Capítulo 49-Maratón 3/3

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―¡No me importa! ―exclamó moviendo su mano de forma desdeñosa― tu solo dime que sientes tú. Como sabes que estás enamorada.

―Pues... ―tomé una gran bocanada de aire y la solté de golpe, mirando de reojo a Lily y frunciendo el ceño al ver como se atragantaba con un pastelitos de chocolate blanco, cortesía de mi querido hermano― no sé cómo explicarlo. Es como... Cuando lo veo, no importa que tan triste o molesta esté, es como si todo estuviera bien y una sonrisa se dibuja en mi rostro sin que yo pueda evitarlo. Cuando me toca o me besa, me siento segura, querida. Él me hace sentir como si fuera la mujer más guapa del mundo y como si yo fuera la única mujer al que él quiere. Siento... algo extraño en el estómago cuando me toca o me besa, como vértigo o adrenalina. Mi corazón late desbocado y en ocasiones siento que podría salirse de mi pecho y caer a sus pies.

―Que ñoña eres ―comentó con una sonrisa de costado.

―Cállate que no he terminado ―gruñí mandándola a callar con la mirada― Pero lo mejor de todo, lo que más amo hacer, es mirarlo y que él me mire a mí. Porque, aunque suene cliché y estúpido, es como si el mundo se detuviera a nuestro alrededor y no existiera nada más que nosotros. Siento algo cálido en el pecho y luego... luego simplemente sucede.

―¿Qué sucede?

―Que siento como si ese fuera mi lugar en el mundo, a su lado. Siento que no hay otro lugar en este universo en el que pudiera estar mejor que a su lado.

―Definitivamente estas enamorada ―concluyó luego de algunos segundos de silencio― Cindy, si algún día llego a hablar de la forma en la que tú lo haces... si en algún momento llegara a enamorarme, mátame. No quiero ser tan asquerosamente ñoña como tú.

Rodé los ojos y me levanté para coger un pastelito de fresa para mí.

Seguramente su momento estaba próximo a llegar.

(***)

―¡Cindy, tienes una llamada! ―gritó mi hermano desde algún lugar de la casa.

Me levanté de mi cama con el ceño fruncido, dejando en la mesita de noche mi ensalada y poniéndole pausa a la serie. No era normal que alguien me llamara al teléfono del departamento, es más, no podía recordar la última vez que ese teléfono había sonado.

Jack se pasó por mi lado con un plato de pollo frito y se metió en mi habitación con una sonrisa.

―¡No le des play hasta que yo vuelva, eh, Jack!

―Está bien, pero no demores mucho ―advirtió.

Seguramente no tenía más de diez minutos. Jack podía ser muchas cosas, pero paciente no era una de ellas. Solo conmigo, la verdad. Eso era algo que compartíamos, una de las pocas cosas.

Levanté el teléfono y lo llevé a mi oreja.

¿Hola?

―¡Cindy, cariño, por fin logro dar contigo! ―habló una voz dulce y conocida al otro lado― no te imaginas la odisea que tuve que pasar para poder hablar contigo. Llevo dos días llamándote a tu móvil y no me contestas. ¿Estas molesta con nosotros por lo que sucedió con Ian?

―No, Laura, para nada. Siento no haber contestado, pero no sé dónde está mi móvil. Soy un poco desordenada con el ―confesé tímidamente, enrollado en mi dedo el cable del teléfono― ¿Ocurre algo?

―No es nada grave, puedes estar tranquila. Pero... nos gustaría hablar contigo sobre algo muy importante. Si pudieras venir a cenar hoy a casa te lo agradeceríamos mucho.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Where stories live. Discover now