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No recordaba un momento de mi vida en el cual no estuviera sola.
El familiar que más cercano a mí había sentido era mi padre, y ni siquiera él podía estar a mi lado, lo entendía; pero no me consideraba egoísta por querer despertarme e ir a la cocina para ver cómo se tomaba su taza de café mientras mamá seguía enganchada al portátil y a la empresa que cada vez le succionaba más la vida.
Toda mi existencia era de un color grisáceo seco y triste, el típico tono que nunca pintarías en las paredes de tu hogar.
Margo había estado a mi lado, sí, sin embargo ella no me había calado tan hondo como lo había conseguido Derek.

Era una idiotez, incluso a mí me parecía una locura, ¿Cómo alguien podía encariñarse tanto de otra persona si no conocía su pasado? No sabía el porqué decidió un día colarse por mi ventana, no conocía el crimen que había cometido.
Pero le miraba a los ojos y, joder, ¿Cómo podía ver tanta inocencia y melancolía en una sola mirada? ¿Cómo?
Eso hacía replantearme tantas cosas, las cuales prefería pensar antes que creer que había hecho algo tan horrible como para que la policía decidiese perseguirlo y que hubiera una gran empresa en medio de toda la situación.

El caso era que, contra todo pronóstico, el chico de cabello negro había conseguido colorear mi vida, había experimentado el enfado, la rabia, la curiosidad... sensaciones que, tras todo este tiempo, podía asegurar que sin ellas no seríamos seres vivos.

Estaba reflexionando todo aquello mientras Melissa y Drake comentaban la carrera, por lo poco que había escuchado; Derek tenía todas las de ganar.

—¡Drake! —Me sobresalté con la voz de Mel— ¿No ves cómo está? Seguro que está perdida con todo esto.

Ambos me observaron y Matt se frotó la frente.
—Cierto —Contestó— ¿Algo que quieras saber, Sammy?

Suspiré, no se imaginaba cuántas cosas quería tener claras en ese momento.
—¿Qué es este lugar? —Fue lo primero que salió de mi boca.

—Es un sitio escondido, muchas veces vamos aquí a competir, aunque las carreras totalmente serias se hacen en la ciudad, hay muchos puntos de carreras escondidos en lugares que nadie sospecha —Asentí lentamente— También se hacen peleas, seguramente hayas visto una corrala grande, es allí donde se viven todos los golpes —Sonrió.

De momento estaba asimilando todo, no podía dejar de relacionar esto con todas las películas y videojuegos de coches que había tenido el placer de conocer.
¿Dónde te estabas metiendo, Samanta? Hija de mi vida, con lo bien que estarías en casa.

A medida que los minutos pasaban, la gente iba dejando desértica la zona de salida para volver a charlar apoyados en sus coches. Por el rabillo del ojo había visto a Byron subir el volumen de la música desde su camioneta donde llevaba todo el equipo de altavoces.

—Ahora toca preguntarte a ti —Melissa empujó un poco a Matt ganándose toda mi atención, de verdad que esa chica intimidaba, era agradable pero también sabía marcar límites para que la gente no se pasara de lista con ella— ¿De qué conoces a Derek? Muy desconocida no puedes ser si te agarró de la mano antes.

Alzó una ceja y se cruzó de brazos.
A ver como le explicaba la situación sin que sonase como una locura, aunque si eran amigos, algo sabrá sobre el tema, ¿No?

—Un día se coló a mi cuarto a través de la ventana, desde entonces vive conmigo, por así decirlo.

Suena realmente estúpido.
Ellos dos se miraron cómplices y se sonrieron el uno al otro.
—¿Eres la chica que no barre el suelo?

Estúpido Derek.

Asentí fingiendo desinterés sobre el tema, ojalá no se haya notado que me había sonrojado de la vergüenza, sabía que tenía que haber barrido aquel día.

Llámame Derek [ANULADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora