Tres magos en Long Island

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«Harry Potter»

Si buscas ese nombre en el diccionario, te aparecerá uhm... no te aparecerá nada en realidad, al menos no en este mundo.

Pero si lo buscas en el Mundo Mágico, ese nombre es el de un héroe con todas sus letras.

Pero Harry Potter, aparte de ser muy modesto, nunca dice que no a un trabajo, y menos si lo puede hacer con sus mejores amigos: Ron Weasley y Hermione Granger.

Si, Harry Potter está buscando Criaturas, pero no cualquier criatura, unas que según le dijeron, las han hechizado Mortifagos, para que sean fieles a Voldemort. Obviamente no tienen muchas lealtades ya que escaparon de Gran Bretaña y llegaron a Estados Unidos.

Y los tres amigos que ni siquiera terminan la secundaria, fueron a "identificarlos".

—No entiendo, ¿Por qué nosotros? —preguntó un pelirrojo, Ron Weasley, a uno de los ministros de magia.

El ministro, ya estaba completamente harto de las preguntas de Ron, y no trataba de disimularlo.

—Arturt, explícale a tu hijo lo yo ya expliqué, ¿si? -el ministro se fue de la habitación dejando a Harry, Hermione, Ron, Molly Weasley y Arturt.

—Mamá, tengo hambre-le dijo el pelirrojo menor a su madre, está lo miro muy mal, lo que provocó una risa de Harry.

—¿Qué parte no entendiste, Ron? -preguntó Hermione- Iremos a América para buscar unas criaturas que nadie ha visto.

—¿Y por qué no lo hace un magizoólogo?

—Porque los pocos qué hay están ocupados, y también porque derrotamos a Voldemort y después de eso... -Harry en ese momento empezó a susurrar a sus amigos-... El ministerio nos quiere lejos.

—Ah. -El pelirrojo asintió dándole la razón a su amigo.

—¿Ya saben cómo son esas criaturas? -preguntó el señor Weasley al Trío de Oro.

—Aún no, Señor Weasley -dijo Hermione, algo preocupada por lo de la misión- Tendremos que averiguarlo por nuestra cuenta.

Molly, quien negaba con la cabeza, se dirigió a los tres adolescentes.

—No entiendo al Ministerio de Magia, ¡Enviar a unos niños a una misión suicida! Ay, ¡No podré descansar hasta que no sepa que están a salvo! -y la Señora Weasley los abrazo a cada uno. Su instinto maternal estaba tan a flor de piel últimamente que ni lo sorprendió a Harry, Hermione y Ron.

—Mamá... ¡Mamá, basta! -se quejó Ron, intentando evitar el abrazo, desde que habían derrotado al Innombrable (el pelirrojo aún no estaba listo para decirle por su nombre) estaba más cercano a Hermione y temía que pensara que no podía vivir sin su madre.

Hermione, por su parte, lo veía lindo y tierno.

—¿Ya están listos? -preguntó una voz familiar a su espalda, era Minerva McGonagall.

—Si -dijeron al mismo tiempo: Harry, Ron y Hermione.

—Bueno, escúchenme con atención... en especial tú, Weasley -dijo la profesora y Ron frunció el ceño- Se aparecerán en New York, en Long Island, ahí es donde se cree que está la criatura, tienen que encontrarla, capturarla y desmemorizar a cualquier muggle que la haya visto, ¿dudas?

Los tres levantaron la mano pero la Profesora McGonagall frunció el ceño.

—Solamente háganlo, será rápido, a esta hora en Estados Unidos son las 10 de la noche, vayan ahora.

Los tres amigos se miraron y tomaron sus manos, Minerva contó hasta tres y el trío desapareció.


En un callejón entre dos edificios aparecieron, estaban completos, si, pero muy desarreglados.

—Es común, fue un viaje largo -Alegó Hermione, que se intentaba acomodar su chaqueta y se fijaba en tener todo.

—¿Falta algo? -preguntó Harry, quien aunque hubiera derrotado a Voldemort, se sentía igual de aterrado que cuando estuvo a punto de enfrentarse al Colacuerno Húngaro, en el Torneo de los Tres Magos.

—Nada -respondió la castaña, quien miró a Ron que aún no había hablado- Ron ¿estás bien?

—Si -asintió Ron- ¿adónde vamos?

—Yo creo que deberíamos buscar los indicios, es decir, una criatura debe de dejar rastro ¿no? -opinó la chica y sus amigos asintieron.

—De acuerdo, ¡sigamos los destrozos de la ciudad! -dijo Ron sarcásticamente, al principio el se había opuesto pero terminaron convenciéndolo.

Salieron del callejón en busca de alguna criatura digna del mundo de la magia. O eso esperaban.

Magos y Semidioses Where stories live. Discover now