Día 83

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Logré encontrar un lugar para pasar la noche. Coloqué algunas latas atadas a unos árboles a unos 20 metros de mi locación. Ayer encontré una ferretería por lo que encontré algunos materiales interesantes y bastante útiles.

Hice una fogata para mantenerme caliente y encontré una tienda de ropa así que pude cambiar la que tenía, ya que estaba rota y maloliente. Apenas y encontré un río con agua potable y aproveché para darme un corto baño. Fue una suerte que lo encontrara.

Hoy fue un día de suerte, no me encontré con ninguna de esas cosas, me cambié la ropa por una nueva y limpia, y por supuesto pude bañarme en un río y aproveché de beber un poco de agua. Definitivamente hoy fue un día esplénd...

...

Sarah fue interrumpida por un sonido. Las latas que había colocado antes sonaron con insistencia, así que ella se levantó del tronco donde estaba sentada mientras escribía en su cuaderno. Tomó su navaja y caminó lentamente en la dirección donde sonaba más fuerte.

Había un caminante que intentaba pasar por encima de la trampa pero no podía. Sarah se acercó con más velocidad con la intención de apuñalar su cabeza, pero justo cuando se encontraba a unos pocos centímetros del caminante una flecha atravesó su cráneo salpicando su sangre por el suelo y en el rostro de Sarah. El caminante cayó al suelo y con su peso los cables se reventaron y cayeron también. Sarah se pasó una mano por la cara para limpiar la sangre salpicada.

¿Qué diablos acaba de pasar? -se preguntó. Sin embargo, la respuesta llegó por sí sola cuando vio una figura en la oscuridad indistinguible.

- ¿Quién está ahí? -Sarah levantó la mano con la navaja en una posición de ataque, la figura se acercaba y con la poca luz que había pudo notar a una persona alta con una ballesta colgando del hombro.

- Tranquila. -dijo una voz grave y ronca. Era un hombre. Sarah bajó su arma lentamente sorprendida.

¿Es... Una persona... Viva? -pensó- ¡Es una persona!

- Estás vivo.

- Y así pienso seguir.

Se acercó a ella, se inclinó y sacó la flecha que recientemente había lanzado directo al cráneo del caminante.

- No lo puedo creer. Aún quedan personas. -él la miró confundido como si ella fuera una cosa extraña.- Todo este tiempo pensé que era la única persona en el planeta.
-él no dijo nada mientras limpiaba la flecha en el árbol.- Bueno en realidad sí sabía que habían personas, pero esta es la primera vez que veo una en mucho tiempo. -dijo emocionada.

- Y será la última. -dijo con arrogancia. Se marchó.

- ¡No espera! -ella exclamó tratando de detenerlo.- Por favor no te vayas. Tengo fuego y me encontré un paquete de sopa para calentar. Si quieres podemos compartir mitad y mitad. -le suplicó desesperada.

Hacía mucho tiempo que no conversaba con alguien real. Se sentía tan sola, que el hecho de encontrar a otra persona la entusiasmaba mucho. La idea de compartir con alguien más era emocionante. Él hombre extraño la miró de arriba abajo, notó que su ropa era nueva porque no tenía marcas ni hoyos y no estaba sucia a excepción de la mancha de sangre sobre su pecho.

Así que sin decir nada pasó por encima del cable caído y siguió el camino hasta la fogata mientras Sarah arreglaba el cable con las latas. Al terminar se acercó a la fogata, tomó su cuaderno y su lapicero, y comenzó a escribir mientras tomaba asiento en el tronco.

"Hoy encontré a una persona con vida. Un hombre con una ballesta. Su nombre es..."

- Disculpa. ¿Cuál es tu nombre?

- Dixon. Daryl Dixon. -dijo extrañado el hombre mientras ella escribía en su extraño cuaderno, al terminar se presentó.

- Es un placer conocerte Daryl, soy Sarah. -le ofreció la mano en un saludo y él aceptó dubitativo.- O al menos lo que queda de mí. En unos minutos estará lista la sopa. -dijo con una hermosa sonrisa.

"Daryl Dixon es su nombre. Tiene cabello castaño y ojos azules, o al menos es lo que puedo notar con la poca luz. Se siente bien el hecho de tener a alguien con quien hablar, hace mucho que no veía a una persona con vida."

- ¿Qué tanto escribes?

- Cosas. -dijo quitándole importancia moviendo los hombros hacia arriba.

- ¿Qué tipo de cosas? -volvió a preguntar.

- Solo cosas sin sentido.

Al estar lista la sopa, Sarah dejó su cuaderno y su lapicero en el suelo, y ella comenzó a servir la comida en unas ollas pequeñas que se había encontrado tiempo atrás. No dijeron nada durante la cena. Sarah estaba emocionada, pero al mismo tiempo nerviosa. No sabía como empezar una conversación con él, así que empezó con lo básico.

- Y... ¿De dónde eres? -dijo con voz temblorosa.

- ¿Acaso importa? -su tono no era muy amigable. Pero Sarah no le tomó importancia y continuó.

- Y... ¿A dónde te diriges? -intentó de nuevo.

- A ningún lado.

El tipo no era muy conversador. Ella trataba de hacer conversación, pero con una persona como él era muy difícil. Hubo un enorme silencio incómodo hasta que Sarah decidió ser atrevida y preguntar.

- Tú... -no sabía cómo preguntar de manera que no sonara tan imprudente, apenas lo conocía.- ¿Tú tienes familia? Ya sabes, con vida. -preguntó con voz suave. Él dudó en responder hasta que lo hizo. Tal vez ella sabría algo.

- Busco a mi hermano mayor. Es un tipo algo difícil. Sé que aún esta con vida.

- Yo también busco a mi familia. A mi mamá y mis hermanos. Aunque es posible que ya no estén. -dijo con la mirada baja. Luego la levantó.- ¿Cuál es su nombre?

- Merle.

- Tal vez... Podríamos... Si tú quieres, podríamos buscar juntos. -preguntó ruborizada. Tan solo no quería estar sola de nuevo.

- Lo siento, no.

- ¿Qué? ¿Porqué?

- Prefiero estar solo y no quiero ser niñera de nadie.

- No tendrías que serlo. Soy buena defendiéndome. Yo podría cuidar tu espalda.

- No necesito que cuiden mi espalda. Estoy bien solo. -se levantó de su sitio, dejó la olla vacía en el suelo y recogió su ballesta.- Gracias por la comida. Y buena suerte encontrando a tu familia.

Diciendo esto se marchó sin más. Sarah paró de insistir y dejó que se fuera. No podía ofrecerle nada y no tenía con qué convencerlo de quedarse. Él tipo desapareció entre la oscuridad.

...

Se marchó. No quiso quedarse y no pude detenerlo. No tenía cómo hacer que se quedara. Después de todo, el tipo no era tan agradable como pensé. Sin embargo, aún me hace feliz haber visto a alguien.

Al final del día me encuentro sola. Otra vez.

El diario de una sobreviviente- Parte 1 [Daryl Dixon-TWD]Where stories live. Discover now