Mañana Dudosa

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Minnesota, 18 de Noviembre, 2015


A la mañana siguiente desperté con el cuerpo pesado y los parpados me dolían. Mi espalda gritaba como si hubiera dormido sobre rocas y mi camisa estaba mojada de sudor. Giré sobre la cama y vi la ventana, el día estaba nublado y la ventana estaba empañada por el calor; cerré los ojos recordando y me detuve a pensar si todo lo que había pasado fue un sueño. Quería creer que todo había sido producto de un mal sueño, sin embargo, el dolor que me recorría el cuerpo me decía otra cosa, reuní un poco de fuerza más y me senté en la cama.

Me di cuenta que mi cuarto era un verdadero desastre, típico de un perezoso adolescente; mi ropa yacía tirada en el suelo junto al cesto y los platos sucios estaban amontonados en el escritorio justo al lado de la computadora. Me estiré por ultima vez y salí de la cama, a pesar que el suelo estaba alfombrado, sentí frió en los pies y me agaché para sacar mis pantuflas bajo la cama, estiré el brazo pero solo conseguí una pantufla, al parecer me faltaba una, cosa que atribuí a Rupert . Ese perro es tan inteligente como travieso que a veces me sorprende su astucia para tomar mis cosas cuando no lo veo.

Me acerqué a la ventana y sentí el frío que acechaba fuera de la casa, la tormenta había acabado y mi ventana estaba cubierta de escarcha, vi que afuera las calles estaban siendo despejadas por las barredoras de nieve, siempre puntuales después de cada nevada.

Caminé hacia la puerta y vi el periódico que dejé sobre la mesa de noche y lo arrojé al cesto de basura, estaba decepcionado porque sabía que mis llaves y mas importante aun, mi teléfono, se había perdido y no había nadie que se responsabilizara por él.

Bajé las gradas y mis sospechas fueron confirmadas, mi otra pantufla descansaba en la ultima grada junto a unos de esos huesos chillones de mi cachorro. Tomé mi calzado faltante y caminé al comedor. Mi madre ya estaba desayunando su plato favorito, yogurt con granola.

— Tenemos que enseñarle a ese perro a no tomar mis zapatos.

— ¿Tenemos? — Ironizó mi mamá — Te recuerdo que es tu perro.

— Lo sé, lo sé pero, es demasiado rebelde como para hacerme caso — dije al sentarme.

— Ah, por ciento te preparé unos huevos para desayunar, no tenia qué darle a Rupert así que le di un poco de tu comida, espero no te importe. — Dijo metiéndose una cuchara de yogurt a la boca — Está en el microondas, no olvides calentarla.

Volteé a ver a Rupert ,que estaba comiendo gustosamente en su plato, parece que mi madre optó por ponerle el suéter verde con dibujos de santa y sus renos a pesar que todavía falta un mes para las fiestas, aunque se ve adorable no me deja olvidar que está comiendo parte de mi plato también.

— A veces creo que lo quieres tanto o más que a mi — Pulsé el botón y mi plato comenzó a girar dentro del microondas.

— Ay, no seas exagerado. —Alzó al perro en brazos —Los quiero igual a ambos.

— ¡Mamá!— exclamé irritado.

— Oh, por cierto — se levantó —llamé a la policía y dijeron que iban a atender la denuncia por el robo de tu teléfono.

— No lo sé, mamá, no estoy seguro que haya sido un robo.

— ¿ A qué te refieres? — Preguntó.

— No lo sé — repetí — es como si estuviera loco o esquizofrénico, ni siquiera me respondió.

— Mm.. bueno sea lo que fuere ya no es problema, la policía lo atrapará — Metió su plato en el lavavajillas. — Lo ultimo que queremos es un loco suelto por ahí, ya tenemos suficiente con este frío.

LOSTWhere stories live. Discover now