Mi Pequeño Hermano ʕ•ܫ•ʔ YoonMin

BinWoo: Voy a protegerte

Por favor espera

El epilogo se cargara en breve

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...♡

— ¿Quién fue? — Sus sollozos eran profundos y le era imposible hablar con claridad, su labio estaba sangrando y su ojo derecho tenía un hematoma apenas visible —. ¡Dime quien fue MoonBin!

—F-Fue... Fue Ten — sus manos se empuñaron con fuerza haciendo emblanquecer sus nudillos —, es el niño que va en mi salón, es un año mayor que mis compañeros de clase.

—Quiero que me esperes aquí, no te muevas — sacudí un poco sus hombros —, y si llega el tío TaeHyung dile que fui al baño.

Me quite la mochila y la deje en el suelo, toque su mejilla y con mi dedo pulgar limpie la última lágrima que salía de sus ojos.

— ¿Adónde vas EunWoo? — Me gire sobre mis talones — Buscare a Ten.

—No EunWoo, no vallas. — me solté su débil agarre y seguí mi camino.

Hace un par de meses había comenzado el ciclo escolar, MoonBin y yo asistíamos a la misma escuela, todos los días por la mañana papá YoonGi nos dejaba en la puerta, por las tardes, a la hora de la salida tío TaeHyung pasaba por nosotros.

No era la primera vez que MoonBin tenía alguna marca en el cuerpo, él me había confesado que un niño de su clase lo había estado molestando por tener dos padres, yo quise detener esta situación pero él siempre me detenía diciéndome que solo era un juego.

Camine por los pasillos vacíos de la escuela, en el jardín y en los baños buscándole, ya lo tenía identificado, un par de veces lo encontré detrás de los salones. Mi cuerpo se estremeció cuando me topé con su mirada.

—Me estás buscando a mí ¿cierto? — Se acercó a mí — Sabia que el llorón de Bin iría corriendo contigo.

¿Cómo debía reaccionar ahora?... Mi mente divago y el recuerdo de aquella tarde con papá YoonGi vino como fotogramas a mi cabeza...

"No te dejes intimidar, debes usar la fuerza EunWoo, todo está aquí"

Papá me había mostrado su puño, y yo comprendí que debía actuar de ese modo, si papá lo decía, entonces era lo correcto.

—No lo llames de esa manera. — di un paso y mis manos empujaron a Ten, haciéndolo caer.

—Vaya, tienes valor pequeña marica. — Se burló — Creí que tus padres no te habían enseñado a pelear, son unos maricas como tú.

—No hables de mis padres, no los conoces.

— ¿Y que tienen de especial? — Se puso de pie y se acercó a mí para intimidarme — Deberías irte ya, tu noviecita debe estar lloriqueando como siempre lo hace.