彡 Draco Malfoy

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    Draco Malfoy caminaba a paso rápido rumbo a las mazmorras de Slytherin; no había tenido lo que precisamente se conoce como un bien día y, por ello cargaba con un pésimo humor que ni él  soportaba. Cuando ya le faltaban unos pocos metros para llegar, un pequeño bulto llamó su atención; ahí se encontraba lo que parecía ser una figura femenina, la cual estaba sentada y con el rostro oculto entre las rodillas. El rubio enfocó mejor su vista por curiosidad, y reconoció esa mediana y brillante melena oscura, que extrañamente le gustaba observar de vez en cuando.

    Alcanzó a ver como la joven hundía su rostro cada vez más entre las rodillas y se abrazaba a estas.

    Rodó los ojos.

    «De seguro está jugando con algún amigo imaginario» Pensó y rió por lo patética que podía llegar a ser la chica.

    Le lanzó una mirada de desprecio -aunque ella no pudiera verlo- y siguió su andar, el cual se detuvo inmediatamente por un sollozo; Draco frunció el ceño.

    ¿Dunne está llorando? Se preguntó en voz baja. Escuchó otro sollozo y ahora sus pies apuntaban en dirección de la chica.

    Agustina Dunne no podía estar llorando, ella era una chica muy valiente y fuerte, por eso había sido seleccionada para Gryffindor, ¿o no? Pero ¿quien le había hecho llorar? ¿Por qué le habían borrado esa sonrisa tan alegre y contagiosa? Y lo más importante, ¡¿por qué Draco Malfoy se estaba preocupando por una simple mestiza?!

    Negó con la cabeza y comenzó a caminar, pero no a las mazmorras, sino en donde se encontraba la chica. No sabía porque iba con ella, y menos el porque su corazón había actuado antes que su cerebro, pero ya era tarde para huir y ya estaba a menos de un metro de distancia de la pelinegra, si se iba ahora, sería un acto de cobardía y él no era así.

   ¿D-Dunne? llamó a la chica cuando la escuchó sollozar de nuevo.

    Agustina, por su parte, levantó el rostro y se sorprendió al ver que Draco Malfoy le había hablado, y no solo eso, también en su rostro se podía ver una extraña mucha de preocupación.
Malfoy sintió una punzada en el pecho al ver que Agustina tenía los ojos demasiado hinchados y rojos, de tanto llorar, pero mejor ignoró el dolor y se acercó un poco a ella.

    —¿Sí? respondió después de unos segundos.

    ¿T-te encuentras bien? La voz de temblaba. Ella frunció el ceño.

    ¿Cómo?habló Agustina.

    Eso... ¿estás bien?

    Ella se levantó y colocó ambas manos en su cintura. ¿Y eso, te importa?

    El rubio se rascó la nuca, eso era cierto, ¿por qué le importaba?
Nada... pero te ví llorar y me preocupé —susurró la última palabra.

    Ella soltó una carcajada y se cruzó de brazos.

    ¿Preocuparte? Perdón, pero eso no parecía el día en que me acusaste falsamente con Umbridge y por tu culpa estuve castigada medio año, o la vez que me arrojaste al lago negro en época de invierno... ah, y no te olvides de las burlas hacia el nivel económico de mi padre. Al pronunciar la última palabra, se formó un nudo en su garganta, acortándole la voz; Draco lo notó.

    ¿Es tu padre? inquirió luego de unos segundos.

    Agustina parpadeó varias veces. ¿El tinte en tu cabello te quemó el cerebro y por eso eres "bueno"?

    Draco rodó los ojos molesto. Ja, ja. Que graciosa y divertida eres.

    Ella rió, aunque haya sido sarcasmo, le dio un poco de gracias. Y Draco se sintió orgulloso por hacerla reír.

    ¿Entonces...? insistió el rubio.

    Ella suspiró, tenía que desahogarse con alguien y no tenía a quien más contarle... confiaría en Malfoy.

    Sí, es mi padre susurró y agachó el rostro. Él... él tiene... su voz se cortó y soltó unas lágrimas, Draco se acercó a ella.

    Agus, tranquila... si no quieres, no me cuentes.

    Ella negó y respiro hondo. Tiene viruela de dragón —dijo y se soltó en llanto, no podía soportar ese horrible dolor.

   Draco la abrazó contra su pecho, mientras le acariciaba con ternura sus rizados mechones.

    Tranquila... todo se solucionará... todo irá bien... susurraba.

    No, Draco, no quiero perder a mi padre, es lo único que tengo. Sollozó.

    El rubio se sentía terrible al verla así, no sabía que era el que algún familiar tuviera cáncer, pero sabía que no era agradable, y menos si la chica apenas tenía dieciséis años. Se separó un poco de Agustina y alzó su rostro, quitando con delicadeza unos cuantos mechones de cabello.

    Tranquila... mira, que nuestra relación nunca fue precisamente buena, pero quiero que sepas que aquí estoy para lo que necesites, no te voy a dejar sola... y desde ahora prometo tratarte mejor.

    Ella sonrió y se sonrojó un poco.

    Gracias, Malfoy respondió con un intento de sonrisa.

    Lo miró directo a los ojos, nunca había visto ese brillo especial en esos hermosos ojos grises; y viceversa, a Draco jamás le habían parecido tan bellos esos pequeños ojos marrones.

    Lentamente, sus rostros se fueron acercando hasta quedar a tres centímetros de distancia, ella veía sus carnosos labios, mientras que él admiraba los preciosos ojos.

    Sus labios estaban rozando. Eres hermosa murmuró Malfoy y la besó.

Harry Potter » One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora