—¿Entonces Patrick generó odio contra ti? —preguntó Luna.

—No un odio como tal —respondió la mujer—, pero sí un rencor de gran tamaño. Supongo que Ben pudo ver eso en su interior en cuanto buscaba a alguien que fuera su mano derecha una vez aquí.

—La verdadera pregunta radica en ¿qué demonios quiere Ben de un ser humano que no posee poderes como él? —Han comenzó a caminar cerca de ellos—. Algo bastante sospechoso.

—Sea lo que sea —Chase iba a sus espaldas, con una mochila, y una pistola ya enfundada en su cinturón—, espero que lo descubramos pronto.

Algo que James no había visto era que Han llevaba un mapa enrollado en su mano. En cuanto se reunieron, los cinco se dirigieron a una de las habitaciones de mando de control que tenía la estación petrolera. Su interior estaba completamente vacío, ya que los agentes de la MI6 habían evacuado a tiempo las instalaciones; Allori quitó de encima de una gran mesa lo que eran planos de la estación, así como calculadoras, un par de cascos y lápices, para que Han colocara encima los planos. Al abrirlos, James vio un mapa de todo el mundo.

—Estamos aquí —Chase señaló un punto en el Atlántico—, y pensábamos que Ben quería hacer un triángulo en este punto.

Con una pluma, hizo un par de círculos en Londres y en Nueva York. Luego, colocó una equis en donde anteriormente había señalado su posición actual.

—Pero es falso —terció James, cruzando sus brazos—. Su verdadero paradero es del otro lado del mundo. El Pacífico.

—¿Tenemos un mapa que sea al revés que este? —preguntó Luna.

—Así es —Chase metió la mano en su mochila y sacó otro plano. Lo colocó encima del anterior. La única diferencia era el punto de vista. Ahora América estaba del lado derecho, y Asia, Oceanía, Europa y Africa del izquierdo—. Aquí está.

—Ben destruyó Los Ángeles —James dibujó un círculo en aquella parte del plano, para después hacer lo mismo en Japón— y también Tokio. Dijo que había un punto en la Antártida que le sería de ayuda.

—Una pirámide —dijo Luna—. Hay una en la Antártida, ¿no?

—Exactamente —terció Allori—. En todas las dimensiones siempre habrá una pirámide en la Antártida.

—¿Y eso por qué? —preguntó Han.

—El Triángulo —suspiró James—. ¿Eso es?

Allori asintió con la cabeza.

—Hay una en la Antártida, una pirámide submarina en el Mar de las Bermudas, y se cree que hay una en las profundidades del Mar del Diablo. Las tres forman un triángulo perfecto. Sin importar qué dimensión sea, aquellas tres pirámides siempre estarán en su lugar. Es como una especie de Constante.

—Ya, ya —dijo Han—. ¿Entonces qué vamos a...?

—Ben formó un triángulo oscuro —hizo un último círculo en el sur del mapa. En los glaciares del plano. Luego, unió sus tres puntos mediante líneas rectas para formar el tan esperado símbolo.

—Su plan está en este lugar —dijo con tranquilidad—. Quiere traer la Isla Opuesta. Las Tinieblas se esparcirán por todo el mundo.

—Entonces nos dirigiremos hacia allá —dijo Han, tronando sus dedos de la mano, listo para la acción.

—Negativo —respondió Chase.

—¿Qué? —saltó Allori—. ¿Por qué?

—Por el momento lanzarán algunos vuelos de reconocimiento para asegurar la zona. No sabemos qué resultados podrán tener. ¿Qué si esas extrañas Tinieblas reducen a cenizas cualquier vehículo que pasen entre ellas? Por eso toda aerolínea ha cancelado sus vuelos por estas zonas. No quieren riesgos. La MI6 está teniendo trabajo pesado.

—Tiene sentido —dijo James, chasqueando la lengua.

—Tenemos asuntos pendientes del otro lado. En Egipto.

—¿Por qué en Egipto? —quiso saber Han.

Chase asintió con la cabeza, y de su mochila sacó una tablet con una USB con antena. Sólo así podía disponer de una red inalámbrica. En cuanto la encendió, les mostró un video que tenía lugar en una calle abandonada, rodeada por numerosas personas delgadas que avanzaban al ritmo de una mujer que iba hasta el frente.

—Pandora —soltó Luna.

—Son grabaciones en vivo, en Egipto.

—¿De donde salieron? —preguntó Allori.

—Bueno... Cuando Johnson perseguía a los Pasajeros por órdenes de Blackwood...

—Que en realidad era Ben —terció Luna.

—...llegó a Egipto, siguiendo las pistas de James y de Max. En cuanto Owen y el resto de los Pasajeros huyeron, nos apropiamos de su almacén con cámaras. Tenemos casi todo Egipto a visibilidad.

—¡Pero qué pesados! —se quejó Allori.

—Sino fuera por eso —intervino James—, no sabríamos que Pandora anda de vacaciones allá. ¿Qué es lo que está buscando? Ben ya tiene su triángulo oscuro del otro lado del mundo...

—Está buscando algo debajo de Keops —dijo Luna, enseriando su semblante.

Fue una sorpresa su comentario. Tanto que James, Allori, Han y Chase voltearon a verla al instante.

¿Cómo era que conocía aquella información?

—¿Luna? —inquirió James, un poco preocupado.

—Pandora va a sacar algo que está debajo de la Pirámide de Keops.

—Esa tonta pirámide —farfulló Han.

—Luna... —insistió James, mirándola a los ojos—. ¿Qué hay debajo de ese lugar? ¿Cómo...?

—Cuando Pandora estaba en mi cuerpo, pude ver parte de sus pensamientos. Pude enfrentarla desde el interior —explicó Luna—; en los interiores del desierto de Egipto hay algo enorme. Una tumba...

—Hay cientos de tumbas en ese lugar —objetó Han, cruzándose de brazos.

—¡Déjala terminar! —le atajó Allori.

—¿Una tumba? —preguntó Chase—. Donde encerró a... su hija...

Luna asintió lentamente con la cabeza.

—Una Pirámide...

—Todas las tumbas son pirámides en aquella parte del globo —apuntó Han.

—Una Pirámide Invertida.

James abrió más los ojos. Entendía a qué se refería. Una Pirámide Invertida. Un triángulo invertido. Como los tatuajes de los Pasajeros de Tinieblas. Claro... ¡aquello era claro!

—Esa Pirámide es una conexión de las Tinieblas con el resto de las dimensiones. Como un sistema nervioso.

—Al igual que la Pirámide que está en el Triángulo —indicó Allori—. Entonces Ben quiere...

—Ben conectará ambas Pirámides, punta con punta, para destruir la creación —dijo Luna—. Pandora sacará la Pirámide Invertida del Desierto y la llevará al triángulo oscuro.

Paralelo [Pasajeros #4]Where stories live. Discover now