AZUL CIELO || kakashi hatake

C18. Propuesta fallida.

¿Algo mejor que un beso de Kakashi-senpai? Bof, patrañas.

—Ni se moleste, Senpai. No quiero sus besos después de lo del árbol —fingió enojo y se cruzó de brazos aún con el enmascarado arriba de ella.

—Fue sólo, eh, un momento de debilidad —respondió él con duda—. Ya hablamos de eso Sora.

—¡Usted habló de eso, yo no! —le gritó sonrojada, por un momento se le olvidó lo cerca que estaba de su amado—. Y-yo... senpai, usted me... me g-gusta.

Sora se abofeteó tres veces en su mente por aquello que acababa de soltar. Era obvio lo que decía, pero mencionarlo en voz alta le avergonzaba en sobremanera.

—¡N-no no! ¡Olvide lo q-que dije! —gritó con los labios temblándole.

—¿Crees que no lo sabía, Sora? —su mirada no se apartaba de los ojos azules de nuestra protagonista—. De niña me lo decías todo el tiempo.

—No es l-lo mismo...

Por su puesto no era el mismo asunto. Uno de niño puede exclamar misa, pero los sentimientos de un adulto se mantenían más serios, aunque con Sora pareciese lo contrario.

—Me propusiste matrimonio, ¿recuerdas?

La niña de 7 años se encontraba recolectando flores para mostrárselas a su sensei.
Una amarilla, otra azul, una más rosa y por último una blanca. Sus manitas estaban algo espinadas y sucias por la cantidad de tiempo que llevaba jugando con la tierra.

Al recorrer las calles de Konoha, su vista se fijó en algo muy peculiar que brillaba en el suelo.

—¿Qué podrá ser...? —se preguntó caminando hacia el objeto.

Miró a ambos lados para asegurarse que nadie le viera y lo recogió.

—Un... ¿anillo?

Era una joya demasiado sencilla y corriente, sin ningún tipo de piedra preciosa que le adornase. Incluso, Sora llegó a la conclusión de que era una baratija que seguro alguien ganó en una caja de cereal.
Igual, una idea fugaz reinó su mente. 

[...]

Las cuatro personas sintieron una presencia cerca. Alguien los estaba espiando.