C4. ¡Llegan tarde!

10.2K 904 158
                                    


—¡Mierda! —exclamó la chica levantándose de la cama, apenas había abierto un ojo miró el reloj y cayó en cuenta de su situación: 6:56 am. A cuatro minutos que dieran las 7, la hora de la que todos habían acordado verse en la entrada a la aldea. Se había quedado dormida a causa de cierto desvelo, en su noche anterior, por terminar de leer un libro de suspenso. 

Maldición, y todo para que Mal'akh terminara siendo el hijo de Peter Solomon y al último muriera por loco. Recordó enojada el final de la historia. Aunque fue un buen libro. Lo hiciste de nuevo, Dan. Sacudió su cabeza alejando pensamientos estúpidos. Tomó la ropa que hace días no tocaba y se metió a dar una ducha.

Minutos después salió del baño, se secó y se colocó las prendas; una blusa de manga corta y shorts negros, arriba de la blusa se puso su chaleco ninja.

Te extrañaba, mi bebé.

Se calzó sus sandalias ninja, un porta-shurikens, y demás cosas.
Tomó su cabello en algo parecido a una coleta desordenada y corrió fuera de casa en dirección a la puerta de Konoha.

No sé de que me preocupo si...

Paró sus pensamientos al escuchar un "meow".

—Un —miró a todos lados, encontrándose con un pequeño gato color gris con ojos grandes y azules—... ¡UN GATOOOO! —caminó despacio hacía el minino, para no asustarlo.

Cuando llegó hasta él, estiró un brazo y lo tomó. Después, prosiguió a abrazarlo y acariciarlo contra su mejilla. El pequeño felino se dejaba mimar, soltando ronroneos que sólo hacían enloquecer más a la chica.

—¡Eres tan mono, me he enamorado de ti! —exclamó enternecida, olvidándose totalmente de la misión.

—No es bueno que te distraigas así por un animal. Llegas tarde.

Reconoció aquella voz.

—¡Kakashi-senpai, no se entrometa en la vida de una amante de los gatos y un gato!

—¿Y la misión?

—¡Oh, es cierto! P-pero Kakashi-senpai también va tarde. ¡Así que no tiene derecho a juzgarme! —le apuntó con su dedo, incriminando el actuar de su contrario.

—¿Yo? Ah, es que me detuve a ayudar a una anciana con...

—¡Mentiras, mentiroso! —le interrumpió Sora.

El gato comenzó a moverse raro, así que la peliazul lo dejó en el suelo.

—Entiendo si no quieres estar conmigo... espero que encuentres a alguien que te cuide y te ame tanto como yo lo hago —dijo con tono exageradamente depresivo.

—Bien, ¿nos vamos ahora? —preguntó Kakashi.

—¡Sí! —saltó a la espalda del enmascarado—. ¡Andando!

Kakashi dio un largo suspiro y emprendió el camino, con la fastidiosa azulada en su espalda. Era obvio que no le molestaba tanto la presencia y cercanía de la mujer.

—Hace mucho que no te veía con esas ropas, ahora es extraño no verte con esa falda tan ridí... tan esponjosa —se corrigió al instante.

—Mmm... lo que pasa es que Tsunade-sama no me ha dado misiones últimamente, y eso me molesta. ¡Se me acaba el dinero! —movió sus brazos de arriba a abajo simulando desesperación.

—Entiendo.

—Kakashi-senpai, lo conozco desde que comía tierra, ¿por qué no me deja ver su rostro? —la peliazul hizo un puchero.

—Es difícil... ¿Acaso no te gustan los misterios?

—K-Kakashi-senpai... ¿El misterioso? —cuestionó con duda.

—Exactamente. Quizá te guste menos si logras ver mi rostro, porque el toque misterioso se irá.

Sora se sonrojó hasta el cuello, tanto que le ardió el rostro.

—¿E-eh? ¡¿G-gustarme?! —se movió incómoda.

—Como un amigo, ¿qué más sería? —Kakashi paró de caminar—.  Ah, hemos llegado. Hola —saludó al trío de niños, quienes estaban notablemente molestos.

Sora bajó de la espalda de Kakashi, e hizo un movimiento con la mano en forma de saludo.

—¡Llegan tarde! —gritaron Sakura y Naruto al unísono.

—Oh, lo sentimos. Es que Sora se encontró con un gato en el camino —se excusó Kakashi.

—¿Por qué Sora está tan roja? —preguntó Sasuke con los brazos cruzados.
Ésta misma se cubrió el rostro usando ambas manos.

—¡No me vean, puede ser contagioso! E-es... l-la eh, ga-gastritis eh Kakashitis.

—¿Gastritis...? —comenzó Sakura.

—¿Kakashitis? —completó Sasuke.

—¡Sí, ahora andando! —exclamó caminando aún con las manos en el rostro.

—Sora, creo que deberías ver por dónde caminas —sugirió Kakashi.

—¡Kakashi-senpai le he dicho que no se meta en...!

Y así, la chica azotó el suelo como un costal de patatas.

¿Gustarme? ¿Como un amigo? No podía sacarse esas cuatro palabras de la cabeza.




n/a: Editar me da webi, les quiero

AZUL CIELO || kakashi hatakeWhere stories live. Discover now