A las seis...

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Me siento completamente idiota ¿Por qué he hecho eso? ¿Por qué lo he echado de mi casa así como si nada? Seguramente estará pensando que soy la tía mas estúpida que ha podido pasar por su vida.

Mi móvil comienza a sonar. Es un numero privado, me extraño pero cojo la llamada.

- ¿Si? - pregunto extrañada -.

- Laura... - su voz me resulta demasiado familiar -.

- Lo siento... se ha... se ha equivocado – por fin recuerdo de quien es esa voz tan grave -.

- Laura hija... - suspira al otro lado del teléfono – me gustaría hablar contigo – resoplo -.

- Ya pero yo no... - le digo finalmente -.

- Carla... - dice finalmente ¿Qué pasa con mi hermanastra? - Carla tiene cáncer... - dice con voz completamente derrotada -.

Todo dentro de mi se congela, no es que Carla sea santo de mi devoción, pero tampoco me gusta que este pasando por esta situación, nunca nos hemos llevado bien. Cuando éramos adolescentes he íbamos al mismo instituto Alberto, un amigo mío de toda la vida le confeso a Carla, lo que nuestro padre llevaba tiempo ocultándole y de lo que ella siempre se burlaba de mi... que éramos hermanas del mismo padre.


" - Que seamos hermanastras no te da derecho a que lo digas por hay – dice avergonzada, la miro y miro hacia el suelo, las manos me tiemblan... mis piernas parecen gelatina y todo me da vueltas -.

Aquí estoy acorralada en el baño del instituto, mirando como la persona que podría tenerme un poco de cariño ya que mi sangre y la suya son la misma, no lo tiene. Me mira con desprecio, sus dos amigas hacen lo mismo solo que estas disfrutan de que Carla me diga las perlas que salen por su boca.

- No es la primera vez que te lo he dicho... - digo casi en un susurro inaudible -.

- ¡Me da igual! - grita alzando las mano, parece que la ira le corre por todo el cuerpo - ¡No tienes derecho a nada! - vuelve a gritar, su cara comienza a ponerse completamente roja de ira, aprieta sus puños -.

Me siento sola, Alberto la persona a quien le había confirmado mi secreto, quien sentía como la persona que mas me apoyaba lo ha ido diciendo por todos los sitios hasta llegar a los oídos de Carla.

Siento como su mano queda señalada en mi mejilla izquierda, sus dos amigas la cogen para que no me vuelva a dar otra bofetada, parece ida de si, como si algo maligno le hubiera poseído. Alisa su falda con la yema de sus dedos, me mira intimidándome y gira sobre sus talones, haciendo que su larga cabellera se meta dentro de mis ojos.

Cierro rápidamente la puerta del baño, quiero estar sola... estoy completamente sola, no tengo a nadie, solo es mi segundo día en el instituto y no conozco a nadie... nadie con quien compartir mis penas, alguien que pueda entenderme, solo alguien que pueda darme un abrazo y que me diga aquí estoy yo para ayudarte...

Me siento en el suelo, al lado del lavabo. Las lágrimas brotan por mis mejillas, me froto los ojos y encojo mis rodillas tapando mi cuerpo delgado y frágil.

- Hola... - veo como una chica morena de ojos claros me mira desde la puerta que separa el retrete de los lavabos – siento lo que te ha pasado – la miro, me tiembla todo, ahora ella también se reirá de mi, no aparta la vista -.

- ¡Erika, sal ya! - gritan desde el otro lado de la puerta, mira hacia ella, la están esperando. Me mira y me sonríe delicadamente, no se por que pero yo hago lo mismo -.

Locura Insaciable ©Where stories live. Discover now