Desaparecido

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Mi mirada se congela completamente. Ambos nos miran a las dos.

—¡Que haces tú aquí maleducada! —espeta fría.

—Mama... ella es Laura la chica que te comenté ¿Te acuerdas? —no consigue apartar la vista de mí, me mira de arriba hacia abajo—. ¡Mama! —le replica.

—Ya hablaremos tu y yo—dice finalmente, tiene sus puños apretados y sé que desde el momento que me la tropecé en las escaleras no le he caído bien... y ahora mucho menos.

Nos sentamos los cuatro en la mesa, es una situación bastante incómoda, estoy acostumbrada a hablar cuando estoy comiendo, pero aquí me es imposible.

—Laura—rompe el padre de Oliver el silencio tan incómodo que inundaba el comedor—. ¿Trabajas o estudias?

—Estaba estudiando—los tres me miran.

—¿Tan pronto has acabado? —inquiere saber.

—Si... he tenido que dejarlo, problemas—susurro, Oliver me mira y hace un gesto demasiado extraño, parece que le esté dando algo. Sé que quiere que no siga hablando más o empeorare la situación.

Terminamos como hemos empezado en silencio. Su madre no me ha quitado el ojo, sé que le ha dado varios hincapiés bajo la mesa a Oliver. Me despido lo más rápido posible, su padre que es un encanto me invita a que vuelva cuando quiera.

—¿Qué os pasaba a ti y a mi madre? —sabía que me iba a preguntar, caminamos por un camino de piedras hacia el coche.

—Diferencias.

—Por diferencias mi madre no asesina con la mirada—me mira de reojo.

—Tuvimos un encuentro donde yo no fui un tanto educada—asiente, ya sabe por dónde voy.

—Así que—murmura—. Tú y mi madre ya os conocíais, si lo sé no hubiera hecho falta hablarle tanto de ti—¿Cómo que de mí? ¿Qué le habrá dicho? me paro en seco, le miró fijamente—. Tranquila, todo ha sido bueno.

—Creo que ni aun que fuera una santa, se lo creería—susurro.

Seguimos todo el trayecto en el coche en silencio, de fondo una leve melodía de una canción que tanto me gusta. Alargo la mano y le doy voz.

—Ya hemos llegado—dice cuando llegamos a la puerta del edificio.

—Bueno dentro de lo que cabe... ¿Tampoco ha ido tan mal no? —sonrío un poco, intentando que fluyan las palabras.

—No creo que no—dice secamente, está demasiado serio—. Me tengo que ir—asiento, me da un beso suave en mi mejilla derecha.

Bajo del coche, siento una sensación extraña... un vacío que no entiendo el por que. Esta demasiado raro, le he visto mirar el móvil un par de veces. Subo la escalera lo más rápido que puedo, el ascensor esta averiado, o por lo menos eso ponía en la nota pegada en él.

—Hola—levanto la cabeza ante su voz tan peculiar para mí.

Lo ignoro completamente, paso por su lado. Saco las llaves de mi bolsillo, no quiero estar ni un segundo cerca de ese hombre.

—Laura ¿Me piensas ignorar siempre? —susurra detrás de mí—. Soy tu padre—cierro los ojos, la ira que estaba apagada dentro de mi vuelve a resurgir de lo más profundo.

—¡Deja de decir eso de una puta vez! —espeto fuertemente—. Tu nunca has sido mi padre—me giro y nuestras miradas se cruzan, esta abatido... derrotado como un soldado en su lucha perdida.

Locura Insaciable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora