Capítulo 19: La tormenta

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—Changkyunnie, ¿sabes qué día es hoy? —preguntó dándole un pequeño empujón con el hombro. Él le dedicó una expresión confusa que le indicó que no tenía ni idea—. Aish... siempre me haces lo mismo. Hace un mes que estamos juntos —explicó con un puchero.

El pianista entreabrió los labios para decir algo, pero los cerró y bajó la vista hacia sus pies.

—Voy a ignorar la frialdad con la que me estás tratando y te daré tu regalo igualmente —prosiguió Wonho con teatralidad antes de ofrecerle la bolsa lila—, pero solo porque soy una buena persona.

Los ojos de Changkyun se abrieron ligeramente al ver el regalo y solo cuando Hoseok empezó a balancear la bolsa en el aire se decidió a cogerla dubitativo. Echó un vistazo al interior y vio el táper con los muffins; apretó los labios y se quedó mirando las caras sonrientes de los monstruos de las galletas sin mostrar expresión ninguna.

—Mi madre me ayudó a hacerlos —explicó Wonho orgulloso—. Créeme, nunca probarás unos muffins tan ricos como estos.

Los murmullos de unos compañeros de clase que caminaban por el pasillo a su lado hicieron que Changkyun los mirase; su rostro se contrajo en una mueca de aflicción y volvió a dirigir su vista hacia Hoseok, cuya expectación por saber su opinión del regalo resultaba evidente.

—Yo... —masculló apretando el asa de la bolsa—... no tengo hambre. —Dicho esto, le devolvió el regalo y Hoseok lo sostuvo entre sus dedos, mirando al pelinegro con los ojos muy abiertos. La sonrisa de su rostro se fue perdiendo hasta desvanecerse: esperaba que se tratase de una broma y que en realidad Changkyun estuviese entusiasmado por el regalo.

Pero cuando se dio media vuelta y se marchó por el pasillo, Hoseok supo que no era ninguna broma. Permaneció quieto en el sitio, observando cómo la pequeña figura de su novio se perdía en la distancia y pestañeó numerosas veces.

De repente, se sintió ingenuo y estúpido. Sus ojos empezaron a enrojecerse y su garganta se estrechó dolorosamente: su corazón dolía. Mucho.

No... le debe pasar algo.

Eso es lo que Hoseok se dijo a sí mismo; puede que Changkyun a veces fuese frío, pero aquello era demasiado. Algo debió haber ocurrido, estaba seguro. Se frotó los ojos para evitar que ninguna lágrima cayese y tomó aire echando la cabeza hacia atrás.

Cuando su respiración se calmó, bajó la mirada hacia la bolsa y observó el interior: los ojos saltones de los muffins parecían decir en silencio 'la has fastidiado' y Hoseok arrugó la nariz.

—No me miréis así —les reprochó enfurruñado—. Changkyun solo tiene un mal día, eso es todo.

Sabía cómo era Changkyun, así que debía ser el doble de comprensivo. Le daría espacio al menor para no agobiarle, seguro que al final volvía a él para contarle lo que le ocurría. O eso esperaba.

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"Me das asco... ¿te crees especial porque oppa sabe que existes? Muérete de una vez."

—Oye. —El tacto de Jooheon en su hombro le hizo dar un respingo y girarse sobre su pupitre para mirarle. La preocupación era evidente en su rostro—. ¿Te encuentras bien? Estás un poco pálido.

Changkyun arrugó la nota que se había encontrado en su mesa y la apretó fuertemente en su puño para que el rubio no la viese. Le dedicó la mejor sonrisa falsa que pudo y asintió; Jooheon insistió un poco más en que si no se encontraba bien, debería irse a casa, pero el pequeño chico siguió respondiendo que todo estaba bien.

A dos notas de tu corazón [WonKyun]Where stories live. Discover now