Un día nublado

279 52 51
                                    

Minnesota, 17 de Noviembre, 2015

Caminaba por la plaza, los vi, están cerca, tenemos que movernos antes de que nos vean, voltee y mi compañero corría hacia mi.

    - ¡Dani, nos tienen rodeados! - Dijo con preocupación en su mirada -¡¿Que hacemos?!

    - Sígueme, he visto una casa en la que podemos escondernos.  

En el fondo sabía que salir de nuestro escondite era una mala idea pero no podía negar una orden directa y ahora estábamos cerca de la muerte. Corrimos por  las calles vacías, podía oír el sonido de los pasos que nos seguían, los teníamos sobre la espalda, si no nos escondíamos pronto nos alcanzarían.

    - !Entra¡ !Ahí vienen¡   - Entramos en la vieja casa de concreto, la sala estaba obscura y el aire olía a pólvora.

Nos acurrucamos tras el sofá y tratamos de ahogar nuestra respiración para no ser escuchados, la sangre subía por mis venas y sentía el calor en mi frente, podía sentir el peso de todo mi equipo y el frío acero de mi arma. volteé y  vi a mi compañero con la mirada perdida y temblando de miedo.

    - Shh...   - Mascullé tratando de calmarlo.

Escuchamos los pasos detenerse frente a la casa y cerré los ojos rezando para que no revisaran dentro, agudicé el oído para escuchar la menor señal si nos habían visto, por suerte había silencio... un extraño silencio inundaba la casa. Sin ir más lejos hice señas a Nícola para que no se moviera. El peligro había pasado.

Poco a poco me levanté y di unos pasos vacilantes por la sala, con mi fusil entre las manos, giré y asentí a Nícola para que se levantara de su escondite. Desde que recuerdo Nícola siempre ha sido mi amigo, ambos habíamos entrado al ejercito el mismo día y pertenecíamos al mismo pelotón. Esa noche habíamos salido a llevar un mensaje al puesto de comando de la calle Middlesbrough pero en el camino nos habíamos topado con alguno que otro retraso.

Nícola o "Nick" como solíamos llamarle era un chico moreno de 24  años que siempre había sido muy comprometido con su trabajo y con su país, por su carisma y solemnidad había llegado a ser una persona muy apreciada por todos los que conformábamos parte de la tropa.

  - Vamos, sera mejor que regresemos.

  - Andando, creo que...   - De pronto callamos por el un sonido metálico que retumbo en la habitación, ambos sabíamos que era.

Una granada... 

    - !Heil Hitler!  - Retumbó en la habitación, no tuvimos tiempo de cubrirnos, perdí la visión por el impacto, mis oídos sangraban por la conmoción. Mi ropa estaba mojada, sentía la sangre caliente entre mis brazos y el raspón en mi frente. La puerta crujía por los golpes y los pasos apresurados se movían por todos lados, habíamos fallado. Nos escucharon y ahora estábamos muertos.

- ¡¡¡Dani!!! - Nick llegó en un segundo, al parecer estaba ileso, la angustia estaba reflejada en sus ojos y las lagrimas amenazaban con caer.

- No, no, no... Aguanta, no me dejes solo ¡No te atrevas! - Sollozó.

Mi cabeza daba vueltas, todo mi mundo se movía, sentí como si algo me estaba llevaba, mis ojos se cerraban, Nick me agitaba y gritaba mi nombre sobre el sonido de las balas. Era tarde, todo terminó, nos habían encontrado...


-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+


    - Dan... ¿Daniel?...¡¡¡Daniel!!! - Gritó Liza, moviendo mi brazo. - ¿Qué haces?

LOSTWhere stories live. Discover now