A todos los chicos de los que me enamore - Versión Peter kavinsky.

18

Estoy en la tienda de mamá. Me pidió que viniera para mover unos muebles y me encargo recoger unos muebles en remplazo mañana. Cuando voy de salida miro a Lara jean parada en el aparador, mirando un guardapelo de oro.

—Hola —saludo acercándome a ella.

—Hola —dice—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Mi mamá es la dueña, ¿recuerdas?

—¿Trabajas aquí?

—Nah, tuve que traerle algo a mi mamá. Ahora esta dice que mañana tengo que ir a recoger un conjunto de sillas en Huntsburgh —gruño —. Son dos horas de ida y vuelta. Muy molesto.

Asiente, y se acerca a un globo terráqueo.

—¿Cuánto por este globo?

—Lo que diga en la etiqueta. —Apoyo los codos sobre la vitrina y me inclino hacia adelante.

—Tienes que venir.

Lara jean levanta la vista y me mira—¿A dónde?

—A recoger las sillas conmigo.

—Acabas de quejarte de lo molesto que será.

—Sí, si voy solo. Si tú vas, puede que sea un poco menos molesto.

—Vaya, gracias.

—De nada.

Lara jean pone los ojos en blanco. —Entonces, ¿vienes o qué?

—O qué.

—¡Vamos! Voy a recoger las sillas frente a una venta de bienes. El dueño era algún tipo de ermitaño. Las cosas han estado allí como por cincuenta años. Apuesto a que habrá cosas que puedas ver. A ti te gustan las cosas viejas, ¿no?

—Sí —dice, sorprendida. —En realidad, siempre quise ir a una venta. ¿Cómo murió el propietario? ¿Cuánto tiempo pasó antes de que alguien lo encontrara?

—Dios, eres mórbida. —Me estremezco —No sabía que tenías esa faceta.

—Tengo un montón de facetas —dice y se inclina hacia adelante más cerca de mí —. ¿Y? ¿Cómo murió?

—No está muerto, rara. Solo es viejo. Su familia le enviará a un hogar de ancianos. —Levanto una ceja—. Así que te recogeré mañana a las siete.

—¿Siete? ¡Nunca dijiste nada de salir a las siete de la mañana de un sábado!

—Lo siento —digo —. Tenemos que ir temprano antes de que se lleven todas las cosas buenas.

Lara jean acepta acompañarme, merodea en la tienda unos minutos más y después se marcha. Mamá sale de su oficina con una taza de café en sus manos.

—¿Esa era Lara jean?

—Sip ¿La recuerdas?

—Si, pero la recordaba como una pequeña niña. Ha quedado muy bonita, Peter.

Asiento. —Si es bonita.—Respondo. Y me sorprende que no estoy mintiendo. Lara jean es muy guapa.