Capítulo 12: Dos piezas del puzle

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A Wonho se le daba bien besar, y él lo sabía. Todas sus anteriores parejas se lo habían dicho, y no es que le gustase alardear de ello, pero lo consideraba como uno de sus puntos fuertes.

Había dado muchos tipos de besos, desde los más inocentes hasta los más pasionales. La sensación cálida que unos labios dejaban sobre los suyos era algo único para Hoseok.

Desde que conoció a Changkyun en el salón de actos y le oyó pronunciar su adorable confesión de amor, deseó ser la persona a la que iban dirigidas aquellas palabras. Deseó ser el único que pudiese escucharlas y, sobre todo, deseó besarle.

Y ahora por fin pudo hacerlo.

Wonho tan solo posó sus labios sobre los del contrario con delicadeza, casi con miedo a espantarle; el pelinegro estaba tan nervioso que apretó la boca en una fina línea y cerró los ojos con fuerza: no tenía ni idea de lo que hacer, así que se quedó paralizado como una estatua.

Los corazones de ambos latían frenéticamente; el mayor sintió como si unos fuegos artificiales hubiesen estallado en su interior, mientras que el menor todavía no procesaba lo que estaba ocurriendo.

Viendo lo tenso que estaba, Wonho alzó una de las manos que descansaba sobre la cintura de Changkyun hasta su cuello, comenzándolo a acariciar con el pulgar. Los músculos del pequeño chico se acabaron relajando al pasar los segundos, y el castaño aprovechó esto para abrir la boca y darle un poco de movimiento al beso.

Paulatinamente, los labios de Changkyun dejaron de estar apretados y se dejó llevar, correspondiendo de una manera tímida y algo torpe. Wonho ladeó la cabeza y le agarró de la nuca para tener una mayor accesibilidad, disfrutando y saboreando sin ninguna prisa aquella boca que tenía ganas de probar desde hacía tiempo.

Solo Dios sabía cuánto había deseado que llegase este momento; se había imaginado muchas veces cómo sería besar a Changkyun... en más de una ocasión, su mente había ido mucho más allá de un simple beso.

Pero ninguna fantasía superaba la realidad. Changkyun tenía un regusto a dulce y a café... nunca un sabor le había gustado tanto.

El sonido de sus labios separándose y volviéndose a juntar lentamente era lo único audible en los vestidores. Wonho quería mantener ese ritmo pausado: nunca había lidiado con alguien tan inexperto como Changkyun, y debía contenerse para no ir más rápido de la cuenta.

Sin embargo, un pequeño gemido por parte del contrario bastó para que le urgiera la necesidad de sentirle más. Mordió levemente el fino labio superior de Changkyun, el cual entreabrió la boca sorprendido y se aferró con aún más fuerza a su jersey.

Finalmente, introdujo su lengua y se encontró con la del pelinegro, acariciándola y envolviéndola con la suya. Ambos temblaron por el cálido roce y Wonho aceleró el beso, apretando al menor contra la puerta; Changkyun alzó los brazos y los enroscó en el cuello del castaño: su cabeza no estaba en el planeta Tierra y sentía como si su cuerpo flotase en un inmenso mar, dejándose a merced de un sinfín de corrientes peligrosas.

Se separaron unos instantes en los que Changkyun tomó aire y respiró dificultosamente. Se observaron el uno al otro antes de volver a unirse como dos imanes, probándose y sintiéndose mutuamente, casi con urgencia.

Sus labios carnosos parecían haber sido hechos para besar aquellos que eran tan finos y delicados. Eran como dos piezas perdidas de dos puzles diferentes, que aparentemente no encajaban entre ellas, y que al encontrarse se habían fundido en una sola, completándose de una forma única.

Wonho quería amar. Y Changkyun, en el fondo, quería ser amado.

Sin embargo, unos golpes en la puerta pusieron fin al beso y, por consecuente, al pequeño mundo en el que se habían refugiado durante unos breves minutos. Separándose unos centímetros de él con el cuerpo tembloroso, Changkyun le miró completamente aturdido e intentando normalizar su respiración.

A dos notas de tu corazón [WonKyun]Kde žijí příběhy. Začni objevovat