3. Un nuevo camino

Start from the beginning
                                    

Los ojos azul intenso de Giorgiana siguieron al caballero que cruzaba la calle y seguía su camino junto al otro hombre que gritaba. No parecía un jovenzuelo, quizá tendría unos treinta años, pero su sonrisa y sus ojos eran tan vivaces como las de un niño.

—¿Giorgiana? —Alana sonrió triunfal al notar que un hombre había llamado la atención de su revoltosa hija mayor.

—¿Qué? —dijo distraída—. Ah, sí. Tengo que ir a... ¿A dónde íbamos?

—Creo que, a casa, mi amor —dijo complacida.

—Claro —asintió aletargada—, a casa, claro.

Alana comenzó a guiarla de regreso a la carroza, estaba segura que ese encuentro traería algo nuevo a la vida de su hermosa hija mayor. Giorgiana no podía pensar más diferente, aquel instantáneo flechazo había provocado pánico en la joven mujer. Al ser tan inadvertido, la pelinegra solo deseaba huir de la situación lo antes posible, antes de que no pudiera controlar sus sentimientos.

—Habrá una reunión en casa de los Labure —dijo su madre, llenando el silencio que había de regreso a casa.

—¿En serio? —preguntó distraída—. Se escucha divertido.

—Lo será, me alegra saber que irás con disposición.

—¿A dónde iré? —volvió los ojos hacia su madre.

—¿Podrías dejar de pajarear y poner atención por un segundo a lo que te digo?

—No pajareo madre, soy una persona creativa, tengo ideas todo el tiempo.

—Eres distraída —sentenció—. Pero no importa, eres bella, muy bella, lo cual asegura que estés en la mira de uno que otro caballero.

—Madre...

—Mira Giorgiana, sé que no te gusta hablar de esto, pero la vida se pasa rápido y una mujer debe de tener la capacidad de dar hijos.

—No sabía que era algo que se perdía.

—¡Por el amor de Dios, Giorgiana! Irás a esa fiesta, conocerás a la gente que te diga y no me cuestionarás por una vez en tu vida.

—¡No puedes obligarme!

—Sí puedo, ¡Por Dios que puedo!

La joven se cruzó de brazos en su lugar y miró hacia la ventana, observando atentamente a las mujeres y hombres que caminaban por las calles adoquinadas para no poner atención al discurso que le estaba dando su madre.

—¿No crees que la forma en la que vestimos es increíblemente estorbosa? —preguntó de pronto la joven.

—¿Escuchaste algo de lo que te dije? —recriminó la mujer.

—Sí, sí. Boda, hijos, casa, edad... —sonrió y se inclinó de hombros—. Siempre es lo mismo.

—Eres insufrible, Giorgiana —dijo Alana mientras bajaba del carruaje—. Tu hermano tomará el poder de todo esto, pero no podrá cuidar de ti por siempre. Debes buscar tu propia protección.

—Es justo lo que estoy haciendo —susurró.

Giorgiana planeaba resolverse la vida sin necesidad de recurrir a su hermano, ni a nadie más. Estaba segura que podría hacerlo, no era tonta, tenía conocimientos para sobresalir, solo necesitaba que alguien creyese en ella. No solo dejándola en su errante vivir, sino que le diera una oportunidad.

La joven suspiró y dejó su sobrero al cuidado del mayordomo, el leal Ettiene, quién siempre la había dejado salir a deshoras o la escondía cuando llegaba tarde.

Una dama indomable (Saga Los Bermont 5)Where stories live. Discover now