Derek terminó de vestirse y abrió la puerta del baño antes que yo, caminó con el cabello húmedo directamente a mi habitación y se sentó en la cama.

—Me voy ya, Trent debe de estar esperándome —Me apoyé en el marco de la puerta con semblante serio y él asintió sin importancia—. Que no te pille mi madre.

—Yo también me iré en un rato.

Asentí y salí del cuarto.

Bajando por las escaleras me puse a pensar.
Llevaba una semana en mi cuarto y mi madre todavía no lo había descubierto, solamente mi hermano y al parecer sabía guardar secretos muy bien, o eso o se le había olvidado, aunque las dos opciones me parecían una maravilla.

Sonreí cuando me observé en el espejo de la entrada y escuché el motor de un coche en el exterior, Trent ya estaba ahí.

Estaba nerviosa, era de noche y no sabía a donde me iba a llevar, además el frío que hacía no me animaba, quizá tendría que haber hecho caso a Derek y quedarme, pero no había vuelta atrás, tenía que enfrentarme y llevarle la contraria a ese chico de mirada bicolor.

Al salir por la puerta principal cogí una bocanada de aire, debía procurar irme rápido pues mi madre pensaba que me había recogido Margo.
Típica excusa, pero estaba cansada de escucharle decir que tenía que concentrarme en mis estudios, joder, una cita tampoco me haría daño.

Trent estaba dentro de su coche, un deportivo rojo o eso me había enseñado mi padre; un loco obsesionado con los coches.

Sonreí ante su recuerdo y abrí la puerta del vehículo para sentarme de copiloto.

—Vamos a ir a un lugar bastante especial.
Murmuró el castaño dando golpecitos al volante con una sonrisa de oreja a oreja, fruncí el ceño por un momento y pensé en decir que me encontraba mal y anular la cita en el último momento como una cobarde.
Literalmente, me encontraba mal, mi cuerpo tenía la manía de instalar los nervios en el estómago y eso no me beneficiaba en nada.

Dio la vuelta con el coche y fue recto por el camino formado de tierra y piedrecitas.

Observé por el rabillo del ojo al castaño.
Su cabello estaba desperdigado, vestía con unos pantalones de chándal negros y una camiseta de un equipo de rugby, muy elegante.
Después de ver tanto la cara de Derek, observar a Trent era como tener ante mí a un niño, sus rasgos no estaban endurecidos y la nuez de su garganta no estaba tan marcada como la del pelinegro.
Por un momento me acordé del chico pelirrojo de la fiesta y la duda me recorrió entera. ¿De verdad era amigo de Trenton? Si estaba en la fiesta sería por algo.

El coche de repente giró a la derecha, había una especie de camino secundario más estrecho y después de unos segundos solo podía ver secarral si miraba por la ventanilla.

—¿A dónde narices estamos yendo?

—Relájate —Pero no, no me estaba relajando, en todos los años que llevaba viviendo en esa zona nunca había sabido de esta especie de desvío.

Normal que estuviera asustada.

Las piedrecitas eran como baches que hacían temblar el coche y darme una sensación todavía más horrible.
El vehículo giró un par de veces más y los secarrales iban disminuyendo dejándonos una gran (grandísima, no se veía el final de ésta) explanada llena de gente.

Era un lugar plagado de personas con botellas de la mano y apoyadas en coches aparcados, algunas de ellas saludaron a Trent desde la lejanía y realmente estaba muy sorprendida.
Parecía que había entrado en otra dimensión durante el viaje, ¿y todo esto estaba cerca de mi casa? Muy bien escondido, jodidamente bien.

Llámame Derek [ANULADA] Where stories live. Discover now