「C O M E I N」

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"If I could only get to be

half of what you think of me

I could do about anything

I could even learn how to love like you."

  La casa de la familia Cipher más que casa parecía mansión.

—De hecho, es más como un manicomio—había dicho Bill, rodando los ojos y bajando la ventana para enseñarle una credencial al policía en la entrada que era, en efecto, uno de los infames hijos del grandioso maestro Will Cipher.

—Bueno, parece un hotel—había respondido el castaño, recargándose contra la puerta de la limusina, haciendo cualquier cosa por poner distancia entre Bill y el muñeco.

—Los manicomios son hoteles para los locos—sentenció el rubio, y dejó la conversación flotando en el aire. 

  Descendieron del vehículo justo en la entrada a la casa, cuando una chica de tez morena y cabello rojizo rizado se detuvo a abrirles la puerta a ambos y a recoger sus mochilas. 

  La oscura limusina del color de la noche siguió avanzando hasta desaparecer del campo de visión de Dipper, al igual que la chica. 

—¿Quién era ella?—se atrevió a preguntar, aún parado frente a los escalones de mármol al lado de Bill.

—No sé, no me interesa. Ha de ser alguna de las damas, se encargan de todo en la casa. Hay tantas que no puedo reconocerla.

—Ah.

  Dipper empezó a jugar con hilos sueltos de su ropa, intentando distraerse de cualquier modo. Tenía unas ganas inmensas de entrar y ver qué había en el mundo de los Ciphers, de intentar encontrar una historia detrás de un muñeco rubio que lo volvía completamente loco; pero no quería entrar solo, no sólo porque era descortés sino también porque se sentiría completamente extraño estar en una casa que no era la suya sin alguien para guiarlo, aunque Bill no hacía esfuerzo por moverse.

—Si quieres entrar, puedes hacerlo—dijo el chico, como si estuviera leyendo sus pensamientos—. Hay un cuarto de invitados en la tercera planta, quinta puerta a la izquierda, supongo que tus cosas ya están ahí, y la dama ya le habrá avisado a alguien que vas a quedarte.

—¿Voy a quedarme?—preguntó el castaño, tragando saliva.

  Bill puso los ojos en blanco.

—¿No es lo que querías, niñato? Ve y descubre los misterios que quieras descubrir, agarra y llévate lo que quieras, también, no es como si no pudiéramos volver a comprarlo después. Sólo deja una lista de lo que te llevaste, ¿si? Así sé exactamente qué reponer y no tengo que andar esperando a que alguien termine el inventario.

  Dipper frunció el ceño.

—¿No vas a entrar?—preguntó, relamiéndose los labios.

—Yo nunca entro. 

  El rubio se quitó los tenis, para enfatizar, y los dejó al pie de las escaleras, caminando con los pies enfundados en calcetas negras hasta un pequeño lote de pasto y plantas frente a la casa y dejándose caer en el suelo.

—Prefiero estar aquí, hay WiFi y puedo pedirle a quien sea que me traiga comida. Ahora ve, tengo una videollamada que hacer.

  El castaño rodó los ojos, tomó los tenis de mala gana y empezó a caminar hacia las puertas de caoba.

「BITTERSWEET TRAGEDY」●.:•BillDip•:.●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora