Harry Potter » One Shots.

彡 Cedric Diggory

   —¿Entonces?

   —¿Entonces, qué? —Nayden giró y encaró a Cedric Diggory, que la seguía y no dejaba de agobiarla con molestas preguntas.

   —Admite que me estabas siguiendo, cariño.

   Nayden apretó los puños con fuerza. ¡¿Y qué si lo estaba siguiendo?! No era de su incumbencia... bueno, a lo mejor sí. Pero nunca lo iba admitir, y menos si tenía esa sonrisa de idiota arrogante. Quedaría en vergüenza si le confesaba que tenía un "ligero" enamoramiento hacia él.

   —¡¿Yo, seguirte?! Ya quisieras, cariño —imitó con voz burlona a Diggory—. Pero por si no te has dado cuenta, estamos en Hogwarts, y cualquiera es libre de caminar por donde quiera.

   Cedric casqueó la lengua y se acercó, la morena se alejó inconscientemente.

   —Sí, cariño, pero este es el camino para la sala común de Hufflepuff, y si no mal recuerdo, tú eres Gryffindor.

   La chica se golpeo mentalmente, lo había olvidado, ¿qué excusa podía usar ahora? «Vine a visitar a una amiga que es Hufflepuff» No. No. Era estúpido. Uno, porque no tenía ni un sólo amigo proveniente de esa casa. Dos, porque últimamente había una gran tensión entre Hufflepuff y Gryffindor, gracias al famoso Torneo de los Tres -cuatro- Magos, y no era común ver a los miembros de ambas casas convivir.

   —¿Nay? —Ella regresó a la realidad, se encontró con el rostro de Diggory muy cerca del suyo—. ¿No vas a contestar?

   Tragó con dificultad, estar muy cerca de Cedric Diggory le provocaba un extraño revoltijo en el estómago.
Y ese chico era aún más atractivo de cerca, sus preciosos ojos grises iban tomando con intensidad un gran brillo, que si los ponían en la oscuridad, serían capaces de deslumbrar por sí sólos.

   —Yo… yo… —tartamudeó un par de veces. Le era casi imposible hablar si tenía a tremenda belleza a escasos centímetros.

   —Shh —Cedric colocó suavemente el dedo índice en los labios de ella,
y acortó un poco la distancia—. No hace falta que hables, cariño —susurró con la voz ronca y pausada.

   La chica bajó a la mirada y observó los rosados -y apetecibles- labios de Diggory. ¡Por la tanga de Merlín! No lo resistía más, tener a Cedric Diggory tan cerca y no poder besarlo era como un delito.

   Cedric recargó ambos brazos en la pared, y se agachó un poco, quedando a la altura de la chica. Se acercó para terminar esos pequeños centímetros que los separaban. Rozó ligeramente sus labios con los de ella, para luego morderle ligeramente el labio inferior.

   El corazón de ella se aceleró y el calor a sus mejillas subió. Entre abrió sus labios y…

   —¡FRED WEASLEY, MALDITO SACO DE EXCREMENTO! ¡MÁS TE VALE VOLVER Y
REGRESAR MI CABELLO A LA NORMALIDAD O DE LO CONTRARIO, TU DIMINUTO AMIGO Y TÚ LA PAGARÁN!

   Los chicos se separaron con la respiración agitada. Ella reaccionó y se dio cuenta de lo había estado a punto de hacer. ¡Iba a besar a Cedric Diggory!, ¡¿en qué había pensado?! No tenía idea de quien los había interrumpido, pero internamente les agradecía mucho.
Sin ver de nuevo al Hufflepuff, recobró su postura y emprendió marcha.

   Cedric, al verla alejarse, se alarmó y rápidamente le sujetó la muñeca: —¡Espera!

   La chico volteó, en ese momento tenía las mejillas cubiertas de un flameante color escarlata, cosa que a Cedric le resultó adorable.

   —¿Puedo hacerte una pregunta?, a parte de ésta.

   La chica miró hacia los costados, como corroborando que no hubiera nadie más, y asintió apenada. —¿Q-qué pasó?

   —¿Tú…