Final extremo.

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Los gritos de euforia, de desesperación palpable se fragmentaban como la joya de cristal más preciada.
Las paredes de derrumbaban.
Las cicatrices palpitaban.

- ¡Resiste! ¡Resiste por favor!-Gritó a los cuatro vientos el menor de los Oghami mientras veía el rostro inconsciente de ella.

- ¡No te rindas ahora!-una voz fue como más de una voz junta como si en ella viviese más de una pasión oculta, la voz de su maestro.

- ¡Uriko!-un llamado a lo lejos que penetraba las tinieblas.
Pero ella, parecía no estar en este mundo.
Pero en el aire se percibía que
no todo iba a terminar así.
Además había muchos peros que añadir.
Una nueva energía detuvo las construcciones quedando suspendidas en el aire, acariciando las cicatrices de los guerreros que yacían con la mirada baja creyendo la derrota, habiéndose resignado a la suerte que les tocara. Oghami levantó la mirada, logrando ver la silueta del ángel que le sonreía, aunque sus cicatrices ardieran, una luz, cegadora de color dorado, adornaba los ligeros átomos como si fuese polvillo de oro, flotando en el aire. Hasta que un grito en silencio, esparcido por las ondas, hizo que el alivio se expandiera, algo que era como un néctar dulzón parecido al sabor de la miel.
Buzusima estaba siendo retirado de aquel mundo de la peor manera posible. Como había actuado en su vida, estaba yéndose al otro lado.
La piel que se polvorizaba de la carne, la carne comprimiendose en los huesos, y estos tan tensos como una cuerda de algún instrumento.
Un laberinto se abrió frente a la pareja de jóvenes.
Kenji con sus mechones de cabello rebeldes se balanceándose con frescura en todo y nada, veía con la mirada perdida un punto teniendo los labios entreabiertos conteniendo un suspiro.

- No hay tiempo-habló una voz subterrenal con pinceladas de otra dimensión.
Volteo a ver a la chica, sus párpados descansaban en la almohadilla de sus pestañas largas que tocaban con gracia sus mejillas, su gracia como un rayo de luna tras un canto de una tórtola dulcisima , adornaba su aura, mientras su cabello, flotante, daba reflejos de la luz del sol, todo en perfecta sincronía, a no ser que una fea cicatriz cerca de la mandíbula hasta su clavícula le hubiera atravesado, afectando la vena yugular.
Las lágrimas no tardaron en aparecer en aquellos orbes mieles, comprendiendo que cualquier cosa que hiciera ahora, no cambiaría lo que pasó,pero aún había una mínima posibilidad de poder rescatar aquella pequeña gota de vida de aquel cuerpo que amenazaba con dar con todo al vacío.
Volteó a ver a aquél laberinto, exhalando con la mayoría de sus fuerzas, la técnica secreta de los ninjas, solamente utilizada para proteger, a quien realmente le importaba. Con lágrimas de fustración silenciosas empezó a correr, correr en al aire con la doncella en sus brazos, saltando, escalando, deteniendose, casi sin ni siquiera dar un respiro.
En el camino, se encontró con más de un zoantrope, que le brindaban el paso e incluso ayudando, comprendiendo, como si una fuerza misteriosa estuviese de alguna manera presente, que el destino de aquel amor era complementarse, expandirse, pero sobre todo concretarse.
Nokra extendió sus alas, solamente un segundo, y la base de derrumbaría.
El tubo que alguna vez utilizó el verdugo, impulsó a ambos cuerpos hacia la superficie, cayendo a la parte trasera de la fábrica.
Zoantropes de todas las edades, entonces, comprendieron que habían concretado la misión, ahora cada uno debía tomar la desición correcta que le brindaba, la mente, el corazón y la razón. Por otro lado los clones, la verdad los azotó de forma brutal, no sabiendo que hacer exactamente.
Kenji corría.
Nokra cerró los ojos.
Zoantropes que como hormigas se dispersaban.
Clones quietos en su sitio.
Long, con su mirada milenaria, colocó una mano en su pecho cerrando los ojos con honor.
Shina, con rapidez asombrosa, cobijó a todos con una tela de tecnología avanzada que los protegería, tomando desprevenidos a la mayoría.La base, se movió, como si le estuviesen haciendo cosquillas, tomando aire profundamente, antes, de relajarse, explotando.
La fábrica parecía estar de lo más normal del mundo , uno que otro mosquitos volaba en su cauce natural, a la luz de la noche. Pero las ondas fueron demasiada intensas, que un humilde charco de agua se agitó como un mar enfurecido.
Kenji tropezó, arrastrándose en el pasto, hasta apoyarse en un tronco caído, protegiendo, con su cuerpo a Uriko.
Al tiempo después, de la tierra, florecieron , fuegos artificiales producto de las reacciones químicas que habían yacido de forma subterránea de aquella base.Él cerro los ojos creyendo que todo estaba perdido, rescostando a la muchacha, en su torso, con la respiración irregular, causa de las heridas. Enredó sus dedos en los cabellos de su contraria recordando cada momento que juntos habían pasado.Ya que, de una manera a otra, el pasado hace lo que somos.
Se reprendió mentalmente, por haber perdido las oportunidades de haberle dicho, un te amo, o en demorarse en aclarar sus sentimientos, habiendo sabido, que ella le estaba esperando a que se diera cuenta y diese el paso que tanto necesitaba.
Una tos seca hizo que saliera de su garganta resentida, saliendo sangre por entre sus labios.
Esbozo una pequeña sonrisa , sintiendo aquel extraño cosquilleo de querer llorar en la nariz, sintiendo a la vez como el aire le faltaba.

¿Que tramas? [TERMINADA]Where stories live. Discover now