El Testimonio

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Minnesota, 18 de Noviembre, 2015.





A veces la vida es injusta y un error nos puede plantar de cara a las puertas del infierno. Muchos dicen que la peor sensación que un ser humano pueda experimentar es quitarle la vida a alguien pero supongo que eso no aplica para algo que esta parcialmente muerto.

Este era el caso de Yamir, estaba tranquilo, tanto como si estar encerrado tras las rejas no fuera un castigo, en el fondo creo que sabía que no tenia nada que temer.

Al ver sus ojos percibí cierta frialdad en sus movimientos, parecía que estaba analizándome y eso me erizó el vello de la nuca, el comisario quedó a la expectativa de que preguntara algo, así que pensé y decidí presentarme.

— Hola, mi nombre es Daniel y me gustaría hacerte algunas preguntas. — El comisario se acercó — Solo si él me lo permite, claro.

El jefe de policía captó la indirecta y se alejo a pasos firmes hacia la puerta. Ahora estábamos solos, él y yo quedamos cara a cara separados únicamente por los fríos barrotes de metal.

—Yamir. — Dijo sentándose sobre la cama de la celda — ¿Qué quieres chico?

— Me preguntaba si... Si puede hablarme de lo que pasó ayer — Solté.

— ¿Qué quieres qué te diga? ya se lo conté todo a ellos — señaló la puerta con un gesto.

— Me gustaría saber su versión, es para un trabajo de periodismo — Mentí.

Fijó sus ojos en mí y por un instante me pareció que había detectado la mentira así que desvié la vista. Suspiró, se pasó una mano por el cabello rapado, se acomodo y puso sus brazos en la nuca al acostarse, cerró sus ojos meditando un momento y dijo:

— Bueno, supongo que si, no es que tenga nada mejor que hacer, si sabes a lo que me refiero.

Se veía cómodo, bueno... tan cómodo como se puede estar en una cama que esta hecha en su mayor parte de metal. Volteé hacia la puerta para asegurar que nadie nos observara y empece:

— ¿Qué sientes? — Seguía acostado. — Estar aquí, quiero decir.

— Cuando eres inocente respecto a algo de lo que te acusan, tu sabes que no hay nada que hacer más que esperar y que te dejen libre. — Meneó los pies.

— ¿Entonces te crees inocente? — pregunté.

— Lo soy, hasta que se demuestre lo contrario ¿No es así?

— Supongo. — Pensé un momento — Ehmm ¿ Lo viste antes de arrollarlo?

— No, el cielo estaba nublado y la nieve tapaba todo el parabrisas— La débil luz que emitía la lampara le daba un aspecto tétrico a la conversación, una sombra cubría su rostro.

— Ni siquiera lo vi... No gritó, pensé que había arrollado algún animal, luego me dije Yamir, no hay ningún animal que se atreva a salir con esta tormenta Se sentó en la cama y cruzo lo brazos. Yo seguía inmóvil esperando a que terminara — Fue entonces cuando baje y... lo vi con la cara bajo la rueda.

No me miró. Cubría su rostro con las manos, parecía ensimismado dentro de los recuerdos de la noche anterior. La noticia había corrido por toda la ciudad como fuego que consume una cerilla, todos estaban enterados a la mañana siguiente. Comprendía su confusión, había tenido esa misma sensación la noche anterior.

— Lo siento. — No me sentía bien por él, quería salir de ahí.

Levantó la vista de sus manos y vi sus ojos, su expresión era indescriptible.

LOSTWhere stories live. Discover now