Harry Potter » One Shots.

彡 Harry Potter

   Quidditch...

   Quidditch...

   Y más quidditch.

   Carolina había empezando a detestar esa palabra por dos razones; últimamente se estaba hablando muchísimo del deporte y ya el tema la tenía agobiada. La segunda; no entendía nada que tuviera relación con el quidditch, porque ni montar una escoba sabía.

   —El quidditch es el mejor deporte. A quien no le guste o sepa sobre el, es un idiota. —Carolina rodó los ojos—. ¿Qué piensas tú, Caro? —preguntó Ron.

   —Que no haces otra cosa más que hablar de quidditch... "El quidditch es un gran deporte" "Si fuera comida, sería mi favorita" "Lástima que no es una chica, sino me casaría con ella" —imitó terriblemente a Ron, los chicos que estaban a su alrededor soltaron pequeñas carcajadas y el rostro de Ron enrojeció—. Deberías platicar de otra cosa más productiva —soltó molesta.

   —Claro, como tú eres una traga libros que siempre se la pasas en la biblioteca, junto a Hermione... no saben lo que es divertirse. —Rodó los ojos.

   —¡Ronald! —espetó Hermione.

   —¡¿Qué?!, es la verdad. —Se defendió y levantó los brazos de forma inocente.

   —¡Ron! —regañó Harry y ahora se dirigió a la chica—. ¿Qué tienes, Caro? —Sonrió.

   —Nada, Potter —respondió cortante y salió a paso rápido.

   —¿Qué es lo que pasa? —Preguntó Ron confundido luego verla marcharse.

   —No lo sé. Iré a ver.

   Harry se levantó muy preocupado y caminó rumbo a su sala común.

   Carolina sollozaba. Lo que le había dicho Ron le afectó bastante, no le gustaba que la consideraran "aburrida" por no saber montar una escoba; no era su culpa que sus padres fueran muggles y, por ende que desde niña no le hubieran enseñado a montar una escoba.

   Enterró su rostro en la almohada para ocultar la vergüenza que sentía, pero un golpe en la puerta la hizo levantarse.

   —¡Vete Hermione! ¡No quiero salir! —gritó y rezó para que su amiga no insistiera.

   —No soy Hermione —respondió con diversión la persona.

   Carolina reconoció inmediatamente la voz de su mejor amigo, con mucha pesadez se levantó y abrió la puerta.

   —Ahora no quiero hablar, Harry —habló algo cansada y triste.

   —¿Por qué? —Harry ignoró su petición y entró a la habitación.

   —No estoy de humor —Bufó. Harry le agarró de las manos cariñosamente y la guió hasta la cama.

   —Ahora me cuentas, Caro. —Acarició su mejilla y la chica sonrió. Él nunca había hecho eso, pero se sentía muy bien.

   —Olvidalo, es algo tonto. —Soltó una risa seca.

   —Si te pone así, no creo que sea tonto. Dime, por favor.

   Carolina suspiró. —Es sobre el quidditch.

   —¿Quidditch? —preguntó extrañado—, ¿qué tiene?, ¿es porque últimamente hablamos mucho de ello? Si es por eso, ya no habló más, lo prometo. —Ella sonrió agradecida.

   —No. No es eso. —Suspiró—. Lo que pasa es que... no sé como montar una escoba —habló muy rápido, que Harry ni le entendió.

   —¿Cómo? —Frunció ligeramente el ceño.

   La chica cerró los ojos y apretó los puños.

   —Que no sé montar una escoba. —Abrió los ojos y bajó la cabeza—. Se que es tonto no saber como volar una escoba, pero... —Harry la interrumpió, poniendo una mano en su mentón y obligándola a verlo.

   —No es para nada tonto. —Sonrió—. De hecho, me parece muy tierno y no debes porque avergonzarte.

   Se acercó a la joven y le dio un pequeño, pero rápido beso en los labios. Ambos se sonrojaron y soltaron una leve risa nerviosa.

   —¿V-vamos? —preguntó él.

   —¿A dónde?

   —Tú sólo sigueme. —Le agarró la mano y salieron.

   Durante el camino ninguno dijo nada, se mantuvieron en completo silencio incómodo.
Carolina se estuvo preguntado a donde la quería llevar, no tenían ningún lugar "especial" que la hiciera sentir mejor. Cuando sus pies comenzaron a cansarse, vio unos enormes aros; era obvio a donde la quería llevar.

   El campo de quidditch.

   —Potter, ¿qué hacemos aquí? —Se paró en seco impresionada.

   —Te enseñaré a volar —respondió con simpleza.

   —No. —Se cruzó de brazos.

   —Sí. —Sin previo aviso se acercó, la levantó por la cintura y la cargó sobre sus hombros -como a un saco de papas-.

   Caminó un momento y la bajó cuando llegaron frente a unas escobas.

   —Ponte esto. —Extendió un enorme uniforme de quidditch.

   Ella lo vio con algo de recelo, pero le hizo caso y se fue a cambiar.
Regresó con Harry, él la vio y sonrió con ternura.

   —Te vez graciosa. —Rió y le extendió la mano.

   —Muy gracioso, Potter. —Bufó y aceptó la mano del chico.

   Harry agarró una escoba y le pasó otra a Carolina.

   Durante el entrenamiento, Harry le enseño a elevarse un poco. Dieron un vueltas, e hicieron mini carreras.
Al finalizar el día, Carolina había aprendido lo básico de montar una escoba y, de una manera muy divertida.

   Ambos regresaron castillo, pero antes de entrar, Harry la detuvo.

   —Carolina. —El chico se veía claramente nervioso—. ¿T-te gustaría salir conmigo a Hogsmeade? —Bajó la mirada y jugueteó con la manga de su túnica.

   —Por supuesto, Harry, me encantaría. —Él levantó la mirada sorprendido.

   Carolina le agarró la mano y entrelazó sus dedos con los de ella.