Karen? 

–No Bruce en esto no, eres abogado sabes de lo que hablo, no estoy tras delincuentes juveniles, estoy tras pesos pesados gente muy jodida ¿se entiende?, así que en esto no voy a discutir y si vamos al caso en esto me importa un carajo tu ego herido. 

Termino de forma tan agitada sé que quizás me excedí, pero necesito que entienda, que se enfoque en el punto es su vida la que estoy tratando de proteger. 

–Ok, veo que ya tomaste una decisión, cabe aclarar que, sin siquiera consultarme antes, y ya que estoy implicado quiero el caso. 

–¿Que?  

Creo que debo haber entendido mal, ¿no escucho nada de lo que dije? 


–Si, quiero el caso ya que me están amenazando que por lo menos tengan una excusa, dame el caso.  

–Acaso me escuchaste algo de lo que dije, ¿estás loco? estas amenazado de muerte solo por el hecho de estar casado conmigo y ahora quieres que te entregue el caso así ahora tendrán un motivo de peso para matarte ¡oh dios eres un idiota! 

–¡Cariño! 

–¡Cariño y una mierda!, porque mejor no te doy un arma y te vuelas la maldita cabeza o mejor porque no disparo yo misma seria exactamente igual. 

No puedo resistirlo y me voy de ahí a mi refugio, subo las escaleras de dos en dos y me encierro en la biblioteca en ese cuarto que arme con todos mis pasatiempos preferidos. Mis estantes repletos de libros, mi computadora, un pequeño bar y un sillón apuntando hacia la ventana por la cual puedo ver un hermoso paisaje una ciudad que brilla sin la necesidad del sol. 

Me sirvo un buen wiski y me siento. Odio perder el control enojarme y discutir, siempre eh sido centrada, pero es su vida no sabe acaso cuanto lo amo y cree estúpidamente que lo pondría aun en mayor riesgo. 

Maldita sea lo que menos necesitaba era esto, una discusión por su seguridad creo que los hombres a veces tendrían que sacarse el complejo de caballero con armaduras. 

Tengo que tranquilizarme y pensar en frio tengo que centrarme en lo realmente importante mañana me espera un día peor que el de hoy, explicaciones papeleo que llenar y millones de explicaciones que dar por la muerte de personas inocentes, y el maldito que me amenaza desde las sombras, siento que la cabeza me va explotar. 

Siento que se abre la puerta. Dios ahora no. 

–Lo siento. A veces soy un estúpido. 

Esto sin duda y a pesar de cómo me siento me arranca una leve sonrisa. 

–¿Solo a veces? 

–Muy graciosa.  

–Yo también lo siento se me fue de las manos, no quería gritarte. 

–Cariño si querías, es más lo merecía. 

Vuelvo a sonreír y volteo para mirarlo a la cara. 

–Si es verdad, también quería golpearte. 

Y esto sin duda lo hace reír. 

–También lo sé, pero hablo en serio lo siento y aceptare lo que digas, pero prométeme algo. 

–Lo que sea. 

–Tú también te cuidaras, esto va en las dos direcciones, yo tampoco puedo vivir sin ti. 

–Lo intentare, lo prometo. 

Y sé que esto es lo máximo que puedo prometer.




Caras Ocultas [Sin editar]Where stories live. Discover now