005

239 53 9
                                    

Esta mañana el cielo está gris y amenaza con una tormenta pronto. El clima casi siempre afecta mi estado de ánimo: los días soleados y con el cielo despejado son mis favoritos, hacen que me encuentre de un mejor humor. Así que hoy debería sentirme un poco triste o enojado, pero no es así. Puede que en gran parte se deba a que en este momento estoy en el límite entre el Estado Azul y el Rojo, esperando por Ryan. No creo que ninguno de los dos pueda cruzar, pero al menos verlo y saber que está sano y salvo va a ser lindo.

Espero un buen rato hasta que llega y, cuando lo hace, enseguida me alegro de ver que ya no está lastimado, sucio, cansado y con la ropa rasgada como la última vez que nos encontramos. Es más, Ryan se ve radiante. Si las primeras veces que nos vimos llamó mi atención, ahora parezco hipnotizado mirándolo, porque no puedo quitar mi mirada de encima de él. Y como si leyera mis pensamientos y estos lo estuvieran haciendo sentir incómodo me sonríe tímidamente y se queda en su lugar del otro lado, casi incómodo. Aunque con el correr de los minutos empieza a ser el mismo chico con el que hablé hace sólo unos pocos días atrás. Durante todo el tiempo que estamos juntos él sigue en el Estado Azul y yo en el Rojo. Tal y como pensé, ninguno de los dos pudo pasar. Gerard me había advertido que estaban reforzando la seguridad en todas partes, pero no pensé que realmente fuera para tanto. Ahora la cerca que nos separa está electrificada y hay un alambre de púas donde termina para que nadie pueda intentar treparla. Es imposible pasar hacia el otro lado y no puedo evitar tener un horrible presentimiento. Algo está mal, algo va a ir mal.

Trato de dejar esos pensamientos de lado y concentrarme en Ryan y en lo mucho que lo extrañé, por tonto que eso suene ya que hace muy poco que lo conozco. Trato de pensar solamente en su voz, en los gestos que hace cuando habla, en ese pequeño brillo en sus ojos cuando nombra a alguien que quiere e incluso en cómo su mirada se pierde cuando no estamos hablando, cuando solamente se queda en silencio y quién sabe cuántos pensamientos pasan por su mente. Pero a pesar de eso, la sensación horrible y difícil de ignorar sigue presente en todo mi cuerpo. Y puedo sentirla como un sabor amargo en la boca y algo que me oprime el pecho hasta el punto de no dejarme respirar con normalidad.

En algún punto, termino contándole sobre Jon y cómo finalmente pude comunicarme con él. Le cuento de lo feliz que estoy y de lo mucho que necesitaba saber que estaba bien, pero la mirada pesada y hasta un poco enojada de Ryan sobre mí me hace frenar y nos sumimos en un completo silencio por unos minutos en el que lo único que habla es el viento moviendo las hojas de los árboles cercanos.

— No me digas que hiciste exactamente lo que te dije que no hagas. — Sí, si lo hice. Y lo sabe, así que no tiene ningún sentido contestar, simplemente me limito a esperar que continúe con su regaño. — Brendon, por favor, no tenes cinco años. Si te dije que no hicieras algo así fue porque me preocupa que estés a salvo y es la única forma en la que puedo protegerte. ¿Quién te ayudó?

— Fue un amigo de Gerard, no sé cómo se llama pero...

— ¡Ni siquiera es una persona que conoces! — me interrumpe. — ¿Tenes alguna idea de lo peligroso que puede llegar a ser eso?

— Pero Gerard dijo que es alguien confiable.

— Tampoco conoces tanto a Gerard. ¿Hace cuánto son amigos? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Cómo sabes quién es él realmente?

— Estás exagerando. Si vamos al caso, no nos conocemos hace mucho más tiempo que eso, ¿por qué querrías proteger a alguien más cuando claramente te resulta imposible protegerte a vos mismo? — Y por la mirada dolida de Ryan sé que metí la pata, sé que podría haber dicho cualquier otra cosa para lastimarlo menos o no hacerlo en absoluto, pero no lo hice. Ni siquiera sabiendo cómo es él de introvertido y tímido pude pensar en algo mejor para decir. Entonces recuerdo que no puedo esperar mucho más de mí mismo, soy una persona agresiva, siempre voy a lastimar a todo aquel que se me acerque. Puede que no haya agredido a nadie físicamente hasta ahora, pero eso no quiere decir que mis palabras no puedan lastimar a alguien más.

— Me tengo que ir — me dice levantándose de su lugar en el suelo y sacudiéndose el césped del pantalón para después irse sin decir nada más. Quiero seguirlo, él no se imagina cuánto quiero correr detrás suyo y abrazarlo, pedirle perdón, decirle que aunque no pueda evitar ser así de destructivo por él intentaría cambiarlo. Pero no puedo cruzar, así que me quedo parado en mi lugar, viendo cómo se aleja y en ese preciso instante, cómo si se tratara de una casualidad del mundo que hoy está en mi contra, empieza a llover. La lluvia no es demasiado fuerte, y de todas maneras no me importa mojarme, así que camino lentamente los kilómetros que separan nuestro lugar de encuentro con mi casa. Ahora el cielo está gris y llueve, pero mi ánimo no es alegre como esta mañana. Ahora el clima y mi humor combinan.

Cuando llego a mi casa me sorprendo al encontrarme con Gerard en la puerta, como si me hubiera estado esperando durante horas para hablar de algo importante (cosa que dudo, las conversaciones con Gerard raramente son serias). Otra vez hace días que no lo veo cerca y me resulta extraño que sea él quien me busca a mi cuando generalmente es al revés. Lo noto algo preocupado y ese presentimiento de que algo no anda bien vuelve. Pero si hay algo que no quiero es sumarme otra preocupación más, otro motivo para sentirme mal.

— ¿Cómo estuvo tu día con tu Romeo?

— No te recordaba tan insoportable.

— ¿Qué hice? Fue solamente una pregunta — dice haciéndose el inocente.

Honestamente, Gerard me cae mejor cuando es el buen amigo que me ayuda y me cuenta sobre su amor perdido en nadie sabe dónde, no cuando hace preguntas en los momentos que no quiero hablar con nadie.

— ¿No vas a dejarme pasar para contarme qué pasó? — No le digo nada, pero creo que mi mirada lo hace por mí porque rápidamente sigue hablando. — ¿Podríamos hablar más tarde, cuando te sientas mejor? Tengo algunas cosas importantes para decirte. — Asiento y eso parece dejarlo conforme, porque finalmente me deja solo.


colors ➳ rydenWhere stories live. Discover now