Capítulo 38

36.3K 1.7K 187
                                    

―¿Estas segura de que todo esto lo tejió tu mamá? ―le pregunté a Lily, mirando la gran maleta llena de ropa de todos los colores y tamaños.

Oficial, se ha vuelto oficial. Mi bebé en gestación tiene más ropa que yo.

―Cuando mamá se propone algo, puedes estar segura de que va a hacerlo. Y eso que aún no acaba, porque sigue confeccionando más cosas ―dijo la morena encogiéndose de hombros.

Solté un suspiro y tomé la maleta para arrastrarla hasta la habitación que compartía con Ian.

―Ayer Laura, la madre de Ian, vino de visita y trajo consigo una tienda completa. El pobre de Alex parecía un burro de carga ―comenté dejando la maleta en un rincón y girándome para mirar a mi amiga con los ojos entrecerrados― ¿Podrías explicarme por qué, en el infierno, Alex me pidió tu numero te teléfono?

Ella sonrió de forma enigmática y se dejó caer de espaldas en la cama.

―Solo quiero jugar un poco con él ―dijo soltando una risita juguetona― Me gusta ver la forma en que su rostro se frunce cuando esta frustrado. Alex no está acostumbrado a recibir un no por respuesta, y ahora que yo le he dicho no, represento un reto para él. Pero no te preocupes, no planeo destruirlo demasiado, quizá ayude y deje de pensar tanto con su pene en vez de cerebro.

―¿Cómo sabes que no vas a acabar por implicarte más de la cuenta? ―pregunté mayormente con curiosidad. Estaba preocupada, pero solo un poco. Lily ya era una niña grande, capaz de tomar sus propias decisiones y afrontar las consecuencias. Ella era obstinada y muy terca, sin importar que dijera ella terminaría por hacer lo que le viniera en gana. Si ella terminaba afectada, estaría yo para ayudarla.

―Eso no va a suceder ―contestó confiadamente, teniendo férrea seguridad en sus palabras― Porque él no tiene nada especial que pudiera atraparme, más allá de su evidente belleza. Además, somos muy parecidos, no puedo engancharme o enamorarme de alguien que huye del compromiso como de la muerte.

―Creo que por que son iguales deberías preocuparte.

―Nah, deja de ser tan paranoica ―me cortó haciendo una señal de desdén con la mano― A lo máximo que podríamos llegar, y estoy siendo bastante extremista, es a una buena noche. Quizá dos, o tres, depende de que tan bueno sea en... ya sabes ―me guiñó un ojo― pero no va a pasar a mayores, confía en mí.

―Si tú lo dices ―canturreé con una sonrisa. Sabia como terminaría todo, precisamente porque eran iguales y eso es lo que terminaría por unirlos. Pero no iba a decírselo, porque en el fondo, ella lo sabía. Y la idea de llevarle la contraria a lo que era obvio, era lo que más le atraía.

―¿Y cómo va todo con tu príncipe azul? ―preguntó para cambiar de tema hábilmente― por lo que pude ver el otro día, todo va sobre ruedas.

―Me dijo que me quiere ―dije en voz baja, como una adolecente enamorada y atontada. Estuve tentada a auto cachetearme para hacerme reaccionar. ¡No podía ser tan ñoña! Pero eso habría sido un poco... desquiciado, y prefería ser una ñoña a una loca.

―Owww, van a hacerme vomitar arcoíris y cagar florecitas ―dijo levantándose de la cama para mirarme, apoyada en sus codos― ¿Y qué le dijiste?

―La verdad, que también lo quería.

―¿Y luego lo hicieron? ―inquirió balanceando sus cejas con una sonrisa pícara.

―Si... digo, ¡no!... ¡Que te importa si lo hicimos! ―exclamé sonrojada, dándome aire con la mano.

―Pero mírate, toda sonrojada y abochornada ―se levantó de la cama y se aceró a mí con actitud juguetona― dime, pequeña perra, que hicieron para que te sonrojaras como un semáforo. ¿Te ató a la cama? ¿Sumaron un juguetito a la ecuación? ¿Te azotó? ―me picó el estómago con un dedo, provocando que me encogiera por las cosquillas y me sonrojara aún más por sus palabras.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Where stories live. Discover now