「BITTERSWEET TRAGEDY」●.:•BillDip•:.●

「P R E T T Y B U S Y , H O N E Y」

  El rubio se dejó caer de espaldas en la cama de su mejor amigo, cruzando los brazos sobre la cabeza a manera de que le cubrieran los ojos. 

  Unos metros más adelante podía escuchar el constante "click" de los controles mientras las hábiles manos parcialmente moradas de su mejor amigo se movían rápidamente, la inmensa pantalla plana frente a ellos reflejando diferentes escenarios llenos de explosiones. 

—Nivel ochocientos veintisiete, Cipher, ¿dónde dijiste que ibas tú?—gritó el mayor de los Kasai. 

—Dos abajo—respondió el chico, retirando los brazos de sus ojos y acomodando su parche negro antes de levantar ligeramente la cabeza—. Jamás pude vencer a Ludo, ¿cómo lo hiciste tú?

—Es un jefe bastante inútil, tienes que quedarte quieto un rato y actuar rápidamente cuando esté cerca. Es diferente al algoritmo complicado de Toffee, para ganar aquí hay que engañar al líder, no entregarse. 

—Jum... suena interesante—el chico se mordió el interior de la mejilla, escaneando el gigantesco cuarto de su amigo adinerado antes de fijar la vista sobre la laptop y jalarla hasta su regazo, desbloqueándola como si fuera la propia.

—Voy a llamarle a Bryce porque estoy aburrido—informó, buscando entre los contactos de Skype de Tom antes de seleccionar el que leía "The Beast".

—Okey, haz eso. Dile hola de mi parte, invítalo a venir, si quieres.

—Ajá, como sea. 

  Tomó un par de segundos antes de que el pelinegro respondiera la llamada. Tenía los audífonos puestos y unas ojeras inclusive más grandes que las de Bill. Aparentemente estaba respondiendo desde su iPad, en la parte de atrás se notaba su sala de estar y un chico castaño encorvado sobre un libro.

—¿Qué quieres?—gruñó, acomodando su corto pelo y echando una mirada fugaz sobre su hombro. 

—Ocupado, darling~?—bromeó el rubio, sonriendo de lado—. Tommy solicita de tu asistencia.

—Estoy en medio de algo—ladró del otro lado el capitán del equipo de Football, sonrojándose de una manera casi  imperceptible—. Ahora, si me disculpas...

  El videochat se acabó con un "pung" y Bill se quedó observando su cara en la pantalla ennegrecida antes de apartar la computadora y caminar hasta estar sentado en el regazo de su mejor amigo.

  Tal vez podían divertirse juntos esa noche.

  Por la sonrisa mediocre que le regaló el otro chico estaba seguro de que él también estaría en medio de algo.