Capítulo 46

30K 1.6K 135
                                    

Ian me había presentado con orgullo a muchísimas personas, más de las que podía recordar o si quiera contar.

Algunos de ellos se veían felices por nosotros, dándonos sinceras felicitaciones. Pero como todo en la vida, también estaban esas personas que nos daban sonrisas y felicitaciones falsas y me miraban de forma despectiva. Entre esas personas estaban las chicas jóvenes, que miraban a Ian con un signo de peso en los ojos, o algunas otras que lo miraban con admiración y deseo.

Personalmente me daban igual esas personas. Nunca había sido de las que le importaban lo que la gente decía. Sí, es verdad, en ocasiones cuando todo se volvía más serio me hacían sentir un poco mal, pero nunca llegaba a darle demasiada importancia.

Por un tiempo, más del que debería, me olvidé de que en cualquier momento mi jefe entraría por esas puertas dobles.

Ese tiempo pasó cuando antes de lo que pude imaginar, Vincent se acercó a nosotros con Laura a su lado. Si bien él no parecía querer intimidarme ni asustarme, con su tan conocida sonrisa simpática y ojos bondadosos y brillantes, no pude evitar desear correr nuevamente al otro lado del mundo y esconder mi cabeza bajo la tierra como un avestruz.

Laura y Vincent se veían muy unidos y felices juntos. Laura irradiaba felicidad y amor cada vez que miraba a su marido y Vincent miraba maravillado a su mujer, con ojos de amor y una sonrisa de completa felicidad.

Ellos me recordaban un poco a mis padres. Eran de esas parejas que no podías imaginar sin estar juntos, como si hubieran nacido para estarlo.

Vincent se acercó a su hijo para abrazarlo y susurrarle algo al oído, a lo que Ian rió por lo bajo.

―Cindy, linda, que alegría verte ―dijo Vincent con una sonrisa una vez se separó de su hijo para abrazarme a mí.

Le respondí tratando de esconder el leve temblor en mis manos, pero él pareció notarlo de igual forma, porque cuando nos separamos, me tomó de los antebrazos y me miró con calidez.

―Pareces un flan, niña, deja de temblar. No estoy molesto ni voy a reprocharte nada ―dijo con sinceridad, mirándome fijamente a los ojos. Los mismo de Ian― Estas embarazada, ya no hay nada que hacer con eso. ¿De que serviría que me molestara por algo que no tiene vuelta atrás? ―preguntó con una ceja alzada― Pero si te soy sincero, aunque hubiera vuelta atrás, no me gustaría que lo hicieras. Porque nunca había visto a mi hijo tan feliz, y si tú y ese bebé son los responsables de esa felicidad, no podría estarles más agradecidos por ello. Sobre todo porque tú también pareces feliz.

―Lo quiero mucho ―confesé con una temblorosa sonrisa, comenzando a relajarme pero aun sin dejar de temblar completamente. Digo, el hombre que hasta hace unos meses era mi jefe, ahora era mi suegro. Eso no podía ser tomado a la ligera y fácilmente podía malinterpretarse.

―Lo sé ―dijo soltando mis brazos y dando un paso atrás para mirar a su hijo― Espero que la cuides mucho, Ian, porque ella lo vale.

―Puedes estar seguro de ello, papá ―asintió el con seriedad, mirando fijamente a su padre para hacerle saber cuan en serio iban sus palabras.

―No te preocupes, cariño, yo he velado porque Ian haga lo correcto y cuide muy bien a Cindy ―comentó Laura tomando a su marido de la mano y mirándolo con una sonrisa― Cindy es una jovencita hermosa, en todos los sentidos.

―Concuerdo con ello, amor ―dijo Vincent antes de darnos una última mirada para atender el llamado de un hombre gordo rodeando con su brazo a una jovencita que fácilmente podría ser su hija. Él la miraba y trataba como si fuera un trofeo, un mero objeto.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Where stories live. Discover now